Andrés Tovar reflexiona sobre los tibios intentos en los programas de la Sinfónica por incorporar compositores más modernos a sus conciertos. p.11
Las vainas de Mercader
Un secuestro que no fue y un show mediático
En 1971 la cónsul dominicana en Venezuela, Thelma Frías, supuestamente fue raptada, pero la encontraron en un departamento. p.7
Museo de Horacio, pero con foto cultura
Lidia León y su homenaje a Salomé Ureña
La arquitecta y artista habla de la exposición “Siempre Salomé”, dedicada a la ejemplar educadora en el 175 aniversario de su natalicio. p.14
José Mercader 666mercader@gmail.com
sLa casa del expresidente Vásquez acoge la exposición del premio de Apec al fotoperiodismo
angiovanni llegó a Tamboril. El reloj marcaba las 10:46 de la mañana del sábado cuatro de octubre, ocho días antes que Colón. Venía tocado por un Panamá, pero sin papeles. Lo recibió, con sus dos patas delanteras, Toño, más negro que un sombrero de pirata. Se saludaron y se hicieron amigos inmediatamente, como ha ocurrido en los últimos dos años con todo el mundo, alternándose con su madre, Toñalanegra. Lo condujo hasta el fondo donde los niños jugaban con pintura, lápices con fondo musical de Mozart. Gustavo los seguía cuidadosamente como para asegurarse de que el cielo estuviera en su sitio con sus nubes de rigor y la lluvia que no cayó porque prefirió, ese día, caer en Moca. Solo con su presencia, rodeado de los niños con sus obras danicelianas y sus sonrisas, quedó abierta la exposición “8 años del premio APEC al periodismo fotográfico” sin más ni más “…que no hay que hacer ningún acto burocrático e inservible”, dijo. Gustavo corroboró moviendo la cabeza, como los muñequitos que cuelgan de los espejos los choferes de concho.
El lapso de tiempo de más de 30 años acumuló sabiduría y humildad a ambos y, retomamos nuestra vieja amistad de cuando nos cruzábamos por Casa de Teatro, Nouveau y el MAM. En él, es claro que su espíritu de artista es para la gente, que la obra de arte no puede seguir concentrada en la Capital, como los cheques, que las exposiciones deben circular en todo el país. Y eso sería un buen punto del programa de cualquier ministro de Cultura.
“…esa época de funcionaritos de pacotillas, arrogantes, trujillistas, pasó. Necesitamos fortalecer nuestra identidad.”
De Puerto Plata pasó a Tamboril y luego seguirá su ruta, como tiene que ser la cultura.
Coincide la muestra, de 23 obras, con el segundo aniversario de apertura de la “Casona de Horacio” y también con la modesta exposición de fotos de estos dos años que abarca, desde la antigua ruina rescatada en el gobierno de Abinader, en la Presidencia, y Anyolino, en la Alcaldía, el proceso de construcción y el desenvolvimiento de los dos agitados años de existencia.l
2 Cultura
historia de la medicina
Médicos en la Primera República
salón de la fauna
Juan Arriaga ha sido citado por Rafael Delgado Tejera como
dios en el Hospital Militar, en días de la ocupación haitiana. Debió ser
discípulo de los doctores Delgado y Piñeyro. Manuel González Muñoz nació el 4 de mayo de 1797. Era hijo de Manuel María González Regalado,
por el Juro Médico, en el año 1848. En el año 1857 actuó como secretario del Congreso Nacional. Por dos ocasiones, comprendidas entre los años 1858—1860 laboró como médico de tercera clase del Hospital Militar de Santo Domingo. Conocemos datos de Manuel Valverde y del Valle. Nacido después del comienzo de la ocupación hatiana, probablemente hacia el año 1823. Estudió medicina al lado de su padre el doctor Manuel María Valverde, quizás en el Colegio Nacional de San Buenaventura. El Juro Médico lo autorizó para el ejercicio de la profesión en el año 1855. Fué médico-jefe del Hospital Militar de Santo Domingo en 1860. Llegó a la ciudad de Puerto Plata en el año 1866, después de haber pasado un tiempo en el destierro por disposición del presidente Buenaventura Báez. Sufrió nueva expatriación tres años después, en 1869, juntamente con los doctores Ramón Emeterio Betances, Pedro A. Delgado y Olegario Pérez. Meliton Valverde, fue hijo del doctor Manuel María Valverde y Fernández. Realizó sus estudios de medicina bajo el profesorado de su padre, posiblemente en el Colegio Nacional de San Buenaventura. Fué contemporáneo de los doctores Morín de Aragón y Olegario Pérez. El Juro Médico le expidió autorización para el ejercicio profesional en el año
ñoz. Bachiller en derecho civil desde 1819. Médico de Santo Tomás de Aquino, donde se inscribió como estudiante en 1815-1818. Ejerció en la ciudad de Puerto Plata en el año 1854 y fue miembro de la Junta de Sanidad Pública creada en esa ciudad con motivo de la amenaza de introducción del cólera-morbo desde las Islas de Barlovento. Otro medico de esos años fue El doctor Enrique Díaz Páez, nacido en 1759 y maestro en artes, había emigrado del país en 1824. En el año 1853 regresó de Cuba y se estableció en Baní, lugar en donde ejerció su profesión de médico hasta su muerte, que probablemente ocurrió hacia el 1860.
