Los caliés y su triste fama en la tiranía trujillista
José Mercader narra un episodio ocurrido en Santiago, cuando la relación entre estos alcahuetes y los paleros causaba estragos. p.0
Estrellas contra Piratas en un duelo histórico
OGM rescata los ecos de un enfrentamiento entre los Piratas de Pittsburgh y las Estrellas Dominicanas, en cinco partidos en 1967. p.7
Mateo Morrison y su compromiso con la poesía
El gran poeta dominicano habla de su trabajo en la Fundación Espacios Culturales, entidad que difunde nuestra cultura en todo el territorio nacional. p.0
Hato Mayor del Rey: un pueblo y dos escudos Cultura
La historia de esta localidad se ha escrito con diversos símbolos y con otros elementos que no explican quiénes realmente fueron nuestros antepasados
MANUEL ANTONIO VEGA atacando10@gmail.com
El actual escudo de Hato Mayor del Rey, aprobado por el ayuntamiento en abril de 1991, es distinto al original emblema heráldico de la ciudad, que data de 1520
Las interpretaciones del pasado son tan arriesgadas como las del presente y las por venir. En la trilogía de los casos estamos expuestos a equivocaciones lamentables, que retuercen nuestra historia.
La historia de Hato Mayor se ha escrito con símbolos y otros elementos que verdaderamente no explican quienes fueron nuestros antepasados, y que en cambio, están creando un ambiente de enajenación para las presentes y futuras generaciones.
Hace varios años ciudadanos de esta comarca me pidieron que escribiera sobre la bochornosa afrenta que se hizo al pueblo hatero al confeccionar el escudo heráldico, que hoy se exhibe en la sala de sesiones de la actual alcaldía.
Explicaban los peticionarios que Hato Mayor tiene un escudo heráldico que data de la fundación misma de la villa en 1520, y que este se encontraba incrustado al frente de un edificio, por los alrededores del palacio presidencial en Santo Domingo. Recuerdo, sin temor a equivocarme, que le dije al profesor Mártires Morlas Carela, que no podía escribir de algo que desconocía, de algo que podía resultar engorroso y traumático para quienes en esos días habían develizado el “amarillo” escudo heráldico de Hato Mayor del Rey. Mártires Morlas me hizo saber su preocu-
pación el 27 de abril de 1991, tres días después al acto en el que se dio a conocer el nuevo escudo, que pende de un clavo en la sala de sesiones del cabildo local.
Llegó la hora de escribir
Hace más de una década, Luis Eduardo Vega de la Rosa (Chino), mi hermano, que residió en Puerto Rico y ahora en Carolina del Norte, vino al país y me trajo como lectura un libro titulado “Guía de Dominicanos en el Exterior 1995-96”, de la autoría del periodista Ramón Darío Jiménez.
En la obra, de 322 páginas se detalla el surgimiento de cada una de las provincias que existen en el país. Hato Mayor aparece en la página 94 con una ilustración del escudo heráldico que por varias centurias nos identificó como comunidad de progreso, productiva e industrial.
El historiador Mártires Morlas tenía razón: Es el mismo escudo que me describió y que también describe el fenecido historiador y exsíndico Melchor Contín en su obra póstuma “Hato Mayor del Rey, Reseña Histórica-Geográfica- Tradicional y Religiosa” (Pág. 43). l
dato
Mártires Morlas me hizo saber su preocupación el 27 de abril de 1991, tres días después al acto en el que se dio a conocer el nuevo escudo, que pende de un clavo en la sala de sesiones del cabildo local”.
Hato Mayor tiene un escudo heráldico que data de la fundación misma
elCaribe, Sábado 18 de octubre de 2025 elcaribe.com.do
2 Cultura
historia de la medicina
La salud en los primeros años de la República Dominicana
emación nacional caracterizado por una inestabilidad política ca si perpetua. El desarrollo de su sis tema médico no fue una progresión lineal, sino un proceso fragmenta do, profundamente moldeado por las guerras, ocupaciones y revoluciones que definieron la era. El panorama mé dico fue un reflejo directo de este caos nacional, un campo donde las aspira ciones de modernidad chocaban cons tantemente con la dura realidad de la es casez de recursos y la falta de una estruc tura estatal cohesiva.
La República Dominicana entró en el siglo XIX con una infraestructura médica heredada de la era colonial que se encontraba en un estado de franco deterioro. El que fuera el prominente Hospital de San Andrés ya había colapsado, dejando únicamente al Hospital Militar de San Nicolás de Bari como proveedor de servicios limitados y precarios. La situación se agravó aún más cuando un terremoto destruyó el Hospital San Nicolás, sumiendo la capacidad de atención institucional en una crisis profunda. Este punto de partida, caracterizado por la ruina institucional, estableció una base extremadamente baja para el desarrollo de la atención sanitaria a lo largo de las décadas siguientes. Durante los períodos de la Unificación Haitiana (1822-1844) y la subsiguiente Primera República, el país carecía por completo de un sistema de salud organizado y centralizado. La gestión sanitaria era fundamentalmente reactiva, y la principal preocupación de las autoridades se limitaba a responder a las devastadoras epidemias de viruela y cólera que amenazaban periódicamente a la población. No existía una política de salud pública proactiva ni una estructura estatal dedicada a la prevención o a la atención médica regular. En este vacío de poder central, la responsabilidad de la salud pública recayó casi en su totalidad en los municipios. La Ley de Ayuntamientos de 1845 formalizó esta
delegación de funciones, encargó a los gobiernos locales la “política de sanidad y limpieza”, la vigilancia de los mercados y, de manera crucial, la “propagación y conservación del fluido vacuno” para la prevención de epidemias. Esta legislación, aunque demostraba una conciencia de los principios básicos de la salud pública probablemente heredados de los marcos legales coloniales españoles, ponía una carga inmensa sobre entidades locales con recursos muy
La epidemia de viruela que estalló en Santo Domingo en diciembre de 1843 sirve como una ilustración perfecta de las debilidades sistémicas de la época. La respuesta inicial consistió en establecer una casa de aislamiento en las afueras de la ciudad. Sin embargo, la medida más crítica, la vacunación, era imposible de implementar. No había vacuna disponible en el país, y tuvo que ser solicitada a la isla de Curazao, desde donde fue transportada en mayo de 1844. Este hecho es revelador: la nación soberana dependía por completo de un recurso extranjero para una intervención de salud pública fundamental. A pesar de los esfuerzos de médicos locales como el Dr. Juan Bernal, director del Hospital Militar, y sus colegas, la población estaba reacia a vacunarse.
En la primera mitad del siglo, la principal “influencia extranjera” fue, paradójicamente, una de ausencia y dependencia. La retirada de un estado colonial fuerte dejó un vacío en la salud pública que la joven república no pudo llenar. La influencia no provino de la imposición activa de un sistema foráneo, sino de la cruda realidad de que la nación era incapaz de producir o almacenar suministros médicos esenciales. Esta relación con el exterior no se basaba en la adopción de teorías complejas, sino en una necesidad básica de vida o muerte por recursos. Este estado de precariedad endémica es el contexto esencial que hace que las intervenciones más activas y estructuradas de España y Francia en décadas posteriores fueran tan significativas. l dr. Herbert stern
salón de la fauna
José Jerí
(Décima cibaeña)
Qué bueno sei presidente
Sin celebrai eleición
Gana con ei dedón
Solo pa enseñai lo diente
La ecusa e que e uigente
Pa’ reemplazai la ladrona
Que vetía de leona
Con quince reloje dioro
Pa’ lucirse entre loj mono
Poiquella se quedó mona.
De Catillo no hay quien hable
Poi quien ei pueblo votó Baluaite que lo tumbó
Ahora se traga un cable
Da la hora, ¡qué amable!
Hata a loj chino engañó
A Jeri solo le dejó
De ñapa una surrapita
Ete seguirá su pita
Y le darán su reloj.
l josé merCader
3 Cultura
Descripción de escudos de Hato Mayor
Este escudo, según lo muestra Fray Cipriano de Utrera en su obra “Dilucidaciones Históricas”, es como sigue: “Escudo en cuatro cuarteles: en el superior de la derecha, diez reales de plata en campo de oro en el interior de la derecha, banda blanca engalanada en campo de plata orlado con una cadena; el superior de la izquierda castillo en campo de sable”.
Este escudo de acuerdo con la tradición, era el escudo de armas de la casa de Los Dávila, fundadores de la villa ganadera de Hato Mayor, hacia 1520, fecha en que se instituyó “el Mayorazgo de Los Dávila”.
La descripción del escudo “amarillo”, que confeccionó un grupo de personas, obedeciendo a intereses políticos, religiosos y particulares, es como sigue: Está dividido en cuatro cuarteles, el primero con el fondo rojo y con una lanza montera y un sable, el rojo representa la sangre derramada por los patriotas en batallas heroicas, como Limonada, Palo Hincado, Restauración y otras.
El segundo cuartel configura una imagen de la Virgen de Las Mercedes, patrona de Hato Mayor del Rey, con un fondo amarillo claro, que simboliza auxilio y malestares del municipio.
El tercer cuartel presenta una res criolla traída por los colonizadores que convirtieron esta zona del país en lugar de pastoreo o hato en 1520, que pasó a ser aldea en 1720- 1729.
El cuarto y último cuartel presenta un árbol de naranja y una rueda industrial, que perfila a esta ciudad como gran productor de cítricos para la exportación y la industrialización, y el fondo azul tenue que simboliza la participación de Hato Mayor en el concurso de la Independen-
de ambos escudos que han representado a
cia Nacional y todas las luchas. El fondo del escudo es el amarillo, que simboliza alegría, mientras que el cintillo verde colocado en el extremo superior habla de la vitalidad y potencial agrícola y pecuario del municipio. Mientras que el cintillo inferior del color amarillo habla de la paz nacional y de los ideales frente a los agresores de nuestra nacionalidad. El escudo “amarillo”, como es denominado por su desnaturalizada configuración, fue develizado el 24 de abril de 1991, durante un acto celebrado en el Ayuntamiento Municipal; fue bendecido por el cura párroco René Désilets. Fue aprobado por la Sala Capitular de enton-
ces mediante la resolución 2-91, que en su artículo primero establece: “Queda aprobado con carácter definitivo y permanente el escudo heráldico municipal”. Fue diseñado, discutido por un equipo de profesionales e intelectuales, encabezado por el fallecido obispo de la Diócesis de la Altagracia, monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, el asesinado historiador e investigador de la historia del Este, Manuel Antonio Sosa Jiménez (Boby); el padre René Désilets, el fallecido historiador y escritor César Cáceres Castillo, Leontes Morales, Abel Sosa Beltré y el síndico de la época, el historiador Manuel del Rosario.
Se estableció que el escudo heráldico sería llevado a las escuelas públicas y colegios privados, para que la conciencia de la niñez y la juventud conozca nuestras tradiciones. Esto nunca se ha practicado o hecho.
Vistas estas explicaciones, y considerando el valor histórico que tiene para los nacidos en estos lares el escudo de Armas de la casa de Dávila, pido a los hatomayorenses, principalmente a los intelectuales, profesionales y estudiantes sugerirle al Ayuntamiento Municipal disolver o dejar sin efecto la resolución 2-91 y que resuelva adoptar simbólicamente el expresivo escudo de Dávila, tronco genealógico de los fundadores de la villa de Hato Mayor del Rey.
Pienso, al igual que lo hizo y lo escribió el historiador Melchor Contín Alfau en su obra “Hato Mayor del Rey” en la página 43, que el escudo de Dávila debe ser acogido por el Ayuntamiento Municipal como un tributo de reverente recordación a los egregios fundadores de este pueblo y a su origen histórico desvirtuado por escritores en los últimos tiempos.
Deseo, pues, que se interprete tal sugerencia, simple y llanamente, como una evocación histórica, íntimamente vinculada nacimiento y formación de la villa, que, quiérase o no, no puede soslayar la solera de la procedencia de sus habitantes, en idioma, religión y costumbre, por los hombres que, enfrentados a la inmensidad del océano, sufrieron angustias y privaciones para legarnos estos pueblos que tras haberse sacudido el yugo colonial y encarar otras peripecias, marchan optimistas hacía más amplias metas de recuperación y formación ideológica, con el más preciado escudo por delante: el escudo de la libertad y de la humanización. Hay que detener las agresiones a nuestras raíces históricas. l
Escudo de armas de la casa de Los Dávila. f. e.
Escudo con la imagen de la Virgen de Las Mercedes, patrona de Hato Mayor. f. e.
Imágenes
Hato Mayor del Rey f. e.
<viene de la portada
4 Cultura
El libro de las maravillas
Pedro Conde sturla pinchepedro65@yahoo.es
Esta historia comienza en una cárcel.
Marco Polo, un comerciante veneciano, había pasado más de veinte años en el lejano oriente, junto a su padre Niccolò (Nicolás) y su tío Maffeo (Mateo), y poco tiempo después de su regreso tomó parte en una de las tantas batallas que libraban Génova y Venecia y cayó preso. Es decir, en manos de de los genoveses.
