ISSUE 23 - GRACE BURNS & MANUEL GARCÍA RULFO

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GRACE BURNS

Aretes y broches Apollo de Jean Schlumberger by Tiffany: TIFFANY & CO. Total look: MARC JACOBS

CARTA DE LA EDITORA

Cada número de una revista es, en realidad, un retrato colectivo. No de quienes aparecen en sus páginas, sino de las preguntas que nos hacemos al reunirlos. Esta edición nace de una búsqueda compartida: cómo narrar la identidad cuando todavía está en formación, cómo encontrar belleza en la transformación, cómo darle sentido al presente con lo que heredamos del pasado.

Grace Burns encarna esa pregunta en su forma más íntima. Hija de un legado visible y, al mismo tiempo, decidida a escribir su propio guion, Grace se mueve entre la fotografía, la escritura y la vida cotidiana con la curiosidad de quien no teme al proceso. Su perfil es menos un punto de llegada que un registro de lo que significa estar en tránsito.

Manuel García Rulfo, por su parte, nos recuerda que el talento mexicano tiene muchas formas de resonar en el mundo. Desde Hollywood hasta sus proyectos más personales, su voz es la de alguien que entiende la actuación no solo como oficio, sino como una forma de dialogar con su tiempo.

Y si hablamos de belleza, el inserto especial de esta edición propone mirarla desde otro ángulo: no como adorno, sino como lenguaje. Los rostros, las pieles y los colores que presentamos son ensayos visuales sobre cómo el cuerpo puede convertirse en superficie de escritura, en signo, en ritual.

Cada sección —de las entrevistas a las editoriales, de las imágenes a los textos— responde a una misma intuición, la identidad no es estática, es movimiento. En estas páginas no buscamos definiciones, sino instantes de claridad. Lo que queda es un mapa fragmentario, pero vivo, de un tiempo que todavía estamos aprendiendo a nombrar.