En el año 1853 el señor L. Santamaría daba públicamente las gracias al doctor Enrique Díaz Páez por su asistencia al subteniente de granaderos del Segundo Batallón en Baní. Otros médicos como Bernardo Tirado, nacido en 1801, Manuel Marcano, nacido en 1825 y Jose Vicente Heredia ejercieron en esos años. Tirado y Marcano tenían su consultorio en la ciudad de Santo Domingo mientras que Heredia ejercía la profesión en Bani.
Esos eran algunos de los pocos profesionales de la salud con que contaba la joven república en esos años. Muchos se dedicaban también a las labores de farmacia para proveer a la población de sus necesidades. l dr. Herbert stern
Tule Guareño
(Décima cibaeña)
¿Quién no conoce a Tule
Poi lo lao e Tamboril?
Lo ven ma de cuchumil
Sean rojo o sean azule
En la tele y en yutube
E gran comunicadoRR
Dice lo bueno y peoR
Habla de aquí y de allá
De la aRcaRdía de acá
Con su vo de locutoRR.
Éi fue un gran depoRtita
Fuera en baket o voliboi
También fue grande en Beiboi
Lo anunciaba hata Pailita
Se oía en radio e pilita
Sin na de preocupación
Ahora ta en ei salón
Sea de fama o de belleza
Se le nota en la cabeza
Me lo dijo a mi Randolph
l josé merCader
elCaribe, Sábado 11 de octubre de 2025 elcaribe.com.do
3 Cultura
Concurso fotoperiodístico de Apec
MUESTRA APEC
Cada año, desde 1917, APEC realiza el concurso de foto-periodismo. Hay tres premios y menciones y, la acumulación de estas obras, son las que componen la exhibición itinerante. El patrocinio del Banco Popular es clave del éxito de este importante evento, tanto del concurso y sus premios, como de la exposición.
La fotografía, que después de mucho batallar adquirió el reconocimiento en categoría de arte (ver https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/febrero-conto-y-carnaval-es-de-mariano/ ) se incorporó al periodismo cuando las imprentas tuvieron la capacidad de imprimir fotografías y superar las impresiones litográficas. Las crónicas fueron acompañadas de imágenes fotográficas que le dieron un mayor interés al periodismo. De manera que si se hablaba de alguien, este aparecía retratado al igual que cuando ocurría cualquier evento que fuera “fit to print” como decía el lema de The New York Time. Así nace el fotoperiodista que acompañaba, con su sombrerito de chulo y su plumita al lado, al reportero, pa’ arriba y pa’ abajo.
Hay que entender que para la fotografía se abrieron estudios para el público y que muchos de ellos se empeñaban en la parte artística. El retrato tenía que ser mejor que las pinturas de Ingres. Por eso hay que diferenciar la fotografía artística de la fotografía rutinaria que solo busca mostrar un hecho, dejar testimonio de una jugada en cualquier deporte, de algún personaje que haga una declaración importante, o, simplemente reseñar, gráficamente, un evento social o de interés local. Es importante no confundir que Ansel Adams, Alfred Stiglitz, Ara Güler, Brassaï, Avalon, Man Ray, Yousuf Karsh, Doisneau, Helmut Newton, Manuel Bravo, Tina Modotti, Catala-Roca, Alberto Korda, Abelardo Rodríguez Urdaneta, Apeco, Domingo Batista, Mariano Hernández, Wilfredo García, Martín López son artistas de la fotografía, que tienen una obra, que han dejado una marca inconfundible en la historia y aunque cada trabajo muestra una maestría para presentar una realidad desde sus sensibilidades, no puede decirse que son fotoperiodistas. Cartier-Bresson sí, al igual que Dorothea Lange, Frank Cappa, Lee Miller, Nick Ut, Juan Pérez Terrero, Pedrito Guzmán y todos los que están presentes en los periódicos prestos
a salir en cualquier momento a cubrir cualquier vaina, que va de un tiroteo, una manifestación callejera, un derrumbe, u otra cosa. Y la urgencia no exige calidad, exige testimonio.
En los periódicos del siglo XX, y en algunos países, había un responsable de diseño gráfico que determinaba el tipo de letra en los textos y titulares, los dibujos, tiras cómicas y las fotografías… la armonía gráfica. Una función que no tiene nada que ver con la de periodismo. Que tú seas periodista no te da potestad o categoría, ni signifique que sepas de arte y fotografía. Aquí los directores, por ser jefes, determinaban todo eso. Los fotógrafos tenían una formación sólida y casi la mayoría era capaz de llevar al trabajo una secuencia de alta calidad. Con el “arte contemporáneo” resulta que “todos somos artistas”, “todos somos fotógrafos”, gracias Mister Celular… lo que empujó la
fotografía a un ejercicio vicioso de ego y facilismo.
La Fotografía, como la Pintura, la Literatura, es arte, tiene sus leyes. El artista del lente conoce de composición, luces, sombras, etc. En la Pintura igual y, cualquier texto no es literatura, como arte. Fotografiar no es solo jalar la cadenita o presionar el botón, que cualquiera es
capaz. Cuando una foto tiene calidad artística, se nota, pero no cualquiera, sino aquel que tiene los conocimientos y estudios, como el mecánico que con solo oír el motor sabe que le falta aceite. Los periódicos necesitan la fotografía, que no tiene que ser perfecta. Hay momentos que se presentan y el fotógrafo dispara, son momentos que no se repiten. No es como cuando va a un juego, pongamos de voleibol, y retrata lo que hay, los jugadores que están ahí en su nariz y ya. Se va y cumplió.