Italia en esa época estaba fragmentada, dividida en pequeños estados que se hacían constantemente la guerra, y además había sido rudamente golpeada por una de las peores plagas conocidas: la peste negra, que redujo entre un treinta y un cincuenta por ciento la población de Europa. Los genoveses y los venecianos se odiaban, pero a Marco Polo no parece haberle ido mal en en prisión.
Los años de cárcel que pasó Marco Polo, entre1296 y 1299, fueron sumamente provechosos. En la prisión genovesa del Palacio de San Giorgio hizo amistad con un personaje llamado Rustichello de Pisa, un escritor que saltaría muy pronto a la fama, gracias a Marco Polo.
A Rustichello y, probablemente, a los demás presos y a los guardias, a todo el que quisiera oírlo contaría Marco Polo la historia de su vida y de sus viajes. Sus infinitos viajes y aventuras reales, irreales y ficticias. Contaría quizás o dictaría a Rustichello lo qué terminó convirtiéndose en un libro de unas trescientas páginas al que pondrían por título «Il Milione» («El Millón»), quizás por las tantas cosas que contenía o por un apodo de Marco Polo. Una edición italiana del libro se titula «Il Libro di Marco Polo soprannominato Milione» («El libro de Marco Polo, apodado Millón»).
Se dice que fue escrito en lengua provenzal o en una de esas lenguas franco italianas que ya sustituían al latín en el sur de Francia y en algunas regiones del norte de Italia. Eso no lo sabemos con certeza porque el original se perdió. Fue víctima de su éxito, un éxito que se puede considerar extraordinario para la época. Gutenberg no inventaría la imprenta de tipos móviles hasta 1440 y los libros entonces se escribían a mano, se copiaban y vendían por encargo y se prestaban, pero también se hacían lecturas públicas y algunos eran muy solicitados y no faltaban en las bibliotecas personales de las personas pudientes. «El Millón» se difundió y se tradujo rápidamente a varias lenguas y circulaba profusamente en las cortes europeas. También se dice que en el puente
Rialto de Venecia había un ejemplar, prudentemente encadenado, para que la gente pudiera consultarlo.
Entre tanta exitosa edición y tanta traducción se cambió el título y se extravió como se dijo el original, y desapareció el nombre de Rustichello. El manuscrito más antiguo que se conserva y el que se considera más apegado al de Rustichello se titula «Divisament dou monde» («Descripción del mundo»). En francés círculó con el título de «Livres des merveilles du monde» y en latín con el «De mirabilibus mundi». En español se conoció como «Los viajes de Marco Polo» y «Libro de las maravillas del mundo». Mucha gente puso en duda la autenticidad de algunos relatos del libro y ni siquiera creyó que Marco Polo había sido capaz de realizar semejante viaje, pero la mayoría sucumbió al encanto de las minuciosas descripciones de regiones y costumbres de un territorio tan vasto y desconocido, se dejaron cautivar por la obra. Lo cierto es que se convirtió en uno de los libros de viajes más vendidos e influyentes y conocidos de la historia. Lo cierto es que el mundo no sería el mismo desde entonces. Marco Polo abrió una ventana a lo desconocido, no descubrió un nuevo mundo, pero describió con insaciable curiosidad y lujo de detalles sus maravillas.
Describió su propio asombro. Y el mundo se quedó asombrado, maravillado. Todo comenzó cuando Marco Polo conoció a su padre y a su tío a los quince años de edad. El padre se había ausentado cuando la madre de Marco estaba en estado de gestación y regresaba entonces con su hermano después de haber estado muchos años al servicio del gran rey de los llamados erróneamente tártaros, el célebre Kublai Khan, primer emperador mongol de la China. Ambos estaban cumpliendo una delicada encomienda, como se cuenta en la siguiente versión resumida:
«Un día el Gran Khan les rogó a los dos hermanos que regresaran donde el Sumo Pontífice de los cristianos para que le enviaran a cien buenos cristianos que le enseñaran si era verdad que la fe de los cristianos era la mejor de todas, y que los dioses de los tártaros eran demonios, y que ellos y los demás orientales estaban engañados. Los hermanos contestaron que cumplirían su voluntad, y el rey ordenó escribir una carta al Papa. También mandó que les entregaran una chapa de oro para poder recorrer todo su reino sin peligro. También les encargó el rey que, a su vuelta, le trajesen aceite de la lámpara del Sepulcro de Nuestro Señor Jesús en Jerusalén. Emprendieron entonces el regre-
so, pero tardaron otros tres años hasta llegar a la costa y embarcarse hacia Venecia, en el mes de abril del año de 1269.
»Cuando llegaron se enteraron de que el Papa acababa de morir, y les aconsejaron que esperaran a que nombraran un nuevo pontífice antes de volver donde el gran rey de los Tártaros. Navegaron hacia Venecia para ver a sus familias. Allí, mi padre Nicolo encontró que mi madre había muerto, y que tenía un hijo llamado Marco, con quince años de edad. Este Marco soy yo, el que escribió este libro. Los hermanos estuvieron en Venecia dos años esperando. Pero, por el temor de que el rey de los tártaros pensara que no querían volver, decidieron volver a embarcarse y me llevaron con ellos.
Fueron a Jerusalén y tomaron aceite de la lámpara del Sepulcro, como les había pedido el rey. Cuando estaban listos para partir, supieron que había nuevo Papa llamado Gregorio, quien los hizo llamar para entregarles una carta para el rey de los tártaros. Después de muchos peligros por las guerras, las nieves y las aguas torrenciales, llegamos después de tres años y medio de camino. Kublai Khan, al saber que los dos hermanos habían regresado, envió sus mensajeros con todo lo necesario para el camino.
»Nos recibió con alegría, y le entregamos la carta del papa Gregorio y el aceite. Quiso saber quién era yo y al oír que era hijo de Nicolo, me saludó complacido. En su reino crecí y aprendí sus costumbres y también aprendí cuatro diferentes lenguas. Después, él me envió a una región lejana, a la que se tardaba en llegar seis meses. Por todos los lugares donde pasaba, me informaba de tales novedades, para satisfacer la voluntad del Gran Khan. Por este motivo, durante los diecisiete años que estuve a su lado, el rey me mandó a importantes negocios del reino. Y esta es la razón por la que aprendí todas las cosas del mundo de Oriente, que serán descritas más adelante.
»Después de muchos años, quisimos regresar a Venecia, pero como el Gran Khan nos apreciaba tanto no quería que nos marcháramos. Después de muchos ruegos, el rey no pudo negarse más a los deseos de los tres, y nos dio su permiso con tristeza. Emprendimos el viaje con todo lo necesario para sobrevivir dos años. Después de las despedidas y de navegar tres meses arribamos a la isla llamada Java. Surcamos el mar Índico durante un año y medio, y al cabo de largo tiempo y muchas fatigas, llegamos bajo la bendición de Dios de nuevo a la ciudad de Constantinopla. De allí regresamos sanos y salvos a Venecia y con muchas riquezas en el año del Señor de 1295, dando gracias a Dios por librarnos de muchos esfuerzos y peligros. Yo, Marco Polo, permanecí veintiséis años en las regiones del mundo de Oriente y todo es verdadero». l
la pintura de Julio Larraz no se contempla: se enfrenta. Como ciertos rostros que no se dejan leer del todo pero tampoco pueden olvidarse, su obra se instala en la mirada con una mezcla de poderío técnico, ensoñación conceptual y desafío simbólico. Cada lienzo es una embajada en terreno enemigo, una república visual autónoma, un país sin nombre pero con bandera. Nada en ella es casual; todo parece flotar en la lógica del sueño.
Nacido en La Habana en 1944, en el seno de una familia intelectual —su padre fue director del diario La Discusión— Larraz fue testigo precoz del colapso de una república. El exilio de 1961 lo arranca del mapa natal, pero no de su vocación imaginativa. Nueva York le ofrece el rigor del dibujo, la escuela de la mirada, el contraste brutal entre lo clásico y lo experimental. El arte, para Larraz, no será una nostalgia de Cuba sino una invención del mundo.
Influencias y autonomías
En la forja de su estilo se adivinan nombres: Sorolla en la luz, Hopper en la distancia emocional, Magritte en el absurdo con propósito, De Chirico en la arquitectura metafísica. Pero Larraz no se pliega a sus influencias: las domestica, las subvierte. Su estilo no se parece a nada porque es la combinación exacta de muchas cosas que, en manos ajenas, resultarían incompatibles.
Su pintura es clásica en la forma, moderna en el concepto y eternamente disidente en su intención. No busca realismo, busca tensión. No busca la verdad, sino el enigma que la desestabiliza. El surrealismo, en su caso, no es método automático ni delirio onírico: es estructura calculada, dramaturgia exacta, dislocación simbólica.
Virtudes del desvío
La mayor virtud de Larraz es, quizá, su capacidad para decir sin proclamar. Su pintura piensa sin aleccionar, recuerda sin sentimentalismo, interroga sin violencia. Hay una cortesía peligrosa en sus cuadros: un modo elegante de sembrar inquietud. En vez de la narrativa, ofrece atmósfera; en lugar del mensaje, propone el enigma. Su arte es lúcido sin ser obvio, y complejo sin ser oscuro.
Otra de sus fortalezas es la ejecución. En un tiempo que parece haber declarado la guerra al virtuosismo, Larraz pinta con una técnica que no pide disculpas.
No teme la belleza, no teme el detalle, no teme el placer visual. Pero no se conforma con eso. Detrás de cada trazo hay una arquitectura conceptual. Detrás de cada escena, un teatro de poder.
Los miedos: una forma de lucidez
Si hay un miedo en Larraz, no es al fracaso, sino a la estulticia. A la banalización del arte. A la superficialidad del mundo contemporáneo. Su obra parece de-
cirnos que la imaginación es una forma de inteligencia, y que el arte debe resistirse a la simplificación. Por eso sus cuadros están llenos de trampas, de espejos cruzados, de referencias ocultas. Nada es directo, todo está mediado por una voluntad crítica.
Larraz teme que el arte se vuelva panfleto o accesorio. Que deje de pensar. Que se conforme. Por eso elabora cada obra como si fuera una cápsula de ambigüe-
dad destinada a resistir el paso del tiempo y la erosión del mercado.
Temeridad, inteligencia, imaginación
La independencia de Larraz es temeraria. No pertenece a ninguna escuela. No responde a las modas ni se sube a los discursos del momento. Pinta lo que quiere pintar, desde donde quiere pintarlo, con los materiales de su propia visión del mundo.
Su inteligencia es arquitectónica: organiza sus composiciones como si fueran escenarios de una obra de teatro donde el guion ha sido quemado, pero aún se siente su eco. Su imaginación, en cambio, es geopolítica: inventa repúblicas marítimas, embajadas aéreas, dictadores sin biografía, banderas sin nación. Como Borges, Larraz entiende que la ficción puede ser más real que los hechos.
¿Un exorcismo estético?
Y entonces, la pregunta: ¿es la pintura de Julio Larraz un recurso de exorcismo ante la deriva comercial, simplista y populista de la plástica contemporánea? Todo parece indicar que sí. Pero no un exorcismo ritual, sino intelectual. Una expulsión de la mediocridad, una afirmación de la inteligencia visual. En un contexto saturado de discursos inmediatos, su pintura opera como resistencia: no se deja domesticar. No busca agradar ni escandalizar. No pretende salvar el arte, pero sí preservarlo.
Frente al mercado que exige inmediatez, Larraz responde con demora y misterio. Frente al mensaje plano, ofrece ambigüedad cargada. Frente al arte como ‘selfie’, propone el arte como enigma. Cada obra suya es un microestado: un lugar donde la ley es otra, donde la imaginación es una forma de diplomacia secreta.
Coda: un juego serio
En definitiva, la pintura de Julio Larraz actúa como un conjuro lúcido. Desacraliza el poder, subvierte el símbolo, se ríe del mundo con la solemnidad de un diplomático que conoce todos los secretos. No consuela: inquieta. No simplifica: sugiere. No grita: murmura.
Pero ese murmullo —elegante, ambiguo, afilado— tiene más fuerza que muchos manifiestos. En un tiempo donde el arte a menudo parece perder su solidez, Larraz nos recuerda que el pensamiento puede ser bello y que la belleza, cuando se piensa, puede ser profundamente perturbadora.
Su pintura, en suma, es una forma de libertad en alta mar.
Texto incluido en el catálogo de la exposición pictórica El lenguaje de la memoria, del eminente artista cubano Julio Larraz. La muestra fue abierta al público el 18 de octubre de 2025, en el local de LMH Art Collection l
6 Cultura
Exhortación Apostólica Dilexi te, pobreza y alimentación
Wilson Enriqu E G E nao n úñ E z PROFESOR A TIEMPO C
OMPLETO
VICERRECTORíA DE INVESTIgACIóN E INNOVACIóN WilsonGenao@pucmm.edu.do
El pasado 9 de octubre el Papa León XIV publicó su primera Exhortación Apostólica, Dilexi te, dedicada al amor hacia los pobres. El texto en que se manifiesta una continuidad con el magisterio del papa Francisco (el documento fue heredado de Francisco, quien lo estaba trabajando en sus últimos meses de vida) consta de tres párrafos iniciales, cinco capítulos y 121 puntos.