DIRECTORIO

Editora en Jefe/Directora Creativa SARAH GORE REEVES

Editora Adjunta LORENA DOMÍNGUEZ

Directora de Arte CATIA MUÑOZ

Editora de Contenido BETSY DE LA VEGA TAY

Editor de Moda DANIEL ZEPEDA

Copy Editor

DANIELA GUTIÉRREZ

Coordinador Digital RENÉ VILLASEÑOR

Diseñador Web ALEJANDRO ADAME

Diseñadora Gráfica FERNANDA VILLALBA

Diseñadora Gráfica MARLENE VELA

Market Editor ANDREA AGUIRRE

Comité Editorial VALERIA GONZÁLEZ Y REGINA REYES-HEROLES

Directores Financieros CONTABLES THINKWORKS

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COLABORADORES

Fundador (†) JESÚS D. GONZÁLEZ

Presidente del Consejo de Administración FRANCISCO A. GONZÁLEZ

Presidente Ejecutivo FRANCISCO D. GONZÁLEZ

Vicepresidente JESÚS D. GONZÁLEZ

Director General ÁNGEL CONG

Director Editorial ÓSCAR CEDILLO

Director Milenio Diario ALFREDO CAMPOS

Director Milenio Televisión RAFAEL OCAMPO

Director Multigráfica JAVIER CHAPA

Director Medios Impresos ADRIÁN LOAIZA

Director Comercial CARLOS HERNÁNDEZ

ALTERED AGENCY ARANTXA LUGO B DOMINGUEZ CAMILA TRONCOSO

CECILIA VERA DAVID SUÁREZ ENRIQUE NORTEN EXTERNAL SENDER

GABRIELA VILCHIS GRACE GUSTAVO BORTOLOTTI JIMENA BREHM JIMENA GADEA

JOAN CALSINA KSUSHA LUDOVIC GIROD MARÍA CONCEPCIÓN VARELA

MARÍA FERNANDA GUTIÉRREZ MAURICIO SÁNCHEZ MICHAEL THOMAS LOLLO

PACA NAVARRO PIETRO FRIZZI REGINA OCHOA RENATA PERALTA RIE OMOTO

RITA SORTINO SANDRA ESCALA SOFÍA ESQUIVEL SOFÍA ORDOÑEZ SOPHIE ELGORT

TAMARA GARCÍA BESNÉ TATIANA FRANCO TEN ARQUITECTOS VALERIE CHARUR

VECCHIO VERA PINO VICTOR TRANI VOLANA MORETTI WHITE RETOUCH

XAVI GORDO YUMMI

M LA REVISTA DE MILENIO, edición mensual Octubre 2025. Editora Responsable: Sarah Gore Reeves. Número de certificado de reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: en trámite. Número de certificado de licitud de título y contenido: en trámite. Domicilio de la publicación: Milenio Diario S.A. de C.V., Morelos número 16, Colonia Centro, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06040 en Ciudad de México. Distribución: unión de expendedores y voceadores de los periódicos de México A.C. con domicilio en Guerrero no. 50 Col. Guerrero C.P., 06350 Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. Sarah Gore Reeves es independiente en su línea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas de artículos firmados. Queda prohibido la reproducción total o parcial de la presente edición, misma que se
Editora en Jefe SARAH GORE REEVES
En Manuel García Rulfo: FERRAGAMO

GARCÍA RULFO

Luz propia
El ritual de la piel en La Maison Valmont pour Le Meurice
HOTEL LOU PINET
otro Saint-Tropez
TINA MODOTTI
Entre
política y
ficción
En Grace Burns, collar y anillos Bird on a Rock by Tiffany: TIFFANY & CO. Total look: SAINT LAURENT
En movimiento
Pigmentos
BOTTEGA VENETA
Memoria de la forma

MANUEL GARCÍA RULFO: A MUCHAS PIELES

Editora: SARAH GORE REEVES
Fotografía: DAVID SUÁREZ Por: RENÉ
Funda de almohada Jättelik: IKEA
Funda de almohada Jättelik: IKEA

Entre fantasmas literarios y dinosaurios de CGI, Manuel García Rulfo se descubre actor y hombre de raíces. Cada papel deja huella, pero al final todo se resume en lo

esencial:

el amor que lo sostiene.

Total look: ZEGNA

EN EL CENTRO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, lo caótico de la capital imitaba el revoloteo de las palomas que allí abundan. Llegamos al hotel Círculo Mexicano, en donde conoceríamos a las muchas personas que habita Manuel García Rulfo —Mickey Haller, Pedro Páramo, Reuben Delgado—y también, con suerte, conoceríamos a la raíz, a veces tan invisible en pantalla. Ese era el objetivo, llegar a la entrevista y encontrar esa parte seminal que se muestra solo en confianza y alejados de la luz artificial.

Llegó, más alto que cualquiera. Holgado, formal, con estructura y paso fuerte, así paseaba entre los pasillos de ese hotel de paredes blancas y bloques de tezontle el color. El sol seguía su curso sobre el techo y la comunión fue a más. El que llegó como un actor nominado al Ariel se convirtió en otro involucrado en este esfuerzo por sacar la portada de una revista.

Los looks se terminaron y la entrevista era lo último. ¿Lleva el peso de cada personaje que interpreta a su vida diaria? Reconoció que sí, que todos sus papeles se van acumulando. “Al menos yo necesito dos meses para dejarlos ir y volver a mí mismo”, aclaró. Me pregunté si estaba viendo en ese momento a Pedro Páramo, Mickey Haller, a algún personaje de Manolo Caro o a Reuben Delgado de un mundo jurásico. La respuesta no la tuve entonces y tampoco ahora, pero sí es claro que Manuel siempre está.

Para M Revista de Milenio, Manuel García Rulfo entabla una conversación sobre su naturaleza como intérprete, como recipiente camaleónico de historias con principio y final.