Cuando ocurren esos momentos se nota y es lo que ha hecho el jurado que seleccionó estas obras que no necesitan de ninguna crónica porque describen mas que mil palabras el momento y el tema captado. Ningún escrito podría describir el drama de la migración como la foto de la niña que a Ricardo Flete (“ni aquí ni allá”) le dio el premio en el 2023.
Dice Sangiovanni, en el catálogo, “…las imágenes que se han mostrado en nuestros concursos, y las laureadas que hoy se recogen en esta exposición, tienen la impronta de la fotografía documental, imágenes que muestran escenarios tales como fueron en el momento de sus tomas, para documentar realidades noticiosas…”
LA CASONA DE HORACIO
Las fotos de esta exposición describen la historia de la morada del presidente Vásquez y Trina de Moya. Algunas muestran el deterioro y ruina de la casa que era un símbolo del antitrujillismo.
La construcción, por un equipo de Manuel Estrella, se realizó cuando Abinader honró la petición de su padre, don José Rafael. La museografía, del equipo de Andújar, María Belissa, Fernando.
Las otras fotos son un testimonio de las actividades que cambiaron completamente el aspecto cultural de Tamboril: las conferencias a las escuelas, renovación de la Biblioteca, exposiciones, encuentros literarios, creación de la Scuola d’Arte Lionardo, el cine infantil para los niños de los barrios, sin olvidar el buen trato a los animales: las dos mascotas, Toñalanegra y Toñito, que en dos años, sirven de vigilantes nocturnos y de juguetones que acompañan a los niños y estudiantes que visitan el Museo. Jamás han mordido a nadie, están bien vacunados y atendidos por el Dr. Ledesma, bien alimentados con el esfuerzo de todos. Solo le ladran a Yunior, un exguachimán “que algo les hizo” y algún raro y muy excepcional visitante, sangrú y chismoso. l
Gustavo Ubrí, Mercader y Sangiovanni. f. e.
Alumno de la Scuola dArte Lionardo con Carlos Sangiovanni, Gustavo Ubrí y Yenette Paulino. f. e.
Exposición de Apec en el Museo Horacio Vásquez. f. e.
Alumnos de la Scuola dArte Lionardo con Carlos Sangiovanni en el Museo Horacio Vásquez. f. e.
Foto ganadora del segundo lugar VII Premio Apec de Fotografia Periodistica 2023. f. e.
José Mármol del Banco Popular. f. e.
Ricardo Flete. f. e.
<viene de la portada
4 Cultura
Regreso a Ítaca
Pedro Conde sturla pinchepedro65@yahoo.es
los ruegos de Polifemo a su padre Poseidón, dios de las aguas, para que no deje sin castigo el daño que Ulises y sus hombres le habían hecho, es un grito de rabia y de impotencia a la vez, una poderosa invocación: «¡Óyeme, Poseidón, que ciñes la tierra, dios de azulada cabellera!, si en verdad soy tuyo y tú te glorías de ser mi padre, concédeme que Odiseo, el asolador de ciudades, hijo de Laertes, que tiene su casa en Ítaca, no vuelva nunca a su palacio. Mas si le está destinado que ha de ver a los suyos y tornar a su bien construida casa y a su patria, que sea tarde y mal, en nave ajena, después de perder todos los compañeros, y que encuentre nuevas penalidades en su morada».
Lo anterior se cuenta en el canto IX de «La odisea», y lo peor es que todo sucede al pie de la letra. No por nada Poseidón es Dios de los mares y los terremotos, uno de los principales doce dioses del Olimpo. Un Dios con muy malas pulgas, como casi todos los dioses.
En el tortuoso viaje de regreso se sucede una aventura tras otra, los vientos empujan las doce naves en que viaja junto a sus hombres a tierras lejanas. Algunos morirán ahogados y otros devorados por gigantes, enfrentarán peligros y bes-
tias que desafían la imaginación. Ninguno, al final, quedará vivo. Ulises se queda sólo y cae en manos de la ninfa Calipso que lo retiene durante siete años en la misteriosa isla de Ogigia.
Uno de los episodios más memorables del viaje, si acaso hay alguno que no lo sea, es el del encuentro con las sirenas.
La Odisea, Canto XII. (Fragmentos sobre “Las Sirenas”) «Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil que sujeten a éste las amarras, para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o les ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas [...]
«Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla de las Sirenas pues la impulsaba próspero viento. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios había calmado el oleaje.
«Levantáronse mis compañeros para plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blanqueaban el agua con los pulimentados remos.
«Entonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un gran pan de cera y
Odiseo y las sirenas
Como es sabido, cuando el astuto Odiseo avistó la isla de las sirenas, aquellas cantantes devoradoras de hombres, se hizo atar al mástil de su navío y a sus remeros les tapó los oídos con cera a fin de que, gracias a esta cera y a las cuerdas que lo ataban, su goce artístico quedara sin consecuencias nefastas. Mientras remaban bordeando la isla al alcance del oído, los sordos esclavos pudieron ver a nuestro héroe retorciéndose en el mástil como si anhelara liberarse, y a las seductoras mujeres hinchando sus temibles gargantas. Todo transcurrió, pues, aparentemente según lo previsto y acordado. La Antigüedad entera creyó en el éxito de la artimaña del astuto héroe. ¿Seré yo el primero en tener ciertos reparos? Pues lo cierto es que me digo: sí, todo perfecto; pero ¿quién puede decir, aparte de Odiseo, que las sirenas cantaron realmente al ver a ese hombre atado al mástil? ¿Querrían aquellas poderosas y hábiles mujeres prodigar su arte con gente que no tenía ninguna libertad de movimiento? ¿Será esto la esencia del arte? Antes me inclinaría a pensar que las gargantas hinchadas vistas por los remeros se debían a los insultos que, con todas sus fuerzas, lanzaban ellas contra aquel cauto y condenado provinciano, y que nuestro héroe se retorcía en el mástil (cosa de la que también existen testimonios) porque, en definitiva, se sentía avergonzado.
FIN
lo apreté con mis pesadas manos. Enseguida se calentó la cera pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del soberano Helios Hiperiónida y la unté por orden en los oídos de todos mis compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto al mástil sujetaron a éste las amarras y, sentándose, batían el canoso mar con los remos.
«Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha, no se les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:
«“Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda.”
«Así decían lanzando su hermosa voz. Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
«Cuando por fin las habían pasado de largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron de las amarras.»
Sobre este curioso encuentro hay muchas versiones, entre ellas una bastante extraña de Bertold Brecht:
Ulises regresaría sólo al cabo de veinte años, disfrazado de mendigo, y encontraría su palacio invadido por una multitud de vividores que lo creen muerto y pretenden la mano de su esposa, la fiel Penélope. Con ayuda de su hijo Telémaco organiza una matanza tan prolija que causa alarma en el inframundo, recobra su dignidad y sus posesiones, recobra a su ajada y fiel Penélope. Quizás vivieron felices para siempre o por lo menos hasta la muerte.
Sin embargo, este no parece ser el fin de la historia, aunque es el fin de «La Odisea». En otros relatos, otros poemas, otras fuentes, se afirma que a Ulises lo mató un hijo que había procreado durante el azaroso viaje de regreso con la maga Circe y que eventualmente el hijo, que no sabia que era su hijo, se habría casado o ayuntado con Penélope. Para colmo, Telémaco se une sexualmente a Circe y además todos se vuelven inmortales… Pero quizás sólo se trata de calumnias.
Lo peor de todo es que un poeta griego moderno, llamado Konstantínos Kaváfis, se inventó un poema al que llamó «Itaca» en el que dice cosas por las que Ulises, sin duda, lo habría colgado por cierta parte:
“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / pide que el camino sea largo, / lleno de aventuras, lleno de experiencias. / No temas a los lestrigones ni a los cíclopes / ni al colérico Poseidón, / seres tales jamás hallarás en tu camino, / si tu pensar es elevado, si selecta / es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. / Ni a los lestrigones ni a los cíclopes / ni al salvaje Poseidón encontrarás, / si no los llevas dentro de tu alma, / si no los yergue tu alma ante ti. / Pide que el camino sea largo».
Para Kavafis, el viaje es lo que importa. La utopía de Ítaca es lo que da sentido a la vida… l
elCaribe,
elcaribe.com.do
Apuntes de infraestructura
De música y de renacuajos
pedro delgado malagón pedrodelgado8@gmail.com
Se ha planteado que son totalmente distintas las relaciones que guardan Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven con sus obras respectivas. Beethoven, ha dicho Karl Popper: “Había hecho de la música un instrumento de autoexpresión. En su desesperación, éste pudo haber sido para él el único modo de continuar viviendo”. Por la pureza de su corazón y su potencia dramática, Beethoven podía trabajar de una forma que era inadmisible para otros. “No podría haber un peligro mayor para la música —afirma Popper— que el intento de tomar las formas de Beethoven como ideal, o patrón, o modelo”. Bach, en el otro extremo, se olvida de sí en su obra: es un sirviente de la tarea creadora. Su personalidad, no cabe duda, está plasmada enteramente en su música: irremediablemente intacta en cada fuga o en cada preludio. Pero Bach no era consciente a veces, como lo era Beethoven, de que se expresaba a sí mismo e, incluso, de que derramaba en el pentagrama sus más recónditos humores. Así, al dictar instrucciones a sus alumnos, Bach decía: “Deben producir una armonía eufónica para la gloria de Dios y el lícito deleite del alma; y al igual que toda música, su ‘finis’ y causa final no debe ser nunca otra cosa sino la gloria de Dios y el solaz del alma. Si no se tiene en cuenta esto, no hay realmente música, sino un griterío y un estruendo infernal”.
Es obvio que la diferencia propuesta no es únicamente la que existe entre arte religioso y arte secular. Un oratorio dramático de Bach (‘La Pasión según San Mateo’, por ejemplo) origina sacudidas intensas y, de tal forma, por atracción, suscita emociones penetrantes; quizá más agudas aún que la ‘Misa en Re’ de Beethoven. No existe razón, es cierto, para dudar de que Bach tuviese también vigorosos sentimientos. Con frecuencia, Bach es insuperablemente dramático. Pero esos asombros conmovedores y los contrastes teatrales son raramente importantes en la estructura de su música. Por lo contrario, en Beethoven —recordemos su ‘Appassionata’— las oposiciones dinámicas son casi tan importantes como las antítesis armónicas.