El primero titulado: Algunas palabras indispensables, resalta que la “condición de los pobres representa un grito que, en la historia de la humanidad, interpela constantemente nuestra vida, nuestras sociedades, los sistemas políticos y económicos, y especialmente a la Iglesia. En el rostro herido de los pobres encontramos impreso el sufrimiento de los inocentes y, por tanto, el mismo sufrimiento de Cristo…Nos preocupan particularmente las graves condiciones en las que se encuentran muchísimas personas a causa de la falta de comida y de agua”.
El segundo capítulo: Dios opta por los pobres, muestra a Cristo Jesús como modelo de cercanía y servicio, y recuerda que el amor al prójimo es inseparable del amor a Dios. Analiza cómo en la Biblia se manifiesta la predilección de Dios por los pobres y el deseo divino de escuchar su grito, el que encuentra luego, en Jesús de Nazaret, su plena realización.
El tercer capítulo: Una Iglesia para los pobres, destaca que los pobres han estado en el corazón de la historia de la Iglesia. Va mostrando los diversos testimonios del servicio de la Iglesia a los más necesitados y cómo se ha ido concretando en el trabajo de diversas órdenes monásticas, redentoras y mendicantes.
El capítulo cuarto: Una historia que continúa, examina la continuidad del mensaje de amor a través de la historia de la Iglesia. Se destaca aquí el magisterio de los últimos ciento cincuenta años el cual ofrece una auténtica fuente de enseñanzas referidas a los pobres. Comienza por León XIII y la carta encíclica Rerum novarum (1891) que afrontó la cuestión del trabajo hasta llegar al Papa Francisco, quien hizo del cuidado por los pobres y con los pobres uno de los aspectos centrales de su pontificado.
El último capítulo: Un desafío permanente, invita a cada cristiano a ser un buen samaritano en su vida diaria y a trascender las fronteras de la indiferencia. Se reafirma que el verdadero amor cristiano es profético, no conoce límites y se encarna en la lucha contra las injusticias y recuerda que el cuidado de los pobres es una tarea permanente y cotidiana.
Esta Exhortación Apostólica ilumina la realidad mundial en el contexto del Día Mundial de la Alimentación y la Jornada Mundial de la Alimentación que este año tiene como lema: “Mano de la mano por unos alimentos y un futuro mejores”. Según datos de la ONU aproximadamente más de 690 millones de personas viven en extrema pobreza (menos de 2.15 dólares por día) y casi la mitad del mundo vive con menos de 6.85 dólares por día, lo que deja a muchos a un solo golpe de la penuria. Por su parte en relación con el tema de la alimentación, en América Latina y el Caribe en 2024 la prevalencia de subalimentación cayó de 6,6% en 2022 a 6,2% en 2023, continuando con la tendencia observada entre 2021 y 2022 y 2,9 millones de personas dejaron de padecer hambre en nuestra región con respecto a la cifra previa. La misma tendencia “se aprecia respecto a la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave, que disminuyó de un 31.4% en 2022 a 28.2% en 2023. Es decir, 19.7 millones de personas en América Latina y el Caribe dejaron de padecer inseguridad alimentaria… A pesar de los avances observados a nivel regional, la prevalencia de la subalimentación en el Caribe ha aumentado en los dos últimos años, alcanzando un 17.2 %, mientras que en Mesoaméri-
ca se ha mantenido relativamente sin cambios (5.8 %) y en Sudamérica ha disminuido (5.2 %), aunque el hambre se mantiene por encima de los niveles prepandémicos en las tres subregiones (FAO, FIDA, OPS, PMA y UNICEF, 2025). Es fundamental seguir trabajando por la erradicación de la pobreza como se manifiesta en Dilexi te. Con motivo del Día Mundial de la Alimentación el Papa León XIV participó en la Asamblea de la FAO en Roma y en su discurso, hizo un llamado a “movilizar toda energía disponible, en un espíritu de solidaridad, para que en el mundo no haya nadie al que le falte el alimento necesario, tanto en cantidad como en calidad. De esta manera, se acabará con una situación que niega la dignidad humana, compromete el desarrollo deseable, obliga inicuamente a muchedumbres de personas a abandonar sus hogares y obstaculiza el entendimiento entre los pueblos”.
Destacó: “Ha llegado el tiempo de asumir un renovado compromiso, que incida positivamente en la vida de aquellos que tienen el estómago vacío y esperan de nosotros gestos concretos que los arranquen de su postración… únicamente a través de una cooperación sincera y constante se podrá construir una seguridad alimentaria justa y accesible para todos. Sólo uniendo nuestras manos, po-
dremos construir un futuro digno, en el cual la seguridad alimentaria se reafirme como un derecho y no como un privilegio”.
No debemos bajar la guardia respecto a la pobreza. La Exhortación Apostólica que nos invita a reflexionar profundamente sobre el amor hacia los pobres y la vivencia del Evangelio en la caridad debe resonar en el espacio caribeño para renovar el compromiso con la justicia social, la solidaridad y el amor fraterno. Referencias bibliográficas
FAO, FIDA, OPS, PMA y UNICEF. (2025). América Latina y el Caribe. Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024: Fomentando la resiliencia frente a la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos para la seguridad alimentaria y la nutrición. Santiago.
León XIV. (2025). Exhortación Apostólica Dilexi te. https://press.vatican.va/ content/salastampa/es/bollettino/ pubblico/2025/10/09/091025g.html
León XIV. (2025) Discurso del Santo Padre. Visita a la Asamblea de la FAO con ocasión del Día Mundial de la Alimentación. https://www.vatican.va/content/leo-xiv/es/speeches/2025/october/ documents/20251016-fao.html. l
Centro estudios caribeños. PUCMM. .
El papa León XIV firma su Exhortación Apostólica Dilexi te. Fuente: ACI PrensA
elCaribe, Sábado 18 de octubre de 2025 elcaribe.com.do
Central de Datos
Un duelo histórico: Estrellas Dominicanas vs. Piratas de Pittsburgh
Imagen que muestra una sección del público presente en el Estadio Quisqueya durante el primer partido de la serie entre los Piratas y las Estrellas Dominicanas. ogm
Lenin Ramos lramos@elcaribe.com.do
Por primera vez desde 1948, un equipo de béisbol de las Grandes Ligas disputó un partido en la República Dominicana la noche del 18 de octubre de 1967, marcando el inicio de una serie de cinco encuentros programados.
Con motivo del inicio de la temporada de béisbol invernal en la República Dominicana este mes, la Zona Retro recuerda uno de los eventos más significativos que dejó una gran huella en la historia de este deporte en el país.
La serie entre los Piratas de Pittsburgh y las Estrellas Dominicanas, formada por cinco partidos, dio inicio el 18 de octubre de 1967 con el juego inaugural y finalizó el 21 de octubre, tras la tercera victoria de los Piratas.
Antecedentes
En las portadas de los días posteriores al 16 de octubre de 1967, se destacaba la llegada de reconocidas figuras del béisbol, tanto dominicanas como extranjeras, integrantes del equipo de los Piratas de Pittsburgh, junto con noticias sobre el importante acontecimiento que representaba un hito histórico.
Al igual que en 1948, el equipo que visitaría el país para enfrentarse a los dominicanos pertenecía a la Liga Nacional: los Piratas de Pittsburgh, cuyos jugadores comenzaron a llegar a territorio dominicano en los días previos al primer encuentro.
De acuerdo con datos recopilados de ediciones de la época del periódico El Caribe, el último equipo de Grandes Ligas que jugó en la República Dominicana fue el desaparecido conjunto de los Esquivadores de Brooklyn, quienes se presentaron en el antiguo parque de la normal Juan Pablo Duarte y en San Cristóbal. En esa ocasión, los Dodgers estuvieron acompañados por los Reales de Montreal. Posteriormente Los Dodgers cambiaron su franquicia a Los Ángeles.
Llegada al país de los primeros jugadores
Los jugadores de los Piratas de Pittsburgh se alinean para ser presentados ante el público en el Estadio Quisqueya. ogm
Los jugadores de Grandes Ligas Roberto Clemente, Juan “Terín” Pizarro, José Pagán y Alvin McBean, de los Piratas de Pittsburgh, al llegar al aeropuerto de Cabo Caucedo. ogm
Los equipos se presentan en el campo del Estadio Quisqueya antes de comenzar el primer juego de la serie de cinco encuentros entre los Piratas y las Estrellas Dominicanas. ogm
Los primeros jugadores de los Piratas en arribar al país fueron Roberto Clemente, Juan “Terín” Pizarro, José Pagán y Alvin McBean, quienes llegaron por vía aérea desde Puerto Rico.
Clemente, quien fue el campeón de bateo de la Liga Nacional en 1967, junto a Pagán y McBean llegaron acompañados de sus respectivas esposas. Los cuatro expresaron en la terminal del aeropuerto su alegría por visitar la República Dominicana y unirse al equipo de los Piratas para la serie.
Fueron recibidos por Víctor Méndez Capellán, representante de la Fundación Dominicana de Desarrollo, entidad que patrocinó el intercambio deportivo; también estuvieron presentes Manuel Mota y su esposa, así como Manuel Sanguillén, receptor de los Piratas y jugador en la liga profesional dominicana con las Águilas Cibaeñas. Además de los ejecutivos del Pittsburgh Howie Haak y Joe O´Toole.
El regreso de Julián Javier y su condecoración
Otro destacado jugador que se incorporó a la serie entre las Estrellas Dominicanas y los Piratas de Pittsburgh fue el intermedista dominicano Julián Javier, quien además trajo consigo un bate especial, No. 35, con la intención de utilizarlo en los cinco partidos, según declaró al periódico El Caribe a su regreso de Estados Unidos.
Julián Javier fue recibido con una cálida bienvenida en el aeropuerto de Cabo Caucedo. Además, el intermedista fue condecorado con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Caballero.
En esta línea, Javier tuvo el honor de conectar un jonrón al destacado lanzador Jim Lonborg, de Boston, en el último partido de la Serie Mundial, asegurando así la victoria de los Cardenales.
Equipos
Los dominicanos Manuel Mota, Manuel Emilio Jiménez y Mateo Rojas Alou formaron parte del equipo de Pittsburgh. De acuerdo con el calendario establecido, los encuentros se celebraron dos en Santo Domingo, dos en Santiago y el quinto en San Pedro de Macorís.
De acuerdo con la información publicada por el periódico El Caribe, la composición de los equipos se presentó de la siguiente forma:
Piratas: Mateo Rojas Alou (CF), Gene Allen (SS), Roberto Clemente (RF), Willie Stargell (LF), Donn Clendenon (1B), Bill Mazeroski (2B), Maury Wills (3B), Lee May (C) y Bob Veale (P).
Estrellas Dominicanas: Jesús Rojas Alou (RF), Roberto Peña (SS), Julián Javier (2B), Ricardo Carty (LF), Ricardo Joseph (1B), Winston Llenas (3B), José Vidal Nicolás (CF), Federico Velázquez (C) y Milcíades Olivo (P).
Los jugadores de ambos equipos fueron presentados ante el público, recibiendo todos ovaciones, destacándose especialmente Mateo Rojas Alou y Julián Javier, quienes fueron aplaudidos de pie. Las presentaciones estuvieron a cargo del comentarista Tomás Troncoso. Además, se presentó al veterano Tetelo Vargas, reconocido como “El Gamo Dominicano”.
El presidente asiste al primer juego El presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, asistió al encuentro desde el palco de honor del estadio Quisqueya. Entregó la pelota para el primer lanzamiento a Manuel de Jesús García B., un joven de 15 años del equipo Palica, campeón del béisbol de las pequeñas ligas, quien realizó el lanzamiento inicial ante los aplausos de los 19,098 aficionados presentes, que generaron ingresos por taquilla de RD$26,858.00.
Otros detalles de la serie Los ingresos obtenidos durante la serie fueron destinados a la Fundación Dominicana de Desarrollo. Los jugadores de ambos equipos, Piratas y Estrellas Dominicanas, participaron sin recibir remuneración alguna por los encuentros. Tres cadenas radiales de alcance nacional transmitieron los partidos, y Radio Universal fue la emisora principal o matriz.
El señor José Armenteros, en representación de la Fundación Dominicana de Desarrollo, expresó su agradecimiento por la colaboración brindada por diversas instituciones.