Parece que cada personaje que has interpretado lleva consigo una carga distinta. ¿Sientes que ese peso también se refleja en tu vida diaria?

El peso de un personaje lo llevas contigo en tu vida cotidiana. Creo que cada personaje que hago tiene una esencia. Quieras o no, aunque trates de ser otra persona, siempre terminas usando tus propias vivencias, tus emociones, tu cuerpo. Antes me clavaba más, me costaba soltar. Ahora es un músculo: los dejas ir más

fácil, pero igual te dejan algo, una enseñanza. Yo tardo al menos un par de meses en desprenderme de un personaje. Algunos son más intensos y te afectan más, como el que hice en Sicario: Day of the Soldado

Ese origen tuyo, muy verde, de campo, ¿cómo lo llevas a Hollywood o a un set con dinosaurios? Crecí en un rancho, y sí creo que eso fue una gran escuela. No había maquinitas, éramos primos inventando juegos. Esa libertad me ayudó a desarrollar la imaginación, que es esencial en la actuación. Es un rasgo muy humano.

Y cuando entras a un set donde todo está calculado y cada persona tiene un papel específico, ¿cómo evitas que se pierda lo humano?

El cine es un arte de comunidad. Trato de que los proyectos en los que participo estén rodeados de gente con esa misma sensibilidad. Aunque a veces es difícil: ser actor va de la mano con ser celebridad y hay muchas distracciones. Siempre hay que regresar a lo humano.

¿No te parece más complicado mantener ese lado cuando trabajas en superproducciones con pantallas verdes y cientos de personas detrás de la cámara?

Sí, claro. Nada se compara con actuar frente a otra persona. Pero el cine es muy técnico: a veces ensayas una escena increíble con tu compañero y cuando filman tienes que mirar una crucecita en lugar de sus ojos. Eso lo vas entrenando como un músculo. Al principio es raro —estar hablando con una pelota de tenis que representa un dinosaurio— pero aprendes.

En Buen Salvaje eres productor además de actor, ¿esa posición cambia tu perspectiva sobre el cine?

Me sucedió estando cerca de la dirección. En algún momento quiero dirigir. Una vez que entiendes el lenguaje del cine, la actuación se vuelve más sencilla. Entre más conocimiento tengas del lenguaje técnico, más fácil se vuelve el trabajo del actor.

¿Te ves dirigiéndote a ti mismo?

No. Quiero dirigir, pero no actuar al mismo tiempo. Lo intenté en un cortometraje donde era productor, director y actor. Me volví loco. El puro trabajo de dirigir ya es enorme.

Y después de cada trabajo, ¿sientes haber cambiado?

Sí, claro. Ahora me lo tomo con calma, pero trato de mantenerme en el mundo del personaje. Cuando hice Pedro Páramo, además de la novela de Rulfo también leí Cumbres borrascosas. Me ayudaba a entrar en esa sintonía. Es importante nutrirse con lecturas, música o cosas que acompañen el proceso.

Pensando justamente en Pedro Páramo, piensa en él al final de la novela: bajo tierra, en silencio, escuchando a los fantasmas. ¿Qué en tu vida hace que ese final valga la pena?

Híjole… me voy a poner cursi. Al final de cuentas, es el amor. Jurassic Park, Hollywood, todo eso me encanta, me llena, pero nada se compara con ver la reacción de mis sobrinos o de mi mamá. Esa sonrisota… con eso basta.