De muchas y diversas maneras puede considerarse la relación entre la música y las emociones humanas. Una de las más antiguas teorías habla de la ‘divina inspiración’. En ‘Ion’, Platón consideraba que la inspiración artística era de origen divino y que se manifestaba en una divi-
na locura o en un divino delirio del poeta o el músico. El artista estaba poseído por un espíritu, aunque por un espíritu benigno.
Platón, ‘grosso modo’, afirmaba lo siguiente:
(1) Lo que el poeta o músico compone
no es obra propia, sino más bien un mensaje u orden de los dioses, especialmente de las Musas. El poeta o músico es sólo un instrumento mediante el cual las Musas hablan. Él no es más que el portavoz de un Dios y para probarlo, “la divinidad cantó a propósito la más bella de
las canciones a través del más mediocre de los poetas”.
(2) El artista poseído por un espíritu divino (ya cuando crea, ya cuando ejecuta) se torna frenético, esto es, emocionalmente sobreexcitado; y éste comunica su propio estado al auditorio por un proceso de resonancia emotiva (según Platón, comparable al magnetismo).
(3) Cuando el poeta o el ejecutante compone o recita se encuentra profundamente conmovido y poseído igualmente por el mensaje (que no sólo por el Dios) y las escenas que describe. Y la obra en sí, tanto como el encendido estado emocional del artista, induce emociones impetuosas en el auditorio.
(4) Será preciso distinguir entre una mera habilidad o destreza o ‘arte’, adquirido por entrenamiento o estudio, y la inspiración divina. Sólo esta última hace al poeta o al músico.
Si validamos la teoría de la inspiración y el delirio, pero sin aceptar su origen divino, arribamos a la inferencia de que el arte es autoexpresión o, más precisamente, autoinspiración y expresión y comunicación de emociones. En otras palabras, tocaríamos los límites de una teología sin Dios, dentro de la cual la esencia oculta y la naturaleza del artista reemplazan el lugar de la divinidad. En tal caso, el artista, digámoslo más claro, se inspira a sí mismo. Este es el campo de una teoría subjetivista de la creación artística —respaldada por Benedetto Croce y Robin George Collingwood— que define el arte como autoexpresión o la expresión de la personalidad del artista, o acaso la manifestación de sus emociones.
En el otro extremo, la teoría objetivista —basada parcialmente en el punto (3) de Platón en ‘Ion’, sobre la idea de que el artista y el auditorio están emocionalmente conmovidos “por la obra de arte en sí”, antes que por la resonancia simpatética del artista— propone que la poesía o la música son capaces de describir, pintar o dramatizar escenas que tienen significación emocional, y que incluso pueden representar o describir emociones como tales. La obra es, ‘per se’ la principal responsable de los arrebatos pasionales del músico, más bien que el caso contrario. Esta idea, que jugó un papel importante en el surgimiento de la ópera y el oratorio, constituía ciertamente una hipótesis aceptable para Bach y Mozart. De igual modo, la tesis objetivista de la creación musical parece perfectamente compatible con la teoría de Platón — expuesta en ‘La República’ y en ‘Las Leyes’— de que la música tiene el poder de provocar emociones y de calmarlas (como una canción de cuna), e incluso de formar el carácter de un individuo.
Ciertos tipos de música, pensaba Platón, hacen surgir en el hombre la cobardía o el valor. Lo convierten en un semidiós o en una bestia, en un gigante o en un enano, en una deidad o en un renacuajo. Platón, sólo Zeus lo sabrá, tal vez no exageraba.l
Johann Sebastian Bach (1685-1750). f.e.
Ludwig van Beethoven (1770-1827). f.e.
6 Cultura
La República Dominicana y su presencia en los organismos internacionales
Dr. Wilson Enriqu E G E nao
PROfESOR INvESTIGADOR DEl CENTRO DE ESTUDIOS CARIbEñOS WilsonGenao@pucmm.edu.do
la estabilidad macroeconómica y política y el desarrollo de una activa política exterior han sido factores que han impulsado la ampliación de las relaciones diplomáticas y la proyección de la República Dominicana a nivel internacional y en diversos organismos multilaterales.
la activa política exterior desarrollada en los últimos treinta años ha logrado sus frutos. Por ejemplo, entre 1996-2000 la República Dominicana logró incorporase o mantenerse en los Consejos Directivos de 27 organismos internacionales. De igual forma, en los años siguientes dirigió la presidencia pro tempore de diversos organismos de integración regional al que pertenece. Estuvo en la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños (CElAC) en el período 2016-2017. En el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) ha presidido tres veces la presidencia pro tempore: enerojunio 2014, enero-junio 2018 y julio-diciembre 2022. A su vez en el período 2020-2021 en medio de la pandemia del COvID-19 dirigió la presidencia pro tempore de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Precisamente en esa organización el país ha sido escogido para integrar diversos comités directivos relacionados con turismo sostenible, cooperación y movilización de recursos, reducción del riesgo de desastres, desarrollo del comercio y relaciones económicas externas, entre otros.