Asimismo, extendió su gratitud al presidente Balaguer; al señor William Sanders; al comisionado del béisbol de las Grandes Ligas; a los representantes, directivos y jugadores de ambos equipos; a los organismos nacionales de béisbol; al comité de voluntarios y de la Fundación Dominicana de Desarrollo; a los medios de prensa, radio y televisión; a los cronistas deportivos, y a todas las personas que contribuyeron a la organización del evento. También agradeció al pueblo dominicano por su entusiasta apoyo, manifestado en la venta total de las entradas para los juegos. l
crítica arte
lilian CaRRaSCo lilycarrascor@hotmail.com
Siempre Salomé
aunque me inicié en la literatura leyendo y escribiendo poesía, nunca me sentí particularmente identificada con el género. Recuerdo que, al concluir mi primer libro de reflexiones de juventud, coincidí con el doctor Leonel Fernández en diciembre de 2003. Al presentarme como joven escritora, sus primeras palabras fueron: “¿Es acaso su poeta favorita Salomé Ureña de Henríquez?” Esa pregunta me ha acompañado durante años, especialmente porque nunca me he sentido del todo nacionalista, feminista o amante de la poesía. El ser humano nace, crece, se desarrolla y se transforma. Cada día es una oportunidad para repensar los hechos, evaluarnos y autoeducarnos. Pasar tiempo en La Habana y en Frankfurt despertó en mí un sentimiento de nostalgia por mi país; el nacionalismo empezó a aflorar, y todo aquello que me recordara mi sentido de pertenencia adquirió un significado especial. Estudiar en la Facultad de Artes y Le-
tras de la Universidad de La Habana me permitió acercarme a la Cátedra Camila Henríquez Ureña. Qué orgullo que una compatriota fuera reconocida y su pensamiento elevado. Fue entonces cuando empecé a interesarme más por los aportes de los Henríquez Ureña a la cultura dominicana y latinoamericana.
Es un honor colaborar con Lidia León como curadora de la muestra “Siempre Salomé” y trabajar con un equipo de especialistas que me ha permitido confirmar el valor del trabajo en equipo, al tiempo de redescubrir la obra de una mujer trascendental. He aprendido a amar la poesía y a sentirme feminista a través de sus letras, reforzando, además, mi nacionalismo.
Salomé Ureña muestra en sus poemas la honestidad del sentimiento. Su delicadeza no es debilidad; es claridad, firmeza, cuidado y valor social e histórico. Sus versos son el espejo de su tiempo, revelan sus luchas y anhelos; tocan el alma y la conciencia.
Los invito a Dos Calles, Espacio Creativo, para repensar juntos a Salomé desde la contemporaneidad. La cita es cada jueves de octubre a partir de las 6:00 p.m., en la intersección de las calles Salomé Ureña esquina Hostos, Ciudad Colonial, Santo Domingo, R. D. l
crítica cine
EtzEl BáEz etzelbaez@gmail.com
El robo del siglo
Retrata los detalles de un robo al banco del Estado colombiano en 1994. Es una recreación dramática de lo que sucedió y no un relato históricamente preciso. Protagonizada por Andrés Parra (quien interpretó a Pablo Escobar en otra serie). Es una especie de thriller de gánster en tono de tragicomedia. Asistimos a la historia de Robert Lozano, alias Chayo, un individuo típico fullero que suele realizar autoasaltos a su negocio de joyería, hasta que se le descubre el ardid. No sabe qué hacer para subsistir y mantener a su familia; le debe al narco, su situación se agrava —en esos momentos la economía colombiana tenía un déficit fiscal y crisis económica graves—. Cierto día, un colega delincuente le cuenta una historia sobre millones de pesos equivalentes a cerca de 40 millones de dólares, depositados brevemente en una sucursal del banco del Estado. Con tal desesperación se aferra a la idea de apropiarse como sea. Diseña la trama y recluta a colegas delincuentes profesionales, entre ellos a Molina, alias El Abogado, un artista del engaño. Se hacen pasar por miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización guerrillera de izquierda a quien se le pegó en principio dicho atra-
el libro vive
FRank núñEz
franknunez463@gmail.com
Compendio sobre Lantigua de Basilio Belliard n
o se había cumplido el primer mes de la partida del escritor cuando su homólogo y coterráneo Basilio Belliard, con el auspicio de la Editorial Santuario, publicó la selección de textos “José Rafael Lantigua: Legado, memoria y homenaje”, expresión permanente de lo que significó para los suyos y el mundo literario el deceso de quien fuera el más destacado promotor de la lectura en la República Dominicana de los últimos años.
desde mi ventana
Santiago almada salmada@elcaribe.com.do
Procrastinación
Sco. Así nos presentan a estos seis personajes estupendos, cada uno muy bien delineado en la narrativa que se va construyendo. De diseño clásico, la serie está pensada con tal simplicidad que es asimilada rápidamente. Uno de sus encantos es mostrar la lógica del esfuerzo, subyacente en las motivaciones y las adversidades que van siendo vencidas con viveza. Los personajes toman decisiones arriesgadas: es tener éxito o morir. Pues bien, hasta el tercer episodio, que es la preparación, la historia anda en un ritmo acompasado. Y ya en el robo, surgen varios vértices emocionales vibrantes que mantienen la atención hasta el último instante de cómo terminó todo. Puntos para la banda sonora que sorprende lo bien que hilvana ciertas subtramas. Desde un bolero de Beny Moré, pasando por recordadas salsas, sones, cumbias y apreciable rock latino en fusión con elementos autóctonos de percusión. En general, es un thriller criminal entretenido para ver de un tirón. Sí, la serie es abundante, ofrece detalles de los esquemas que corrompen al Estado colombiano y sus autoridades, y les da un matiz leve, pero sin comprometerse de un lado o de otro. Miniserie de seis episodios en Netflix como The Great Heist.l
HHHH Género: Thriller-tragicomedia-historia. Duración: 6 episodios de 45 minutos cada uno.
Tanto con el poeta Belliard como con el también escritor Isael Pérez, presidente de Santuario, hemos comentado la trascendencia del compendio póstumo, sin precedentes en la historia reciente de nuestro país, ante las auténticas manifestaciones de admiración y tristeza generada por la sorpresiva muerte de quien fuera durante varios años responsable de la Feria Internacional del Libro y ministro de Cultura.
El editor del libro recoge, junto a sus ponderaciones, textos de León Félix Batista, Enegildo Peña, Delia Blanco, Plinio Chaín, Néstor Rodríguez, Eugenio Camacho, Eduardo García Michel, Justo Pedro Castellanos Khoury, Marivell Contreras, Soledad Álvarez, Euri Cabral, Carlos Salcedo, Rafael Chaljub Mejía, José Báez Guerrero, Frank Núñez, José Rafael Sosa, Pablo McKinney, Marino Berigüete y Andrés A. Aybar Báez, con publicaciones de la Revista Pleamar y Diario Libre, medio con el que colaborara Lantigua en los últimos años.
Dos escritos que habrán de conmover profundamente el alma del lector en la antología de Belliard son los de José Rolando y Pablo Lantigua, hijos del periodista y escritor fallecido el pasado 5 de agosto. El primero agradece en nombre de la familia las expresiones de admiración y dolor por parte de la comunidad literaria y de la población en general, y resalta que la prole conoció “al hombre detrás del nombre. Tuvimos al ‘papá’, al ‘papito’, como le decían sus nietos”.
Pablo Lantigua refiere el último libro que comenzó a leer su padre: El loco de Dios en el fin del mundo, del escritor español Javier Cercas, el cual no terminó, y se motivó a leerlo y a contarnos su argumento, como lo habría hecho el progenitor.l
egún la RAE, procrastinar significa diferir, aplazar, es decir, dejar para después y, aunque parezca pereza o desidia, en la práctica no es fácil ser un procrastinador, es más, es casi tanto o más trabajoso que cumplir a tiempo con la obligación que se posterga. Lo primero que trabaja –y se esfuerza por demás- es el cerebro, que pone al procrastinador a buscar argumentos para justificar su desgano o su rechazo a ejecutar esa tarea que de todos modos es inevitable. Esas justificaciones van desde “lo haré mañana o pasado” a “eso lo resuelvo en un ratito”, mientras los dedos pasan por el control remoto en busca de una película que al final no se disfruta, porque la espinita clavada en alguna parte aparece cada tanto para recordarle que no puede dejar de hacer eso que tiene que hacer. Se puede recurrir a consuelos que, como todos ellos, resultan siempre flacos o insuficientes, por ejemplo, que Leonardo da Vinci era un procrastinador según algunos biógrafos, o Mozart, que compuso la obertura de la ópera Don Giovanni la noche antes de su estreno, o Frank Lloyd Wright, el genio de la arquitectura que diseñó la casa de la cascada… si ellos procrastinaron, yo, que ni siquiera soy un prodigio, al menos puedo parecérmeles aunque más no sea en eso…
Cuando un carpintero tiene que entregar un mueble la excusa: “Todavía no está listo” o “la pintura no seca, mejor venga mañana” puede funcionar, en cambio el ilustrador que debe concluir sus dibujos para una fecha exacta tiene que pasarse toda una noche sin dormir para terminar a tiempo.
Los columnistas de periódicos, entre una entrega y otra cuentan con tiempo suficiente para elaborar sus escritos cuando la columna es semanal, pero les pasa a todos o a casi todos, incluido quien esto escribe, que se espera hasta el último día, a veces hasta unas pocas horas antes, para sentarse ante la página en blanco y buscar y rebuscar un tema, teclear apresuradamente las trescientas o cuatrocientas palabras, corregir a toda velocidad y enviar el mail para, por fin, respirar con alivio hasta la próxima entrega, hasta los próximos picos de tensión que se repetirán a medida que se acerque el impostergable final del plazo.
De ahí que procrastinar es más difícil que adelantar trabajo ¿O no? l
CERTIFICO Y DOY FE
El corazón humano y el Corazón de Jesús
Introducción
desde los orígenes de la humanidad, el corazón ha sido símbolo del centro más profundo del ser. Además de ser un órgano biológico que late, es también el lugar donde habitan los sentimientos.
Decir “te llevo en el corazón” significa mucho más que una expresión afectiva. Es reconocer que allí, en ese espacio invisible, guardamos lo más sagrado de la persona: su verdad, su amor y su historia.
A lo largo de los siglos, la humanidad ha visto en el corazón el signo de lo que realmente define al ser humano. Es por ello que filósofos lo llamaron “el centro vital”.
Pero entre todas las imágenes que ha inspirado el corazón, ninguna es tan profunda ni tan transformadora como la del Corazón de Jesús, símbolo supremo del amor divino hecho carne, latido de misericordia que abraza a toda la humanidad. Contemplar el Corazón de Cristo es mirar el corazón humano desde su plenitud. En Él, Dios muestra su ternura. Y al mismo tiempo, nos revela quiénes estamos llamados a ser: hombres y mujeres con un corazón nuevo, capaz de amar sin medida alguna.
1-El corazón como espejo del alma El corazón, en la Biblia y en la experiencia humana, es el núcleo de la persona. Allí se decide el rumbo de la vida. Jesús lo dijo claramente: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12,34).
Lo que somos por dentro termina manifestándose por fuera. Por eso, más que las apariencias o las palabras, lo que define a una persona es la calidad de su corazón.
Podríamos decir que el corazón humano es misterio de luces y sombras. Así como es capaz de amar profundamente, también lo es de cerrarse por miedo o por egoísmo. o digamos que así como es capaz de perdonar, también es capaz de herir.
Por eso la fe cristiana no busca cambiar solo comportamientos externos, sino transformar el corazón.
Los profetas ya lo habían anunciado: “Les arrancaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez 36,26).
Un corazón de carne es un corazón sensible, humano, compasivo, que siente con los demás y se deja tocar por el dolor del otro.
Cada persona es lo que es su corazón. Bien sabemos que la inteligencia puede construir teorías, y la voluntad puede alcanzar metas, pero solo el corazón da sentido. Un ser humano sin amor puede tener éxito, pero no plenitud. Puede poseer mucho, pero estar vacío.
2-El Corazón de Jesús es rostro del amor de Dios
En la historia cristiana, el Corazón de Jesús ha sido una de las devociones más profundas y significativas, porque esta es una síntesis del Evangelio.
En ese corazón traspasado por la lanza (Cfr. Jn 19,34) se revela el amor infinito de Dios, que se entrega hasta el extremo. El costado abierto del Crucificado es la puerta por la que fluye la vida y la misericordia para todos.
Durante los siglos XVII y XVIII, la devoción al Sagrado Corazón tomó fuerza especialmente gracias a las visiones de Santa Margarita María de Alacoque, cuya fiesta celebramos el pasado 16 de octubre, en las que Jesús mostraba su corazón “rodeado de llamas de amor”.
Pero mucho antes de esas revelaciones, los santos y místicos ya habían intuido la profundidad de este símbolo. San Agustín hablaba del corazón de Cristo como “el refugio de los cansados”, y Santo Tomás de Aquino lo veía como el “signo visible del amor invisible de Dios”.
El Corazón de Jesús no es un corazón de piedra ni de bronce. Es un corazón humano, que ha conocido la amistad, la alegría, la compasión y el sufrimiento. Un corazón que se conmovió ante la viuda de Naín, que lloró por Lázaro, que perdonó desde la cruz, que amó hasta el final.
Mirar el Corazón de Cristo es encontrarse con un amor que no excluye, que no condena, que no se cansa. En tiempos donde el mundo parece endurecido por la indiferencia y el egoísmo, el Corazón de Jesús sigue siendo una escuela de humanidad.
En ese Corazón aprendemos a amar, a servir, a dar la vida. Jamás a dominar, a violentar ni ejercer ningún acto que destruya.