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Grooming: GUSTAVO BORTOLOTTI. Asistentes de stylist: DANIEL ZEPEDA Y ANDREA AGUIRRE. Locación: CÍRCULO MEXICANO.
Total look: FERRAGAMO

BURNS

Aretes y broches Apollo de Jean Schlumberger by Tiffany: TIFFANY & CO. Total look: MARC JACOBS

GRACE

MOVIMIENTO EN BURNS

Editora: SARAH GORE REEVES Fotografía: SOPHIE ELGORT
Entre su herencia familiar, su propia revista y la fundación Every Mother Counts, Grace Burns está encontrando su lugar en el mundo de la creatividad.
En ambas páginas, aretes y broche Apollo de Jean Schlumberger by Tiffany y pulsera Hands de Jean Schlumberger by Tiffany:TIFFANY & CO.
Total look: MARC JACOBS

A los veintiún años, Grace Burns busca un modo de andar por el mundo sin quedar atrapada en reflejos ajenos. Creció viendo el rostro de su madre en campañas y pasarelas, y el de su padre en la pantalla grande. Desde niña estuvo ligada a Every Mother Counts, la fundación que su madre creó a raíz de las complicaciones de su propio nacimiento, y que hoy trabaja en favor de la salud materna alrededor del mundo. Estudia literatura, guionismo y fotografía, y ha creado By Grace, una revista personal que mezcla imágenes y textos como un laboratorio de identidad con el único propósito de encontrar aquello que por siempre estará oculto.

Habita ese territorio intermedio, el del llegar a ser, probando voces, reuniendo influencias, tanteando un idioma que aún está naciendo. Junta fragmentos —libros, imágenes, conversaciones— y ensaya combinaciones, como si buscara una geometría propia. El proceso no está cerrado; esa es precisamente su fuerza.

Lo que emerge es una joven en tránsito. Una mirada por refinar, un lenguaje que tantea sus límites, una certeza íntima de que la incertidumbre también sostiene. Y en medio de ese ensayo vital, se dibujan las convicciones que más importan para ella: ser amable, ser honesta, amar sin medida, atreverse a hacer el ridículo. Mirarla hoy no es presenciar una llegada, sino el acto frágil y magnético de alguien que está, con todas sus dudas y todas sus certezas, aprendiendo a ser.

Creciste rodeada de arte, moda y cultura. ¿Cuál es tu primer recuerdo de darte cuenta de que la creatividad tendría un papel en tu vida?

No creo que haya habido un momento definitivo. Fue más bien el ambiente en el que crecí: los libros que siempre estaban por ahí, las películas que veíamos juntos y simplemente observar el trabajo de mis padres. Es contagioso estar cerca de alguien que es tan apasionado con lo que hace, y tuve la suerte de tener padres que se sentían así respecto a su trabajo. Esa pasión era contagiosa y, naturalmente, yo también la quise para mí. Creo que todos lo

queremos. Siempre me animaron a expresarme y a ser creativa. Sé la suerte que tengo de poder decir eso.

¿Quién eres en esta etapa de tu vida?

No creo tener una respuesta perfecta para eso; ojalá, simplemente, una buena persona.

Tu revista, By Grace, ¿puedes contarnos sobre ella?

Sinceramente, empezó como una excusa para tomar fotos y escribir historias. Cada año elijo un tema distinto, pero en esencia se trata de celebrar y destacar a la gente creativa que me rodea. También me impulsa a encontrar un hilo conductor en mi propio trabajo. Todavía me sorprende que a otras personas les interese, porque para mí siempre ha sido un proyecto muy personal.

Every Mother Counts ha sido parte de tu vida desde que naciste. ¿Puedes contarnos sobre esta fundación?

Se fundó debido a las complicaciones que ocurrieron durante mi nacimiento. En cierto modo, estoy inherentemente ligada a su historia de origen, pero realmente se siente como el tercer hijo de mi mamá. He visto a la organización crecer desde que empezó en nuestro departamento, hasta tener una oficina, y ahora ayudar a mujeres y proveedores de salud no solo en el país sino en todo el mundo. He tenido la suerte de visitar a algunos de los socios de EMC en Guatemala, Tanzania y Kenia y conocer a personas increíbles.

¿Qué valores llevas contigo de tu hogar y cuáles estás transformando?

No creo que haya valores que no lleve conmigo; si acaso, solo se están reafirmando mientras crezco.