En el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en sus organismos especializados ha ido creciendo su presencia en puestos directivos. El 8 de junio de 2018 con el apoyo de 184 de los 193 países miembros de la ONU fue escogida la República Dominicana para el bienio 2019-2020 como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Un hecho importante en la historia del país, ya que a pesar de ser miembro fundador de la organización nunca había logrado ocupar un asiento en el órgano que tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacional.
la República Dominicana fue escogida para la vicepresidencia del 76º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, para el período 2021-2022; miembro del consejo del buró Internacional de Educación de la Unesco, período 2021-2025; del Consejo Intergubernamental del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de la Unesco, período 2021-2025; del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la biosfera (MAb) de la Unesco, período
53° Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA, 2023. Preside República Dominicana. Fuente: Página web de la OEA.
2021-2025; así como miembro del Consejo Intergubernamental del Programa de Gestión de Transformaciones Sociales (MOST) de la Unesco, 2021-2025 y miembro adjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 20212024. Anteriormente la República Dominicana había sido electa como miembro adjunto en los períodos 1999-2002 y 2014-2017, y como miembro titular en 2002-2005.
Otras posiciones logradas en el ámbito de organismos especializados son: Miembro de la Comisión de Población y Desarrollo de la ONU, para el período 20212024; del Comité del Programa y la Coordinación de la ONU, para el período 2021-2023; de la Comisión de Consolidación de la Paz (PbC) de la ONU, 20212024; de la Comisión de Prevención del Delito y la Justicia Penal de la ONU, 20222024; miembro de la Junta Ejecutiva de ONU-Mujeres, período 2022-2024; miembro de la Junta Ejecutiva de Onusida, 20222024 y miembro de la Comisión de Desarrollo Social de la ONU, 2022-2027.
También, el país fue electo para la presidencia del Consejo Directivo del fondo fiduciario para víctimas (ffbv) de la Corte Penal Internacional (CPI) en el período 2022-2026; miembro de la Junta Ejecutiva del fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (fIDA), 20222023 y en la presidencia de la Mesa de la (COP-8), de la Convención contra el Do-
paje en el Deporte de la Unesco para el período 2022-2023.
En la 112.ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo el país fue escogido como miembro titular del Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el período 2024-2027. Con 137 votos de 186 papeletas válidas ganó un puesto en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) para el período 2024-2026; miembro del Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para el período 2025-2027 y miembro de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer para el período 2026-2030.
En la Organización de Estados Americanos (OEA) ha tenido la responsabilidad de la Presidencia del Consejo Permanente en enero-marzo de 1997; julioseptiembre de 2005, enero-marzo de 2014 y octubre-diciembre de 2021. Además, ha logrado diversos cargos directivos en organismos especializados de la OEA, incluyendo la presidencia de la Junta Directiva de la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (AICD), del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI), para el período 2013-2014, 2014-2015 y 2016-2017; la presidencia del 53° Período de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en 2023; la presidencia del Equipo Técnico Subsi-
diario de Gestión Policial del Comité de Ministros de Seguridad de las Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA), 2025, entre otros puestos. El 3 de noviembre de 2023 recibió oficialmente la presidencia de la Cumbre de las Américas camino de la X Cumbre de las Américas, que se realizará en Punta Cana en diciembre de este año bajo el lema “Construyendo un hemisferio seguro, sostenible y de prosperidad compartida”. En un mundo cada vez más interdependiente y globalizado, hacer presencia en estos y otros organismos internacionales es importante para un país como República Dominicana cuya economía ha crecido rápidamente en comparación con el promedio latinoamericano durante los últimos 30 años. Esta presencia fortalece la posición diplomática del país, y puede ser un factor esencial para ampliar las relaciones diplomáticas y económicas, para la influencia en la toma de decisiones y evidentemente para fortalecer la posición e influencia regional del país. Estos espacios que ha ido logrando el país en los últimos treinta años (aquí solo mencioné algunos cargos) no solo acrecientan su visibilidad como un socio comprometido con el desarrollo sostenible y la seguridad, sino que también es una herramienta directa que facilita la defensa de los intereses nacionales en la arena internacional. l
Centro estudios caribeños. PUCMM.
elCaribe, Sábado 11 de octubre de 2025 elcaribe.com.do
Central de Datos
La desaparición de Thelma Frías: El misterio que atrapó a Venezuela y RD
Un secuestro mediático, una reclusión voluntaria y una trama de engaños
Thelma Frías Montalvo de Rodríguez, cónsul dominicana en Caracas, Venezuela, quien figuró en un escándalo internacional cuando se informó de su secuestro. ogm
sergia mer C ado smercado@elcaribe.comdo
apropósito de cumplirse el 54 aniversario de la desaparición de la cónsul dominicana en Caracas, Thelma Frías de Rodríguez, ocurrida el 30 de septiembre de 1971 y publicada el 1 de octubre de 1971, presentamos un repaso de este enigmático suceso que conmovió a la opinión pública, así como de la cobertura mediática que envolvió los días de incertidumbre sobre su presunto secuestro.
En las primeras planas de los periódicos del 1 de octubre de 1971, se reportaba el secuestro de la diplomática, quien se encontraba en el ejercicio de sus funciones en Venezuela. La noticia dominó los titulares, y se comenzó a especular sobre los detalles del caso, que rápidamente atrajo la atención internacional.