3-Un Corazón que nos enseña a sentir
Jesús no tuvo miedo de sentir. No fue un ser frío ni distante. Su sensibilidad fue la manifestación más pura del amor de Dios hecho carne.
El Evangelio nos lo muestra claramente. Se compadecía de los enfermos, se emocionaba ante la fe de los sencillos y se indignaba ante la hipocresía de los poderosos.
9 Cultura
5-El corazón como centro de cambio
El verdadero cambio no comienza en las leyes ni en las estructuras, sino en el corazón. Cuando el corazón se renueva, todo cambia. Cambia la mirada, las palabras, las relaciones, las acciones.
El Corazón de Cristo nos enseña a reconciliarnos con nuestra propia sensibilidad. A veces se piensa que sentir es debilidad, pero es todo lo contrario: quien no siente, no ama. Y quien no se conmueve, no se transforma interiormente. Dios mismo se hizo vulnerable en su Hijo, y desde esa fragilidad redimió el mundo.
El corazón humano se enferma cuando deja de sentir. Se endurece con el orgullo con la rutina, y con el miedo. Por eso Jesús nos invita constantemente a volver al corazón: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29).
4-Del corazón egoísta al corazón compasivo
El gran desafío de la vida espiritual es pasar del corazón cerrado al corazón abierto.
Todos, en algún momento, corremos el riesgo de encerrarnos en nosotros mismos, de vivir para nuestros intereses, de protegernos tanto que dejamos de amar. Pero un corazón que no se abre se vuelve una cárcel.
El Corazón de Jesús es el modelo perfecto de esa apertura. Su amor no excluye a nadie. Ama al justo y al pecador. Cuando Jesús dice “Venid a mí todos los que están cansados y agobiados”, no impone condiciones. Simplemente ofrece descanso, comprensión y ternura.
La fe en el Corazón de Jesús nos impulsa a tener también un corazón compasivo. En un mundo herido por la violencia, la división y la pobreza, necesitamos corazones que se atrevan a sentir con el otro. Corazones capaces de perdonar, de escuchar, de acompañar.
Solo quien ama desde el corazón puede comprender la vida en su plenitud.
Por eso el Evangelio busca regenerar el interior de la persona. Un corazón reconciliado con Dios se convierte en fuente de vida para los demás. En la familia, en la comunidad, en el trabajo, todo mejora cuando hay corazones sanos y abiertos. La conversión, en última instancia, es un proceso del corazón. El Corazón de Jesús nos invita precisamente a eso: a dejar que su amor cambie el nuestro. A vivir no desde la apariencia, sino desde la autenticidad. A comprender que el corazón humano, cuando se une al Corazón de Cristo, recupera su sentido, su fuerza y su alegría.
6-Corazones para un mundo nuevo Vivimos tiempos de gran confusión, donde la tecnología y el consumo a veces enfrían las relaciones humanas. Pero aun en medio de esa realidad, el corazón sigue siendo el lugar donde todo se decide. Podremos avanzar mucho en ciencia y progreso, pero si el corazón humano no cambia, el mundo seguirá herido. El mensaje del Corazón de Jesús es profundamente actual: necesitamos volver a sentir, a amar, a compadecernos. Necesitamos corazones sensibles a la verdad y al sufrimiento ajeno, corazones dispuestos a construir fraternidad. El futuro será más humano solo si aprendemos a vivir desde el corazón.
7-Un corazón que late para siempre Al final de todo, lo que permanece no son los logros ni las palabras, sino el corazón con que hemos vivido. El corazón define la verdad de cada persona, ya lo hemos dicho. En él se guardan los amores, las heridas, y las esperanzas que nos hicieron ser quienes somos. Cuando ese corazón humano se une al Corazón de Jesús, todo cambia. Ya no se ama desde el egoísmo, sino desde la entrega.
Mirar al Corazón de Jesús es descubrir el rostro más humano de Dios y, al mismo tiempo, el rostro más divino del ser humano.
El mundo necesita corazones así. Corazones que no se dejen endurecer por la indiferencia, porque cada vez que un corazón ama, perdona o construye esperanza, el Corazón de Cristo sigue latiendo en la historia.
Cuando todo parezca incierto, cuando el ruido del mundo quiera silenciar la voz de la fe, recordemos que el amor de Dios tiene un ritmo, y ese ritmo es el del Corazón de Jesús. Un latido eterno que nos invita a amar como Él amó.
Y en esa unión, entre el corazón humano y el divino, encontramos la respuesta última del Evangelio: que solo el amor permanece para siempre.
Conclusión
CERTIFICO que el corazón nuestro tiene como meta el parecerse, cada vez más, al virtuoso Corazón de Jesús.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los diecisiete (17) días del mes de octubre del año del Señor dos mil veinticinco (2025).l
Ramón de la Rosa y Ca R pio
ArzoBISPo DE SANTIAgo
Las vainas de Mercader
Caliés al acecho de los Erickson
José Mer C ader 666mercader@gmail.com
“Calié” es una corrosión de la palabra “cahier” del francés, cuaderno, el instrumento esencial para “el agente de seguridad” eufemismo para describir a los espías de mala monta que han estado en todos los gobiernos, especialmente en las dictaduras de Lilís, Mon, Trujillo y Balaguer.
El “calié” puede ser un lambón cualquiera o un policía a sueldo. En su cuaderno anotaba hábitos: entrada y salida a un lugar, visitas regulares, sitios preferidos, horas, días, número de placa del carro que usara, lista de amigos y más.
En las instituciones públicas también se quedó el mal hábito del chivateo, para congraciarse con el jefe, que en la mayoría de veces, son inventos para serruchar palos. En psicología esta actitud está asociada con la inseguridad de los individuos, el eterno “quítate tú pa’ ponerme yo”, la psicopatía por alegrarse de hacer daño y aunque usted no lo crea, querido Boby, eso sigue, cuando no se educa a la población en valores y dignidad y, donde la cultura fue sustituida por pendejadas con ruidos y estallidos como música y una palmita en su pote, como escultura, como si fuera un juego de niños cuando usábamos las tapitas de refresco como monedas. El éxito y la “honorabilidad” se miden por la ganancia, no importa que sea rifando, vendiendo yerba, aunque se vista de seda.
Fueron muchas las personas perseguidas y eliminadas en los inicios de la Era: Los Perozo de la Benito Monción (entrada a Pueblo Nuevo), los Patiño, y todo el que pensara diferente a la burocracia trujillista.
De esos calieses, uno de los más famosos fue José Antonio Jiménez, conocido como Balá, que además era palero y que rondaba por el Parque Enriquillo de Santo Domingo.
Cuando cayó la tiranía, los calieses se escondieron o salieron juyendo del país, se mudaron a otros pueblos del interior con cara de angelitos, o fueron encarcelados.
A Balá lo enjuiciaron en 1963, pero, por esas casualidades divinas, con la llegada de Balaguer al poder en 1966, “se escapó”. Si no le da risa, cómase una sal-
chicha Ja-Ja. Finalmente en 1968 fue eliminado… no, ajusticiado, que suena más bonito, y se decía que había sido su hijo quien lo mató.
Balaguer a su vez tuvo a Marcorís, al rimbombante INGENIERO Martínez, el emepedeísta que se vendió, cargado de resentimiento y odio porque no le “dieron su puesto de mando” como él quería. Este arrasó con decenas de jóvenes desde El Frente Democrático Anticomunista y Antiterrorista que García Castro nombró, simple y sencillamente, “La Banda” y que al saberse que fue formada por órdenes de arriba, por Pérez y Perez, se le puso su apellido, “Colorá”.
En Mao actuaba el “Cojo Catuca”, un azote, y Quinielita reemplazó a Balá. Cuentan las buenas lenguas que hasta Jack Veneno era de ese combo.
Sin embargo, una de las familias más afectadas y que se conoce muy poco, fue la Erickson de Pueblo Nuevo que vivía por el taller La Abeja de Oro, de Agustín, de la misma familia, y que hoy estaría al lado de la Blandino, por el Cementerio.
Tomo, de Historia Dominicana en Gráficas, el relato que ellos reproducen de Aura Erickson:
“Era el día 7 de septiembre de 1960, siendo las 5:00 pm , Papi Almonte, vecino de Santiago (Tato), lo llama por la empalizada que dividía ambas casas y le dice muy calladamente, acabo de oír al esposo de mi hermana, Boba, Galana Cartagena, que esta noche los paleros van a asaltar tu casa.
Tato con tan sólo 17 años, aún menor de edad, corre a decírselo a su padre, don Agustín, sus hermanos, Leonardo y Evelio y algunos amigos como; Héctor Ro-
dríguez (Viejito), Pablito Cabrera, Rafael (El Mono) empiezan rápidamente a amontonar piedras por toda la propiedad que salía a la Federico de Js. García y algunas dentro de la casa.
Alrededor de las 7:00 pm se oyen unas que otras piedras que dan sobre el zinc del hogar, todos se ponen en alerta y se colocan como centinelas en sus puestos; pero todo se mantiene en calma.
Se apersona el señor Domingo Balbuena, vecino, amigo y compadre a ver cómo están , permanece par de horas, viendo televisión y comenta la situación, cerca de las 11:00 decide retirarse y cual señal, a pocos minutos, empieza la “fiesta” piedras por todos los frentes alrededor de la casa, con saña, con odio , con furia, a la voz de alerta , don Agustín se da cuenta de que son muchos y que ellos no iban a resistir el ataque, junto a sus hijos, su esposa doña Martha y sus hijas Luz Esther y Mary luz, se refugian en la parte alta de la casa( segundo piso).
Pablito, al menor descuido sale corriendo y logra refugiarse donde los Balbuena, Viejito se mete debajo de las escaleras, los demás en el alto.
Cientos de hombres, “ una turba enardecida” como ellos le llamaron, comandada por “ Balum”, Guarino, Galana y Filipo contra una familia de personas honestas, trabajadoras; pero opuestas al régimen trujillista.
Con el Yunque de la carroza con que se transportaba los muertos entonces, arremeten contra las puertas y ventanas para entrar a la propiedad.
La familia, a los que intentaban poner el pie en la escalera, les tiraban desde arriba una lluvia de piedras e inmediatamente desistían; mientras Luz Esther con su arma más poderosa en mano, la Biblia, repetía en voz alta: “ El que habita bajo el abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del omnipotente”... Salmo 91, porque además la familia era cristiana y para ese entonces, era pecado.
Alrededor de la 1:00 am dos policías que pasaban entran a la casa y con sus macanas dan en la escalera y se oye una voz que dice “es la policía “, doña Martha, madre, esposa y heroína dice yo bajo primero, cuidando su familia, a lo que Luz Esther llama por teléfono a la policía, “quienes no se habían percatado de lo que estaba sucediendo” ja, ja, llega inmediatamente la perrera, (así les llamaban a los vehículos de la
policía) cargado de ellos, todos bajan y la familia es conducida presa: don Agustín, Leonardo, Evelio y Santiago van por orden del general Olivita, a una solitaria y las mujeres junto a las delincuentes que allí se encontraban. El general en cuestión, le dice: “Y dizque todos ustedes estaban armados”. Y Mary Luz le contesta: “Sí, yo tenía un tubo de lámpara y al primero que se me acercara le daba” y él, muy sarcástico le responde: “Ahhh pero ustedes son muy guapos”.
Al día siguiente son puestos en libertad, las mujeres y Santiago por ser menor de edad, al llegar desde la Fortaleza San Luis a su hogar, se encuentran con la total destrucción de la casa, vandalizada y saqueada, en manos de la policía. Nunca supimos cómo ni cuándo pero hubo un herido, que luego murió en el hospital y no era de la familia.
En los escombros de lo que quedó, sobre un colchón en el piso, había un cuadro intacto, con sus cristales que decía: “Dios es nuestro amparo y Fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” Salmo: 46-1, esto fue reseñado por la prensa.
Eran los inicios de un monstruo que caía...
Todo esto sucedió en Santiago, en la avenida 24 de Septiembre #5, Pueblo Nuevo, hogar de la Familia Erickson Santos, una de las miles de familias laceradas, ultrajadas, desaparecidas, eliminadas y asesinadas bajo el régimen de una cruel dictadura trujillista.
Esperamos y rogamos por que en nuestro pueblo, hechos como este, no se repitan jamás. Mary Luz Erickson Santos, Luz Esther Erickson, William Erickson L. Eduardo Peláez Erickson, Niza Erickson-Montero, Bel Erickson, Deborah Ponce-Erickson, Leonardo Erickson Santos, Leito Erickson”.
Los jefes del SIM fueron: Navajita (Arturo Espaillat) de 1957 a 1959. Johnny Abbes del 59 al 60. Candito en el 60. Figueroa Carrión en el 61. Todos operaron en la 40 y en el 9.
En el periódico 1J4 sacaron una página “CONOZCA LOS CALIES” donde aparecían denuncias de estos torturadores. Hoy, en la democracia, el tumbapolvismo sigue vigente, pero en vez de usar un “cuaderno”, usan un celular como serrucho para siquitrillar a todo el que no sea del partido. l
Macorís. f.e.
Carro cepillo del SIM. f.e. Balá. f.e.