¿Sientes presión por ser algo específico, o disfrutas el “mientras tanto” de madurar?

Creo que soy yo misma quien se pone más presión, no para “ser algo” sino para trabajar duro. Definitivamente soy un poco adicta al trabajo y perfeccionista.

“No creo que haya valores que no lleve conmigo; solo se están reafirmando mientras crezco”.
Aretes y broches Apollo de Jean Schlumberger by Tiffany y pulsera Hands de Jean Schlumberger by Tiffany: TIFFANY & CO.
Total look: MARC JACOBS

En ambas páginas, aretes Rope V Jean Schlumberger by Tiffany: TIFFANY & CO.

Total look: VALENTINO

Maquillaje: RIE OMOTO PARA ALTERED MANAGEMENT . Pelo: MICHAEL THOMAS LOLLO PARA STATEMENT ARTIST. Asistentes de stylist: DANIEL ZEPEDA , B DOMINGUEZ Y ANDREA AGUIRRE.

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Maquillaje: RIE OMOTO PARA ALTERED MANAGEMENT . Pelo: MICHAEL THOMAS LOLLO PARA STATEMENT ARTIST. Asistentes de stylist: DANIEL ZEPEDA , B DOMINGUEZ AND ANDREA AGUIRRE.

PIGMENTOS

PIGMENTOS

FOTOGRAFÍA: XAVI GORDO
STYLING: SANDRA ESCALA
POR: DANIELA GUTIÉRREZ
Fotografía: XAVI GORDO
Styling: SANDRA ESCALA
Por: DANIELA GUTIÉRREZ

Abandonar el terreno del adorno para convertirse en lenguaje. Cada gesto cromático es un signo que interrumpe, señala, atraviesa. El propósito es cambiar nuestra percepción del maquillaje, y entenderlo no como herramienta para embellecer, sino para cuestionar qué significa mirar un rostro, tocar una piel, dejar una marca sobre una superficie.

En página anterior, aceite capilar Chroma Éclat: KÉRASTASE Base de maquillaje Dior Forever Skin Glow, blush en barra Dior Backstage Rosy Glow, sombra para ojos Dior Backstage, labial Dior Addict y delineador Diorshow Liquid: DIOR BEAUTY En está página, cera de color Chromacake, sombra de ojos de alta pigmentación Triennial Wave y In The Shadow: MAC COSMETICS

ACEITE DE PEINADO Nº.7

BONDING OIL: OLAPLEX

BONDING OIL: OLAPLEX

BASE DE MAQUILLAJE PRADA REVEAL SKIN OPTIMIZING, BÁLSAMO LABIAL PRADA BLUSHING CARE Y SOMBRA DE OJOS PRADA DIMENSIONS: PRADA BEAUTY

BÁLSAMO LABIAL

En está página, sombra de ojos Le Prisme Mono: GIVENCHY BEAUTY En página siguiente, sombra de ojos Charlotte’s Palette of Beautifying Eye Trends: CHARLOTTE TILBURY Crema para labios Lipmix: MAC COSMETICS Top: CELINE
Asistente digital: RITA SORTINO. Asistentes de iluminación: PIETRO FRIZZI Y JOAN CALSINA. Asistente de maquillaje y pelo: VERA PINO. Arte digital: WHITE RETOUCH. Modelos: VOLANA MORETTI PARA BLOW MODELS, YUMMI PARA BLOW MODELS, GRACE PARA THE VANGUARD MANAGEMENT Y KSUSHA PARA THE VANGUARD MANAGEMENT.
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Luz propia

Fotografía: Victor Trani Por: Arantxa Lugo
Labial Le Rouge Deep Velvet: GIVENCHYFotografía:BEAUTYVictor Trani
Por: Arantxa Lugo

La verdadera belleza no es un disfraz, es la fuerza al encarar al mundo de frente, sin ataduras. Givenchy Beauty inspira esta editorial con la certeza de que lo verdadero comienza en la autenticidad y se convierte en arte cuando el cuerpo se atreve a verse sin lente, extraordinario.