El millón de dólares y la amenaza de muerte
De acuerdo a la publicación de la portada, los familiares de la cónsul declararon que su situación económica era “cero”, lo que dificultaba enormemente la posibilidad de satisfacer la exorbitante suma exigida por los secuestradores de un millón de dólares. Ese monto marcaba un récord en los secuestros de esta naturaleza en América Latina. Dimas Frías, hermano de la diplomática, expresaba su temor por la vida de Thelma, y advirtió que la falta de pago podría ponerla en grave peligro.
El mismo 1 de octubre, la prensa informaba que un grupo denominado las Fuerzas Armadas de Liberación Nacio-
El vicecónsul de la República Dominicana en Caracas, Venezuela, Fausto Frías, consuela a María Teófila Montemar al enterarse del secuestro de su familiar, la cónsul Thelma Frías. ogm
nal (FALN) de Venezuela había reivindicado la autoría del secuestro, y Thelma se convertía en la primera víctima femenina de estas acciones en América Latina. En declaraciones de los familiares, se mencionaba que no se contaba con los recursos suficientes, por lo que se esperaba que los secuestradores consideraran un intercambio de prisioneros políticos como opción.
La situación se tornaba más grave con la amenaza de muerte que acompañaba la carta enviada por el grupo responsable. El mensaje, firmado por la unidad táctica “Rudas Mezones” de las FALN, exigía que la policía no fuera informada, bajo la pena de ejecutar a la cónsul. En la carta se especificaba que sólo el vicecónsul Fausto Frías, hijo adoptivo de la secuestrada, sería el único autorizado para tratar las negociaciones, sin intervención de las autoridades.
El contenido de la carta, encontrada por Ángel Castellanos, auxiliar del consulado, estaba mecanografiado en letras rojas y detallaba minuciosamente las condiciones para la entrega del rescate, que debía realizarse en billetes de 50, 20 y 10 dólares. Castellanos también recibió indicaciones de que otra carta, con instrucciones adicionales, se encontraría en la plaza Washington del Paraíso, en el sur de Caracas.
La policía investiga el caso
Las autoridades policiales venezolanas, por su parte, indicaron que estaban trabajando intensamente en el caso, pero que por razones de seguridad no podían ofrecer muchos detalles. El vocero oficial manifestó que las hipótesis que se barajaban incluían la posibilidad de que se tratara de un acto de extremistas de
Thelma Frías, poco después de su llegada al país el 4 de octubre de 1971, por el Aeropuerto Internacional de las Américas, ofrece declaraciones a la prensa. Frías declaró que “no estaba escondida”. ogm
izquierda o incluso de delincuentes comunes.
El 2 de octubre de 1971, el gobierno venezolano intensificaba la investigación, y señalaba al exiliado dominicano John Ávila como un posible involucrado en el caso. Ávila, conocido lugarteniente de Francisco Caamaño Deñó, era buscado por las autoridades. Sin embargo, fuentes oficiales de la República Dominicana afirmaron desconocer al mencionado “comandante”, aunque no descartaron que el nombre pudiera haber sido utilizado como una falsa identidad.
A lo largo de esos días, la policía venezolana realizaba un chequeo exhaustivo a los dominicanos residentes en el país. Además, se comenzó a hablar de la posible participación de extranjeros en el secuestro, en especial de aquellos vinculados a la figura de Ávila. Sin embargo, la policía guardaba cautela, indicando que era prematuro adelantar conclusiones.
El hallazgo de Thelma Frías: reclusión voluntaria y engaño
El 4 de octubre, la situación dio un giro inesperado cuando, tras días de incertidumbre, se confirmó que Thelma Frías había sido hallada en un apartamento en Caracas. La cónsul fue encontrada dormida, sin la ropa que llevaba al momento de su desaparición, en el inmueble de una pintora venezolana que había partido a México días antes. A pesar de las aparentes señales de secuestro, las autoridades comenzaron a sospechar que en realidad se trataba de una reclusión voluntaria.
El gobierno venezolano emitió un comunicado para anunciar que Thelma Frías había sido localizada en reclusión voluntaria y había sido trasladada para rendir declaraciones ante la policía. Las
versiones iniciales fueron desacreditadas, debido a que se reveló que la cónsul se encontraba en una especie de “autoencierro” y no había sido secuestrada como inicialmente se pensó.
La investigación fue dirigida por el director de la Policía Técnica Judicial (PTJ), Juan Martín Echeverría, y por el criminólogo venezolano Remberto Uzcátegui, quienes lograron esclarecer el hecho, tras varias detenciones relacionadas. En total, se conoció que más de diez personas fueron arrestadas, entre ellas varios dominicanos. Sin embargo, los nombres de los detenidos no fueron revelados.
El 5 de octubre, se produjo otro avance significativo, el arresto de Dimas Frías, hermano de la cónsul, bajo sospecha de su implicación en el supuesto secuestro. Según las autoridades, Thelma había identificado a Frank Adams, un periodista venezolano, como el principal responsable de idear el plan de secuestro. La cónsul acusó a Adams de ser el “cerebro intelectual” del complot y aseguró que él había sido engañado en el proceso.