General Pérez y Pérez, creador de la Banda Colorá. f.e.
elCaribe, Sábado 18 de octubre de 2025 elcaribe.com.do
Minicuentos de Kevin Fernández
Valentín amaro
Especial para elCaribe
Kevin Fernández Delgado (La Habana, Cuba, 1982) es escritor e instructor literario. Licenciado en Español Literatura por el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, en la Habana, en 2006, Obtuvo la Maestría en Didáctica del a Lengua Española, en 2017, en el mismo centro de estudios. Trabaja desde 2008 como instructor literario. En 2008 publicó el libro de cuentos “Páginas Encogidas”, por la editorial Extramuros. En 2009 y 2014 ganó el Gran Premio Internacional de Minicuentos, El dinosaurio. Sus cuentos y poemas aparen en varias antologías de Cuba, México y España. Desde 2022 pertenece al Grupo Alta Literatura. Los minicuentos de Kevin Fernández presentan hondas reflexiones sobre la pérdida, el destino y el sufrimiento a través de narrativas concisas y simbólicas. “Rayita en mi corazón” es una conmovedora meditación sobre la ausencia paterna, donde la figura del padre se reduce a una “rayita” lejana, una imagen de despedida infantil que se convierte en una herida permanente y un rechazo a la soledad del punto final. “Gallina” juega con la idea del destino ineludible y el azar, presentando un escenario irónico donde las múltiples posibilidades de muerte para la gallina se anulan por el destino fatal de sus verdugos, sugiriendo que es el futuro mismo quien está en un estado de “indecisión”. Finalmente, “Prometeo y el águila” subvierte el mito clásico, añadiendo un elemento de afecto o dependencia entre la víctima y su atormentador, de modo que el dolor de Prometeo no es solo físico, sino que radica en el temor a la infidelidad o distracción de su águila, revelando una complejidad en la relación entre el castigo y el castigado. Tres minificciones para disfrutar y seguir en esta eterna conversación que
es la literatura.
RAYITA EN MI CORAZÓN
De papá casi no conservo ninguna huella.
Es cierto, tengo fotos, e historias de mamá sobre lo bueno que era y lo mucho que nos quería, pero eso es como saber de Martí o Camilo, que no se pueden conocer más que por recuerdos prestados. La única imagen propia de papá es una rayita
No recuerdo cuándo ocurrió, porque el tiempo solo existe para quien sabe contarlo, y yo apenas podía reunir con la vista los dedos de la mano. ¡Mamá me tenía sentado en su nuca, y mirábamos por las rendijas de la cerca que nos separaba de las pistas de despegue! Agarraba con dificultad el metal frío, imaginando uno de esos rombos agrandarse hasta no dejar obstáculo entre él y mis ojos
La gente de lejos son muñequitos que se mueven solos, y cuando están muy le-
jos, sólo palitos con colores según la ropa. Así veía a papi en la distancia: ¡un listón negro caminando hacia el avión, abriéndose ligeramente por debajo a cada paso! Antes de desaparecer entre las demás líneas de colores, se ensanchó un poco hacia nosotros e hizo una última despedida levantando un hilito casi in-
visible. Yo no tenía idea clara de lo sucedido, ni recordaba el aspecto cercano de esa figura, pero un instinto me decía: “Ese que va allá, es tu papá” Pasaron los años y nunca dejamos de recibir noticias. Leí sus cartas, lo escuché al teléfono, ¡¡¡me sonrió en fotos!!! Pero yo quería encontrármelo, ver crecer
esa rayita hacia mí hasta ser la foto y abrazarme. También él añoraba estar con nosotros, y al oírselo decir, pasaba horas soñando aquel momento!
Hace un mes o un año, mamá se sentó a mi lado, llorando. Dijo que papá no vendría, porque había muerto. Entonces comprendí que ya siempre quedaría del mismo tamaño: una ranura atravesando el pecho hasta salir por la espalda y nada más
¡Cuando me calmé, comencé a pensar en cómo me recordaría! Quizás en el momento de mirarnos y levantar el hilo del brazo pudo distinguirme tras la cerca con mamá y me recordó siempre como ese puntito dejado atrás, al cual soñó hacer crecer con sus pasos, hasta que vino la muerte a convertirme en un agujero inalcanzable: una lágrima brillando en el cielo, y nada más.
Desde entonces, reviso carteles, libros y libretas buscando las ies, ¡jotas minúsculas y ües sonoras que puedan estar incompletas! Y al encontrar algún punto, lo borro, lo tapo o lo convierto en una exclamación, porque no me gustan los puntos que se quedan solos.
FIN GALLINA
En un cruce del ferrocarril transiberiano descansa una gallina de aspecto indeciso.
El porvenir le reservaba tres destinos: ser devorada, cuando corriera a la taiga, por un zorro -que perseguido por un mujik, cayó en un cepo cuyos dientes le destrozaron el cuello-, ser cocinada, cuando regresara a su gallinero, en la olla de un mujik -que en persecución de un zorro, fue triturado por un tren cargado de uranio al cruzar la línea del transiberiano-, o ser aplastada por un tren cargado de uranio a 110 millas/hora -que está descarrilado a dos kilómetros de allí, pues sus maquinistas frenaron bruscamente para evitar sin resultado despedazar a un mujik que cruzó sin mirar.
La gallina del cruce del transiberiano no está indecisa. Es el porvenir, que no sabe qué hacer con ella.
FIN
PROMETEO Y EL ÁGUILA
En su lugar de condena, sujeto con las cadenas de Hefestos, está Prometeo. Todos los días, el águila viene, y se come su hígado.
Pero, tras el banquete, ella va hacia la mano encadenada, y se deja acariciar las patas y el plumaje. Luego sube a la cabeza del encadenado, y le pasa las plumas del ala por el rostro.
Sólo algunos días, cuando el águila se va, Prometeo grita y llora al imaginar que el ave pudiera estar comiendo otras entrañas además de las suyas. Y el sonido del sufrimiento conmueve a los dioses. l
FIN
Esta página es una colaboración especial para este suplemento.
12 Cultura
Lezama, la poesía como destino
Marino Berigüete Poeta m.beriguete@gmail.com
recuerdo la luz blanca de aquel mediodía en White Sands. El aire parecía suspendido, y la arena brillaba como si el mundo entero se hubiera quedado sin sombra. Llevaba conmigo dos libros: la poesía completa de Lezama Lima y La cantidad hechizada. No sabía que iba a abrir, más que un libro, una grieta en el modo de mirar la realidad.
Desde las primeras páginas sentí que las palabras respiraban distinto. No eran lenguaje: eran materia viva. Hasta entonces había pensado que la poesía se movía dentro de un orden secreto, que cada metáfora obedecía a una armonía subterránea. Pero Lezama quebraba todo eso. Su voz no iluminaba desde un foco visible, sino desde una luz sin origen, como si la claridad viniera del roce mismo de las palabras.
Vi entonces, como en un sueño, un cangrejo arrastrando una maleta donde dormía una cita morada, y comprendí que la poesía no era ya un espejo del mundo sino su fermento. En él, lo poético no se limitaba a nombrar: creaba. La palabra, liberada de su servidumbre al sentido, se convertía en fuerza generadora.
Lezama no se lee de paso. Exige una entrega, una respiración nueva. En el silencio del desierto, mientras las arenas se movían con lentitud, comprendí que el paisaje repetía el movimiento de su escritura. La mar era página, el viento era ritmo, y el horizonte, sin límites, era su metáfora más exacta. Fue entonces cuando entendí que la imagen, para Lezama, es “la realidad del mundo invisible”. No una idea, sino una experiencia de los sentidos.
Su poesía no avanza: se expande. No es un río que fluye, sino un mar que se multiplica. Allí conviven la historia, la mitología y la imaginación americana. Cada verso abre otro universo. Desde esa lectura, los poetas que amaba cambiaron de rostro. Juan Ramón Jiménez me pareció un místico de la desnudez, una transparencia que buscaba lo que Lezama celebraba en exceso. Octavio Paz, más arquitecto, parecía su interlocutor en el orden del pensamiento. José Ángel Valente, su hermano secreto en la otra orilla del silencio.
Después vinieron sus ensayos, y fue como entrar en otra dimensión. La cantidad hechizada no es un título: es una revelación. La poesía, allí, no se mide ni se explica: hechiza. No busca claridad, sino irradiación. En “Las eras imaginarias” entendí que la historia no es un hilo sino
un torbellino de imágenes, un campo magnético donde los tiempos se llaman unos a otros. En “La imagen en el tiempo” descubrí que lo imaginario no está fuera de lo real: es su respiración. Desde entonces, toda lectura fue para mí una lucha de imágenes que pugnan por nacer. Lo extraordinario en Lezama es su mezcla de lo universal y lo americano. En sus páginas se sientan juntos Góngora y el Popol Vuh, Lao-Tsé y los poetas de la décima cubana. Su barroco no es un adorno: es una afirmación de soberanía. En él, América deja de ser eco y se convierte en centro. Ese exceso verbal, esa proliferación de imágenes, es una respuesta contra la pobreza espiritual, una manera de decir: “Aquí también arde el universo.”
Pero su libertad también exige. Lezama no se ofrece: desafía. Hay que aceptar la confusión inicial, el desconcierto, el vértigo. Solo entonces se revela su coherencia secreta, que no es lógica sino poética. De él aprendí que la poesía no se mide por la claridad, sino por la intensidad; que un poema no vale por lo que explica, sino por lo que transforma. Y Lezama transforma: después de leerlo, uno no vuelve a ser el mismo.
A veces, en aquellas tardes de White Sands, cerraba el libro y miraba el horizonte. El viento movía la arena con la paciencia de los siglos. Cada duna era distinta, pero todas repetían el mismo ges-
to, como las imágenes lezamianas que se engendran unas a otras. Entonces comprendí que la poesía, después de Lezama, ya no podía ser una isla: debía ser un archipiélago, un mar de correspondencias infinitas.
Lezama me enseñó que la poesía no es una decoración del mundo, sino una forma de conocimiento. Que imaginar es otra manera de comprender. En sus ensayos el poeta se vuelve explorador del ser, vidente del misterio. Leerlo es correr el riesgo de perder las certezas, de que el mundo se deshaga ante los ojos. Pero ese riesgo es también la recompensa: una visión más amplia, una respiración más honda.
Desde aquel fin de semana, toda lectura cambió para mí. En los poetas mínimos sentía el eco de su exceso, como si su silencio naciera del deseo de contenerlo. Esa es su grandeza: no ocupa un lugar en el canon, lo transforma entero. Después de Lezama, cada poema parece dialogar con su desmesura. Hoy vuelvo a abrir sus libros y siento que entro en un territorio que no se repite. Ninguna lectura es igual a la anterior. Sus poemas son organismos vivos, y sus ensayos respiran con el tiempo. Eso es ser clásico: no un monumento inmóvil, sino una fuente que no cesa. Cada vez que lo leo siento que me acerco a una hoguera que nunca se apaga.
Lezama me enseñó que la palabra no sirve para nombrar, sino para encender. Que el mundo no está hecho, sino que se está haciendo, y que cada imagen es una chispa en esa creación perpetua. Su poesía no traduce la realidad: la provoca. Por eso, leerlo es participar de un acto creador, como si al leer fuéramos también convocados a imaginar.
En White Sands aprendí que la poesía no es solo una forma del lenguaje, sino una forma del destino. Desde entonces, cada palabra que escribo lleva dentro la huella de esa revelación: la certeza de que el mundo existe porque alguien lo imagina, y que el poeta, al nombrar, no recuerda lo que fue, sino lo que todavía puede ser.
A veces, cuando pienso en aquel mediodía, vuelvo a ver la playa de Arena Gorda iluminada. El viento ha borrado mis huellas, pero en el aire sigue flotando la sensación de estar dentro de algo sin principio ni fin. Y sé que esa sensación es la poesía misma: una claridad que no explica, pero que lo abarca todo.
Por eso, cuando digo que Lezama Lima es un destino, no hablo solo de un poeta. Hablo de esa fuerza que nos obliga a mirar el mundo con ojos nuevos, de esa respiración que no termina en la página. Porque después de Lezama, la poesía no es solo una forma de decir: es una manera de existir.l
José Lezama Lima fue un escritor y poeta cubano, cuyas obras tienen un alcance universal. F.e.
Espejo de tinta
Nezahualcóyotl y Macuilxochitzin: Rostros y corazones de la poesía náhuatl
Yuleid Y Colón Santo S yuleidycolon64@gmail.com
Especial para elCaribe
la poesía del antigua México es la expresión viva de un pueblo que, a pesar de vivir en circunstancias duras y cambiantes, buscó comprender la existencia, el cosmos y el destino humano a través de la palabra. Entre los poetas que mejor encarnaron esta búsqueda se encuentran Nezahualcóyotl, rey y sabio de Texcoco, y Macuilxochitzin, poetisa hija del gran consejero Tlacaélel. Ambos, con voces distintas pero igualmente profundas, nos legaron un mensaje universal de humanidad, reflexión y belleza. Nacido en 1402, Nezahualcóyotl fue no solo un líder político sino un gran pensador que enfrentó las grandes preguntas de la vida con una sinceridad conmovedora. Desde muy joven recibió una educación rigurosa en las antiguas tradiciones toltecas que influenciaron profundamente su pensamiento y obra. Su poesía nos revela un hombre consciente de la fugacidad de la vida, de la inevitable muerte, y de la búsqueda de un sentido más allá de lo visible. En sus versos, compara al ser humano con una flor o una pintura que inevitablemente se marchitan y borran:
“Como una flor nos estimas, así nos vamos marchitando, como una pintura, tú así nos borras...”