No es exceso, sino presencia. Está en un gesto seguro, en un trazo de color que ilumina el rostro, en una fragancia que queda enlazada por siempre al recuerdo. La belleza, como la vida, está hecha de esos detalles esenciales que nos definen: un instante frente al mar, la calidez de un café al amanecer o la emoción de estar frente al espejo y encontrar ahí justo lo que se predica.

Este acto se nutre de la dualidad, lo natural y lo sofisticado, lo simple y lo exquisito, lo efímero y lo eterno. Esa es la esencia de Givenchy; transformar lo cotidiano en memorable, lo íntimo en universal.

En página anterior, labial Le Rouge Deep Velvet: GIVENCHY BEAUTY En está página, crema Sculptural Light Cream: GIVENCHY BEAUTY
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EL RITUAL DE LA PIEL EN LA MAISON VALMONT

POUR LE MEURICE

Fotografía: CORTESÍA

Por: RENÉ VILLASEÑOR

Una trinchera de piel en la rue de Rivoli que atrapa y no suelta. El cuerpo aprende lo eterno y se deja llevar por el ritual del vivir bien, vivir presente.

París, como muy pocos lugares en el mundo, tiene la virtud de transformar lo cotidiano en arte. Caminar por la rue de Rivoli ya es en sí mismo un viaje estético, un viaje que va en paralelo con la historia. Cada paso se da entre los ecos más duraderos. Tantas risas que se ha quedado esta calle, palabras escritas, besos no dados y abrazos que, en el mejor de los casos, duraron una eternidad, pintan cada metro de los 3,070 que abarca el pavimento. Sin embargo, al descender unas escaleras del número 228 de esa misma avenida aparece La Maison Valmont pour Le Meurice. Inmediatamente es un territorio distinto. Una Meca para la alta cosmética suiza, un santuario de la tradición parisina.

Como un regalo, como algo imposible en el mundo real, la rutina se suspende al menos por un momento. El cuerpo, invitado a soltar su carga, se prepara para lo que vendrá. Un ritual de manos expertas para trabajar la piel. Nunca hubo mejor espacio para el cuerpo que el de ser tratado por lo que debe ser; no hay opciones, solo está lo correcto. La relajación es importante, sí, pero las fibras que se tocan son distintas. Casi como instinto, casi como memoria muscular, se revive la calma y el equilibrio que no tiene otra explicación más que la de vidas pasadas. Cada una de las cabinas de tratamiento

se convierte en escenario de intimidad. Valmont te viaja por los glaciares suizos al murmullo de los jardines interiores del hotel y aterriza en las técnicas de inspiración japonesa con su poder terapéutico que tal vez nace desde el lenguaje.

Para el usuario ignorante, ajeno a las prácticas del bienestar, resulta incomprensible el poder que tiene el tacto en la piel. Desde hace más de tres décadas, Valmont perfecciona el arte de detener el tiempo sobre el rostro. Cada ritual tiene la labor específica de iluminar aquello que poco a poco se ha quedado bajo el bullicio de saco, tacón y corbata. El ejemplo perfecto: Soin Chef d’Œuvre, con la gama l’Elixir des Glaciers. Recordatorio vivo de que la piel puede convertirse en lienzo.

El bienestar, sin embargo, no es de espejo. La Maison Valmont pour Le Meurice ha concebido también una colección de formas tangibles para tratar el cuerpo. Masajes que abrazan hasta el más lejano dolor. Diferentes tradiciones también comulgan en el espacio: desde la fría Suecia hasta la energía volcánica de Islandia. Sabiduría ayurvédica de la India y las técnicas brasileñas de Renata França. El cuerpo se libera, se redefine, se aligera. Y con él, también renace el concepto del bienestar.