Esta realidad dolorosa no lo hunde en la desesperanza, sino que lo impulsa a buscar en la expresión artística —la “flor y canto”— un camino para trascender la mortalidad:
“No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos... Yo cantor los elevo, se reparten, se esparcen...”
Nezahualcóyotl medita también sobre la divinidad oculta, el “Dador de la vida”, que es al mismo tiempo misterioso e inaccesible, y cuya presencia solo puede intuirse a través de la poesía y el arte. Su pensamiento filosófico es un diálogo entre la duda, la angustia y la fe en la creación:
“¿Eres tú verdadero? ¿Tienes raíz? Todo lo verdadero dicen que no es verdadero... ¡Que nuestros corazones no tengan tormento! Porque él es el Dador de la vida.”
Más allá de sus poemas, Nezahualcóyotl fue un hombre de acción: legislador, arquitecto, consejero y líder que buscó la justicia y la sabiduría en tiempos difíciles. Su legado poético y filosófico es un testimonio de un alma que supo conjugar el poder con la sensibilidad, la reflexión con la acción.
En un mundo dominado por voces masculinas, Macuilxochitzin brilla como una de las pocas poetisas cuyo nom-
bre y obra han llegado hasta nosotros. Hija del influyente consejero Tlacaélel, vivió en el México-Tenochtitlan del siglo XV y su poesía refleja una mirada femenina sobre temas como la guerra, la valentía y la humanidad.
Su poema más conocido es un tributo a la “guerra florida”, la lucha sagrada que definió la expansión azteca, pero también un reconocimiento a la compasión y al valor incluso en medio del conflicto: “Elevo mis cantos, yo Macuilxóchitl, con ellos alegro al Dador de la vida... ¡Comience la danza!”
Ella narra la valentía de Axayácatl, rey de Tenochtitlan, y destaca la intervención heroica de las mujeres otomíes que salvaron la vida del capitán que hirió al rey, mostrando que la fuerza y la compasión pueden coexistir:
“Allá en Xiquipilco a Axayácatl lo hirió un otomí. Preparadle, les dijo a sus mujeres, un braguero y una capa; se los daréis vosotras que sois valientes...”
Macuilxochitzin, con delicadeza y fuerza, nos ofrece una perspectiva donde la mujer no solo es espectadora sino protagonista activa de la historia y la poesía, dignificando su lugar en la cultura náhuatl. La poesía náhuatl: un puente entre lo humano y lo divino
Ambos poetas, aunque con estilos y experiencias distintas, comparten una vi-
sión en la que la poesía es un puente hacia el misterio de la vida, la muerte y la divinidad. En su mundo no existía la ironía ni el doble sentido; su palabra era clara, directa y llena de sinceridad. La poesía era para ellos un arte sagrado, un “flor y canto” capaz de dar sentido a la existencia y de conectar a los hombres con el Dador de la vida. A través de sus versos, podemos sentir la fuerza de una cultura que valoraba el conocimiento, la belleza y la reflexión, y que enfrentaba la realidad con una mezcla única de coraje y sabiduría.
Las palabras de Nezahualcóyotl y Macuilxochitzin nos hablan desde siglos atrás, pero su mensaje sigue vigente. Nos invitan a reflexionar sobre la vida, a valorar el arte como expresión profunda del ser humano, y a reconocer la importancia de la compasión y la valentía.
En sus voces escuchamos no solo la historia de un pueblo, sino también el latido universal de la condición humana: la búsqueda de sentido, la aceptación de la fragilidad y la esperanza en la trascendencia a través de la belleza. l
La autora del artículo es estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Lo que hay detrás del “Todo Mozart”
Amaury Sánchez levanta la batuta, y con ella, da otra pista de redención musical. El “Todo Mozart”, que tendrá lugar el venidero 5 de noviembre, no es solo un concierto: es el tercer movimiento de un ciclo que abona a lo que reflexionamos la pasada semana sobre la revisión y renovación de la programación en la escena sinfónica dominicana.
Previamente, con “Todo Beethoven” y “Todo Hollywood”, Sánchez y la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo pusieron en marcha un proyecto que hoy se revela como algo más que una serie de conciertos temáticos. Es una declaración de principios: la música clásica puede ser también moderna, pedagógica y popular, sin menoscabar su rigor y grandeza.
La Filarmónica: un laboratorio de modernidad
“Queríamos que la orquesta fuera también una escuela de escucha”, ha dicho Sánchez en varias ocasiones. Esa pedagogía se percibe en la estructura misma de sus conciertos: un discurso curatorial donde cada programa está pensado como un viaje narrativo, accesible pero no banal. “Todo Beethoven”, por ejemplo, fue una lección de historia del pensamiento musical: del ímpetu heroico de la Quinta Sinfonía al humanismo expandido de la Novena. “Todo Hollywood”, en cambio, fue un manifiesto contemporáneo sobre la vigencia de la orquesta en la cultura audiovisual: John Williams, Hans Zimmer y Ennio Morricone en la misma sala donde se consagraron los grandes clásicos europeos.
Los más puristas pueden debatir la línea “mainstream” de Sánchez, pero la respuesta del público fue rotunda: Entradas agotadas, diversidad de edades y entusiasmo genuino probaron que el atreverse a nuevos contextos y una narrativa distinta es el camino para que las “empresas de la clásica” resuelvan los paradigmas del futuro de escenario.
En el Caribe y Centroamérica, movimientos similares están ocurriendo. En San Juan, la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico revitalizó su temporada con el ciclo “Todo Tchaikovsky”; en La Habana, el Lyceum Mozartiano impulsa programas integrales dedicados a Bach y Haydn; en San José, la Sinfónica Nacional de Costa Rica alterna repertorio académico con noches temáticas como “Hollywood Symphony Nights”. La Filarmónica dominicana dialoga con ese movimiento regional, aportando su propio acento: rigor, identidad caribeña y una pedagogía emocional que transforma el concierto en experiencia.
Dirigida por el maestro Amaury Sánchez, la gala se realizará en el Teatro Nacional.
Así, “Todo Mozart” llega ahora como la madurez natural de esa propuesta: un retorno a la fuente, a la arquitectura pura del clasicismo vienés.
Amaury Sánchez: la batuta de la accesibilidad Si hay un hilo conductor entre estos programas, es la visión de Amaury Sánchez. Su trayectoria como director, productor y compositor ha estado marcada por una premisa constante: tender puentes. Desde los años noventa, cuando introdujo producciones sinfónico-teatrales como Carmina Burana o West Side Story, hasta sus recientes conciertos de cine sinfónico, Sánchez ha demostrado que la excelencia artística no está reñida con la accesibilidad.
Su aporte es doble: artístico y estratégico. En lo artístico, ha consolidado un lenguaje de dirección que privilegia la claridad y la comunicación. Su gestualidad precisa, su conocimiento del repertorio vocal e instrumental, y su respeto por el texto musical lo convierten en un líder natural de proyectos colectivos. En lo estratégico, ha comprendido que la sostenibilidad de una orquesta en el siglo XXI depende tanto de su calidad sonora como de su capacidad para emocionar y convocar. El ciclo “Todo...” es, en ese sentido, una política cultural en sí misma. Cada programa es un acto de mediación: entre el canon y la contemporaneidad, entre el saber académico y la curiosidad del oyente no especializado. Es también una forma de garantizar continuidad: el público que asistió a “Todo Hollywood” ahora se atreve con Mozart, y el que descubrió Beethoven espera ya la próxima entrega. Esa pedagogía de la escucha sostenida es, probablemente, su mayor legado.
Todo Mozart: la arquitectura del genio
El programa del 5 de noviembre es, en apariencia, clásico; en realidad, profundamente simbólico. La Obertura de La flauta mágica abre la velada como un portal. Esa sucesión de acordes iniciales — solemnes, casi rituales— recuerda que Mozart escribió esta música en un momento de iluminación personal. Hay en ella un equilibrio perfecto entre teatra-
el pianista italiano Antonio
lidad y trascendencia: los contrastes de luz y sombra, la idea de conocimiento como camino iniciático. Es la alegoría sonora del hombre que busca su propia verdad.
Le sigue el Concierto para piano n.º 23 en La mayor, una de las obras más refinadas del repertorio pianístico clásico. El italiano Antonio Pompa-Baldi será el solista invitado, un pianista de sonido cristalino y fraseo contenido, formado en el Conservatorio de Nápoles y laureado en el Concurso Internacional de Cleveland. Su estilo combina la claridad mozartiana con una sensibilidad mediterránea que privilegia la cantabilidad. En sus interpretaciones, el piano no domina a la orquesta: dialoga con ella, como si ambos compartieran un mismo aliento. El segundo movimiento, ese Adagio que parece suspender el tiempo, promete ser el corazón de la noche.
El cierre con la Sinfonía n.º 41 en Do mayor, “Júpiter”, no es casual. Es la última sinfonía de Mozart, su testamento sinfónico. En ella, el genio de Salzburgo condensa toda la sabiduría técnica del clasicismo vienés: las fugas, los contrapuntos, las superposiciones temáticas, la construcción arquitectónica que parece anticipar a Beethoven. Pero más allá del análisis, la “Júpiter” es un himno a la claridad. Escucharla en el Teatro Nacional será, de algún modo, presenciar un regreso a la fuente de toda la música que vendría después. l
Coordenadas: “Todo Mozart”
Orquesta Filarmónica de Santo Domingo. Director: Amaury Sánchez, Director Pianista: Antonio Pompa-Baldi, Pianista
Repertorio: -Obertura La Flauta Mágica -Concierto para piano y orquesta No. 23 en La Mayor. -Sinfonía 41 (Jupiter) Lugar: Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. 8:30 pm. Boletas en Uepa Tickets y boletería del Teatro Nacional
ConCierto Sentido
El accesible Lang Lang
La nueva entrega de Lang Lang, Piano Book 2, refleja su doble faceta: un afán didáctico por acercar la música clásica a todos y, a la vez, un estilo tan extravagante como polémico.
Los críticos le reprochan un virtuosismo teatral -llegaron a apodarlo “la J. Lo del piano”-, y aducen para ello: “Demasiado espectáculo y poca sensibilidad”. Aun así, el público lo adora y hasta sus detractores reconocen su técnica pasmosa.
A lo largo de su carrera se ha convertido en un fenómeno global: su “efecto Lang Lang” inspiró a millones de niños a estudiar piano y Piano Book (2019) superó mil millones de reproducciones en streaming, un logro insólito en la música clásica.
Seis años después de aquel éxito, Piano Book 2 retoma y amplía la fórmula. El álbum reúne 32 piezas breves que abarcan desde Bach hasta música de películas y anime, e incluso la sensación viral “Rush E”.
Lang Lang las concibe como “miniaturas maestras”, seleccionadas de sugerencias de fans y de su experiencia docente, fiel a su idea de que “la música clásica es para todos”.
Si el primer Piano Book se centraba en los clásicos de su infancia, esta segunda entrega arriesga al abrazar repertorio popular y viral, desafiando a los puristas. Lang Lang difumina la frontera entre arte y entretenimiento, y Piano Book 2 resulta una clase magistral accesible y un audaz acto de showmanship.l
Andrés Tov A r Especial para elCaribe
Participará
Pompa-Baldi.
A ndrés T ov A r
EDITOR DIgITAL
15 Cultura
Sombras de Argel novela por entregas
BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA
ESPECIAL PArA elCaribe
Capítulo V – Amor en la sombra
En la vida de Cervantes, el amor había sido hasta entonces una llama pasajera, encendida en cuarteles, en campamentos o en mesones de paso. Pero lo que nació en Argel con Aixa no era un fuego efímero: era la hoguera que iluminaba la oscuridad de su cautiverio.
Sus encuentros eran furtivos, siempre bajo el signo del riesgo. El jardín tras la casa del renegado se convirtió en su refugio. Allí, al amparo de las palmeras y del murmullo de una fuente, se reconocían con la intensidad de quienes saben que cada instante puede ser el último. Aixa acudía cubierta con un velo discreto, y Cervantes, siempre vigilado, debía ingeniar artimañas para escabullirse de sus guardianes.
Conversaban largamente. Ella quería conocer España, esa tierra que imaginaba lejana y luminosa, llena de ciudades con catedrales que rozaban el cielo. Él le hablaba de Alcalá de Henares, de Madrid, de Sevilla, de las huertas castellanas, de los ríos y de la música de las guitarras en las tabernas. Aixa lo escuchaba con los ojos brillantes, como si esas palabras le abrieran un mapa secreto. Con el tiempo, la conversación dio paso a la ternura, y la ternura a la pasión. En las noches más osadas se abrazaban como náufragos, con el ansia de quienes saben que el mundo conspira contra ellos. Cada roce de sus manos era un desafío a la muerte. Y, sin embargo, en ese amor prohibido hallaban una libertad que ninguna fuga había podido dar a Cervantes. Pasaron los meses, y un día Aixa, con voz temblorosa, le confió un secreto que transformó su amor en destino: esperaba un hijo suyo. El silencio que siguió a esa confesión fue más denso que la propia noche. Cervantes, que había enfrentado batallas, cadenas y amenazas de muerte, sintió por primera vez un vértigo distinto: la paternidad en tierra extraña, fruto de un amor imposible.
Al principio, el temor dominó su ánimo. ¿Qué sería de ese niño, mitad español y mitad argelino, hijo de un cautivo y de la hija de un renegado? ¿Cómo protegerlo de un mundo que no admitía tales uniones? Pero pronto la ternura venció al miedo. Cervantes acariciaba el vientre de Aixa como si acariciara un futuro soñado, y en susurros prometía que encontraría una salida para los tres. El nacimiento fue secreto, amparado por una esclava que ayudó a ocultar la noticia. El niño —al que llamaron Hasan en público y Miguel en la intimidad— tenía los ojos oscuros de su madre y la frente amplia de su padre. Para Cervantes, verlo fue como reconocerse de nuevo en la vida, como si todas las derrotas se redimieran en aquel pequeño ser que respiraba entre sus brazos.
Pero la felicidad era tan frágil como el cristal. Debían ocultar la verdad a todos:
a Dalí Mamí, a los demás cautivos, a la propia familia de Aixa. La amenaza era constante. Cualquier descuido podía significar la ruina, la muerte o la separación definitiva.
Así vivieron aquellos años: con la angustia de ser descubiertos, pero también con la plenitud de saberse unidos en lo más íntimo. Para Cervantes, cada visita furtiva, cada caricia robada en el jardín, era una victoria contra las cadenas. Y, sin embargo, en su interior crecía la sombra de un dilema que no podía acallar: ¿qué ocurriría el día en que llegara el rescate?
Los frailes trinitarios seguían recorriendo el Mediterráneo, recogiendo limosnas, liberando cautivos. Cervantes lo sabía: tarde o temprano alguien reuniría la suma necesaria. Y entonces, ¿qué sería de Aixa y del niño?
Ese pensamiento, como una daga invisible, acompañaba cada instante de su amor. Los labios que besaban eran los mismos que habrían de pronunciar, llegado el momento, la palabra más cruel: renuncia.
Capítulo VI – La liberación y el dilema
Cinco años y un mes habían transcurrido desde la captura en aquel mar de septiembre. Para Cervantes, el tiempo se había vuelto un río espeso, cargado de derrotas, de esperanzas frustradas, pero también de un amor secreto que lo sostenía en la oscuridad. Aixa y el pequeño Hasan eran ya parte de su vida, tanto como las cicatrices de Lepanto o las cadenas que aún llevaba en los tobillos.
Y entonces, un rumor comenzó a crecer entre los cautivos: los frailes trinitarios habían llegado a Argel. Se decía que traían consigo una suma considerable para rescatar prisioneros españoles. La noticia corrió como un incendio, avivan-
do ilusiones y envidias. Cada cautivo calculaba en silencio si su nombre estaría en la lista, si su familia habría logrado reunir el dinero, si la Providencia le tendía por fin la mano.
Cervantes aguardó con serenidad, aunque en su interior el corazón se agitaba como un tambor de guerra. Lo llamaron al fin, y la voz del fraile resonó como un veredicto: se había reunido la suma para su rescate. Pronto sería libre.
El júbilo de los demás contrastaba con la tormenta interior que lo sacudía. Para cualquier cautivo, la liberación era el sueño absoluto, el fin de la pesadilla. Para él, sin embargo, significaba también una condena: dejar atrás a Aixa y al hijo que habían nacido de un amor imposible.
Aquella noche se encontró con ella en el jardín, como tantas veces. Aixa lo miró con ojos enrojecidos, ya enterada de la noticia. El niño dormía en una cesta cercana, ajeno al drama que se cernía sobre sus padres.
—¿Entonces te vas? —preguntó con voz rota.
Cervantes tomó sus manos, incapaz de sostener la mirada.
—Me llevan a España… a la vida que fue mía. Y, sin embargo, ¿cómo abandonar lo que aquí he hallado?
Aixa guardó silencio. Sabía que aquel hombre, por más amor que le profesara, pertenecía a otro mundo. Su destino no estaba en las callejuelas de Argel, ni en los patios ocultos de su casa, sino en la patria lejana que lo reclamaba.
—Llévate al niño —murmuró ella al fin, con un hilo de voz—. Dale tu nombre, tu lengua, tu fe. Que crezca en tu tierra. Cervantes sintió que el corazón se le partía en dos. Imaginó el escándalo en España, el juicio severo de sus compatriotas, la marca imborrable que recaería sobre el niño y sobre él mismo. No ha-
bría comprensión, solo desprecio. Y peor aún: ¿cómo arrebatar a Aixa el hijo que era también su vida?
—No puedo —dijo, con lágrimas que no quiso ocultar—. No puedo arrancártelo. Ni puedo llevarlo conmigo.
Se abrazaron largamente, con la desesperación de quienes saben que el amanecer traerá la separación. El niño, entre sueños, balbuceó sonidos que parecían llamar a un padre que ya estaba ausente. Los días siguientes fueron un tormento. Los trinitarios se apresuraban a cerrar cuentas, a reunir cautivos para embarcarlos rumbo a España. Cervantes recorría por última vez las calles de Argel, fijando en su memoria los rincones que habían sido su cárcel y su refugio. Y cada paso lo acercaba al momento final, al instante en que debía arrancarse a sí mismo del abrazo de Aixa y del pequeño Hasan.
La partida se realizó al alba. Entre cadenas que se abrían, entre gritos de júbilo y lágrimas de despedida, Cervantes subió a la embarcación que lo llevaría a la libertad. No se volvió a mirar la ciudad: sabía que, de hacerlo, su voluntad se quebraría.
Mientras el navío se alejaba del puerto, Argel se fue desdibujando en la distancia. Cervantes apretó los dientes, sintiendo que dejaba tras de sí no solo un cautiverio, sino también el amor más profundo de su vida y la sangre de su propia sangre. Era libre, sí, pero su libertad tenía el sabor amargo de la renuncia.
En silencio juró que aquel secreto lo acompañaría hasta la tumba, oculto entre las páginas que algún día escribiría. Y que cada personaje desgarrado, cada historia de amor imposible, cada eco de culpa y nostalgia sería el testimonio cifrado de lo que había perdido en Argel. l
16 Cultura
Mateo Morrison
Poeta
y fundador de la fundación eSPacioS culturaleS
La Fundación Espacios Culturales es una institución cuyo objetivo central es difundir la cultura en todos los lugares posibles. Esta iniciativa tuvo su inicio luego de que su fundador, el poeta Mateo Morrison, se jubilara en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde laboró por
M aría e. pérez roque foto: félix de la cruz
l ¿Cómo surge la Fundación Espacios Culturales y cuál es su objetivo?
l La Fundación Espacios Culturales fue producto de mi jubilación de la UASD donde laboraba como director de Cultura durante la gestión de siete rectores. Cuando me vi en mi casa, me dije, bueno vamos a hacer un proyecto y junto con un grupo de amigos y de personas ligadas a la cultura formamos la fundación en 1997. No voy a recordar todos los nombres, pero sí puedo mencionar algunos como el doctor Alcibíades González, la doctora Altagracia Soto, Ángela Hernández, José Rafael Sosa, Alberto Bass, Nelly Ciprián, cuyo nombre está inscrito en su etapa más importante, pues ella fue la directora y coordinadora ejecutiva que la impulsó junto conmigo y un equipo bastante amplio. También se involucraron mis hijos y mi esposa Iluminada González. En un tiempo largo, la fundación llegó a operar en mi casa.
l ¿Qué programas que ofrece?
l Hemos hecho muchos cursos de gestión cultural, exposiciones de pintura a nivel popular, entre otros eventos. Algo que nos ha dado mucho resultado es un curso de formación en el área de pintura y de artesanía para mujeres de Sabana Perdida, aunque también lo hemos hecho en otros barrios. Pero la actividad más importante para la fundación desde hace 14 años es la Semana Internacional de la Poesía. Esta es una continuación de los festivales que hacía el Ministerio de Cultura, que cuando dejó de apoyar esos festivales nosotros como fundación lo asumimos. Para ello nos reunimos con el poeta José Mármol y con el maestro Mateo Aquino Febrillet, rector de la UASD en ese momento y le dijimos que teníamos la idea de seguir esos festivales, por lo menos pequeño. Contamos con el apoyo de la UASD, del Banco Popular y de otras instituciones. En el primer festival invitamos a un grupo de poetas de Puerto Rico, Cuba y de Venezuela, fue un evento pequeño, y ya tenemos 14 años Ininterrumpidos realizándolo y hemos ido creciendo. Ya hemos tenido poetas no solo del Caribe y Centroamérica, sino de América entera. Precisamente en este mes de octubre daremos inicio al Festival Internacional de Poesía del 20 al 26 con la participación de tres poetas de China. El acto inaugural es el 20 a las 5 de la tarde en el Auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir de la UASD. l ¿Qué programas contempla la Semana Internacional de la Poesía? l Durante siete días nos trasladaremos a la región norte del país, al este y al sur con los poetas internacionales para que
muchos años como director de Cultura. Junto con un grupo de poetas, intelectuales y personas ligadas a la cultura dio los pasos para hacer realidad este proyecto en 1997. Desde su creación, la Fundación Espacios Culturales realiza cursos de gestión cultural, talleres, exposiciones de pintura a
nivel popular, entre otros eventos, pero la actividad más importante que desarrolla es la Semana Internacional de la Poesía, cuya edición número 14 se llevará a cabo este lunes 20 de octubre a las 5:00 de la tarde en el Auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir de la UASD.
“La cultura y la educación son imprescindibles para el desarrollo de un país”
“Hay
educativo”.
puedan reunirse y actuar con los poetas dominicanos. Este año tenemos 23 poetas internacionales que viven también de Cuba, Haití, Puerto Rico y Venezuela que sumado con los dominicanos vamos a pasar de más de 100 poetas que participarán de este gran acontecimiento cultural. Dividiremos a los poetas internacionales y los dominicanos, iremos en comisiones a diversas escuelas públicas y colegios, entre ellos al Colegio Luz Mundi que este año se integra como una de las instituciones que también auspicia el festival. El 21 tendremos la Hora de la Poesía por el día del nacimiento de Salomé Ureña. El 22 iremos a la UASD, pero también a la PUCMM, a la UNPHU, UNIVE, Universidad Central del Este, a APEC
entre otras universidades. Luego nos vamos a Santiago para reunir allá a una representación de los poetas de la Región Norte. Vamos a ir al Centro León donde se dará un recital, luego al Centro de la UASD en Santiago, al Centro Pereyó en Baní. Ahí van a participar poetas de Santiago, San Francisco, Puerto Plata y de otras provincias. Es un programa bastante amplio. Vamos a tener también un reconocimiento a los centenarios de grandes poetas, como Ernesto Cardenal que cumple 100 años de nacimiento. Lo haremos en el Centro Cultural de España. l ¿Cuál es su visión con relación al panorama de la literatura en el país? l Mi visión es muy positiva, solamente tenemos que ver las últimas ferias del li-
bro que han sido acontecimientos muy importantes. Tuve el honor de que el año pasado la feria fuera dedicada a mi trayectoria y este año fue al historiador Frank Moya Pons. Las ferias del libro son la mejor demostración de que vamos bien, pero creo que en el sector educativo hay que hacer más por la función cultural. En las escuelas, en los colegios y en las universidades hay que hacer más, pero también en las casas, en las familias hay que incentivar la lectura y el estudio. Como país tercermundista sabemos que el camino fundamental para el desarrollo es la educación, y esta tiene como centro el estudio y el libro.
l ¿Cuál cree que es el papel más importante del arte y la cultura en la construcción de una mejor sociedad?
l Pienso que es fundamental. Una persona que se prepara, que lee, que estudie será siempre mejor ciudadano, aunque habrá sus excepciones. Una persona que ni estudie ni trabaje siempre será un riesgo para la sociedad. Por tanto, es importante para poder desarrollar el país que ampliemos el aporte a las nuevas generaciones, sobre todo a los jóvenes y a las mujeres darles mayor empoderamiento, también a los estudiantes ya que la cultura y la educación son imprescindibles para el desarrollo de un país. l
Opinión
como país en desarrollo sabemos que el camino fundamental para nuestro desarrollo es la educación, y esta tiene como centro principal el estudio y el libro”.
Consideración
es importante para poder desarrollar el país que ampliemos el aporte a las nuevas generaciones, sobre todo a los jóvenes y a las mujeres”.
Mateo Morrison considera:
que hacer más por la función cultural en el sector