“COMO UN REGALO, COMO ALGO IMPOSIBLE EN EL MUNDO REAL, LA RUTINA SE SUSPENDE AL MENOS POR UN MOMENTO”.

Y como todo en Le Meurice, la experiencia trasciende el tratamiento y se va rumbo a la estética. La terraza arbolada hace interminable el horizonte del paisaje y preserva la emoción de éste, el sueño parisino. Y el hedonismo de piel y músculo va a más, cierra la jornada con el Cocooning Tea Time, donde del masaje se mueve a la cocina y se prolonga en la repostería de Cédric Grolet. Todo un banquete para cada sentido que un solo cuerpo es capaz de experimentar.

Al final, La Maison Valmont es el spa dentro de un hotel tan solo en concepto. Hace las veces de refugio para la ciencia y el arte. Confía a plenitud en la filosofía del tiempo bien vivido. París por sí solo ya da mucho, se avienta a cada habitante efímero de la ciudad pero la piel se resiste. Espera, respirando, a encontrarse con ese oasis de plenitud inolvidable. Se espera sabiendo que La Maison Valmont pour Le Meurice está ahí, a unos metros, conviviendo eternamente en el corazón de la ciudad de la luz.

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LA FORMA

Como un palimpsesto de materia y silencio, el intrecciato de Bottega Veneta encarna una poética común: la artesanía se transforma en gramática visual de permanencia, marcada por detalles que sellan la sofisticación del silencio.

Bolsa Andiamo: BOTTEGA VENETA
Bolsa

La historia del arte está poblada de figuras cuya vida resulta tan fascinante como su obra. Tina Modotti es una de ellas. Fotógrafa, activista, actriz de cine mudo y musa involuntaria de su tiempo, su trayectoria se extiende más allá de las imágenes que capturó.

Es en ese cruce de biografía, mito y política donde se sitúa The Tiger’s Coat, proyecto curado por Rodrigo Ortiz Monasterio, actualmente expuesto en el Museo Jumex de la Ciudad de México, que toma su título de la cinta muda que Modotti protagonizó en Hollywood en 1920, como si la ficción temprana de su vida anunciara ya la tensión entre realidad y leyenda que la acompañaría siempre.

Nacida en Udine, Italia, Modotti emigró a Estados Unidos y luego llegó a México, país donde produciría gran parte de su obra fotográfica y donde entabló amistad con algunos de los artistas más influyentes de la época: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo o Nahui Olin. Olimpo del arte mexicano. Sus imágenes, cargadas de una sensibilidad política y estética a la vez, documentaron la transformación social del país posrevolucionario y, al mismo tiempo, ofrecieron un lenguaje visual que fundía lo íntimo con lo colectivo.

Pero Modotti fue también protagonista de una narrativa marcada por el exilio, la sospecha y la clandestinidad. En 1930, acosada por la represión anticomunista, fue

expulsada de México. Años después regresó bajo una identidad falsa, como si el misterio se hubiera vuelto su segunda piel. Su biografía es, en cierto modo, un espejo de los dilemas del siglo XX: el compromiso político, la persecución ideológica, la tensión entre pertenencia y desarraigo, la terquedad del querer ser pese a la censura.

La exposición no se limita a mostrar fotografías. Reúne obras de artistas como Danh Vo, Edward Weston, Pati Hill y Rodrigo Hernández, además de documentos históricos y piezas contemporáneas que permiten leer a Modotti no solo como creadora, sino como figura de influencia, como nodo de conexiones estéticas y políticas que aún hoy siguen resonando.

Hablar de ella es hablar de un legado que desafía la linealidad: sus imágenes de trabajadores, de flores, de objetos cotidianos, no solo registran un tiempo, sino que inscriben una sensibilidad que se resiste al olvido. Entre el mito y la memoria, entre la política y la poesía, su obra y su vida recuerdan que el arte también es un campo de resistencia y de preguntas.

Tina Modotti, más allá de ser una fotógrafa, fue un relato en movimiento. Un relato que aún hoy continúa escribiéndose, y que nos obliga a pensar en el arte no como un registro pasivo del pasado, sino como un territorio donde la historia, la ficción y la vida se entrelazan en un mismo gesto.

Tina Modotti: entre el arte, la política y la ficción

Fotografía:

CORTESÍA Por: LORENA DOMÍNGUEZ

Hill
Marc Domage

EL OTRO SAINT-TROPEZ

El Hotel Lou Pinet guarda el espíritu del Saint-Tropez íntimo y bohemio. Un refugio donde el tiempo parece detenerse, lejos del bullicio, entre jardines provenzales, luz mediterránea y la memoria de los artistas que lo habitaron.

Fotografía: CORTESÍA Por: DANIELA GUTIÉRREZ

Cinco minutos bastan para salir del ruido. Cinco minutos desde la Place des Lices hacia Pointe des Salins, y el paisaje cambia. El alboroto de Saint-Tropez cesa; los motores de los yates, la música, la postal repetida de la Costa Azul. En su lugar, aparece Lou Pinet.

Por aquí pasaron Françoise Sagan, Boris Vian, Picasso, Juliette Gréco. Buscaban el aire libre de una ciudad que, ya entonces, empezaba a acostumbrarse demasiado a las miradas ajenas. Lou Pinet ofrecía discreción, sombra bajo los pinos, una piscina como espejo y habitaciones con el silencio suficiente para escuchar cómo el viento golpea las persianas. Lo que guarda es el espíritu del Saint-Tropez bohemio, íntimo, casi secreto.

Se define como un hotel, pero funciona como una casa que se convierte en tuya durante unos días. La arquitectura provenzal, con sus líneas simples y sus colores claros, refuerza la sensación de familiaridad. El arquitecto y diseñador Charles Zana no buscó romper con el pasado al reinventar el hotel, sino prolongarlo. Su trabajo está marcado por la luz. Todo está pensado para que el sol mediterráneo dialogue con los espacios, para que las sombras tengan tanto peso como los muebles.

Zana también recurrió a la tradición del sur: cerámicas, vidrios, piezas que evocan a Matisse, Calder, Picasso. El hotel se convierte así en una casamuseo donde nada es solemne, todo se integra a la vida diaria. Una lámpara, un azulejo, un cuadro: objetos con la sencillez de lo cotidiano y, al mismo tiempo, con la densidad de la memoria artística de la región.

Hoy, Saint-Tropez es sinónimo de fiesta interminable, de barcos gigantescos, de lujo exhibido sin discreción. Pero Lou Pinet insiste en otra narrativa. La del Saint-Tropez que aún guarda algo de misterio. El que alguna vez atrajo a escritores, pintores y músicos no por su fama, sino por su silencio.

Las estancias aquí no se miden en fotografías ni en apariciones sociales, sino en el tiempo suspendido: desayunos largos, conversaciones al borde de la piscina, caminatas por el jardín. Cada día parece un regreso a lo esencial. Lou Pinet recuerda que viajar no siempre fue consumir destinos. A veces fue, y todavía puede ser, habitar un lugar lo suficiente como para sentirlo propio. En esa diferencia se juega su encanto.

El hotel abre sus puertas del 7 de mayo al 5 de octubre de 2025. Es un periodo breve, pero suficiente para mantener el mito: no es un espacio que se ofrezca todo el tiempo, ni a todos.

Saint-Tropez cambió, pero Lou Pinet sigue ahí, como un recordatorio de lo que fue y de lo que aún puede ser. Un lugar donde la vida se mide en días largos y noches tranquilas. Un espacio donde la memoria de Sagan o Picasso no es pasado, sino compañía.

Lou Pinet recuerda que viajar no siempre fue consumir destinos. A veces fue, y todavía puede ser, habitar un lugar lo suficiente como para sentirlo propio.

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