Finalmente, el 6 de octubre, Frank Adams se entregó a la policía y admitió haber sido engañado por Thelma Frías. Aseguró que la cónsul había planeado el secuestro como parte de una especie de “show publicitario”. Según su testimonio, Frías quería crear un gran espectáculo para ganar atención, y utilizó a Adams como un peón en su juego. Este caso, que inicialmente causó gran conmoción y temor, terminó revelando una sorprendente trama de manipulación y engaño. La historia de la cónsul Thelma Frías de Rodríguez sigue siendo uno de los episodios más enigmáticos y comentados de la diplomacia dominicana en Venezuela. l
8 Cultura
crítica arte
lilian CarrasCo lilycarrascor@hotmail.com
Dos Calles, Espacio Creativo
“Siempre Salomé” es el título de la exposición que conmemora el 175 aniversario del natalicio de Salomé Ureña de Henríquez (1850–1897), poeta, educadora y patriota, precursora de la educación femenina y defensora temprana de los derechos de la mujer. A través de esta muestra, siete artistas dominicanas establecen un diálogo con su legado desde la sensibilidad contemporánea, evocando la fuerza de su palabra y su compromiso con la educación y la justicia social, en “Dos Calles, Espacio Creativo”, un nuevo destino cultural propuesto por la Fundación Conexión Lileón, en la intersección de Salomé Ureña y Hostos, en la Ciudad Colonial.
Se entrelazan así la pintura de la maestra Elsa Núñez, la instalación cerámica de Iris Pérez Romero, el dibujo y collage de Inés Tolentino, las ilustraciones de Iris de Mondesert, las fotografías de Guadalupe Casasnovas y Mayra Johnson, junto a la propuesta inmer-
siva “Palabras y silencio” de Lidia León. Además, se presenta la instalación “Lluvia de versos” de los alumnos de la Escuela de Arte y Diseño de Altos de Chavón: Ángel Mikael Lantigua Abreu, Agatha Porcher, Luisa Angélica Pichardo Rodríguez, Ashley Dumé, Ashley Grullón y Camila Febrillet.
La exposición integra también el audiovisual “Brilliant Minds: Salomé Ureña / Mentes Brillantes: Salomé Ureña”, producido, dirigido y escrito por Adriana Bosch, con el aval del Instituto de Estudios Dominicanos de CUNY.
Me honra participar como curadora de este proyecto, valoro la confianza de Lidia León, presidenta de la Fundación Conexión Lileón, y el apoyo de las arquitectas Rosanna Pons, Magaly Caba, Lourdes Saleme y de Yamilé Eusebio, directora ejecutiva. De manera especial, la dirección de Ylonka Nacidit-Perdomo, junto a María Teresa Ruiz de Catrain, Miguel Collado, Miguel D. Mena, Jaime Read Ortega y Elina Miranda, que integraron el equipo de investigación. Chavelly Torres Andújar se encargó del soporte documental; Raúl Morilla y su equipo de la museografía; Olga Valdez del diseño gráfico; Emmanuel Payano (PC Plan Creativo) de las impresiones; y Germán Montero del montaje. A todos los asesores y colaboradores que participaron en esta propuesta se les reconoce su profesionalismo y dedicación. l
crítica cine
EtzEl BáEz etzelbaez@gmail.com
Mad Max: Furia en el camino
¡Extravagancia cinematográfica! Aborda la libertad desde una visión de autosuficiencia, rechazo al Estado opresor y defensa de la propiedad frente a la redistribución forzada. Una sobredosis sensorial con acción construida en base a una narrativa clásica de persecución, tal cual los rudimentos del cine. Atrapa desde el inicio, primero por su fuerte energía e innovación en los detalles. Segundo, porque utiliza entidades subyacentes en nuestro imaginario: vehículos de época (antiguos) como personajes, maquillaje, caracterizaciones y tipos tradicionales del cine de aventuras de épicas guerras medievales tan populares hoy con Guerra de Tronos. En suma, todo está bien hilvanado como aquel filme de Indiana Jones. Por tanto, es una renovada experiencia cinematográfica basada en remakes de escenas de acción, populares reboots y relecturas narrativas tradicionales. A todo ese diseño narrativo se adiciona una espectacular edición al estilo videoclip, matizada por una vital banda sonora y música adosada a las acrobacias coreografiadas que tanto gustan y que en el filme tienen correspondencia escena amoral tras escena, donde los personajes tienen una conducta completamente amoral que muestra un
el libro vive
Frank núñEz fnunez01@gmail.com
desde mi ventana
El País Trinitario, de Rafael García Bidó
Econtexto social metamorfoseado que no requiere de explicación ni referentes para las acciones de los personajes, es decir, que antropológicamente no hay definición, principalmente porque es una historia atemporal. El ritmo es trepidante gracias a la composición y plasticidad de los ángulos de las tomas en amplios encuadres en contrapunto con acercamientos que tienden a generar ansiedad. ¿Trama? Brilla por su ausencia. Y no es para menos, pues de tenerla, mulliría el ritmo visual. Hay una justificación para mostrar esas magníficas secuencias de acción y es el tema del agua, su escasez y la lucha por el dominio de fuentes acuíferas. Esto nos muestra una elección narrativa bastante temeraria; no obstante, quizás por suerte y la inteligencia y habilidad de quienes actuaron en la edición y musicalización, salió bien lo que podía haber fallado, ya que pilló bastantes referentes y aparejó una simbiosis con recapitulaciones cinéticas simples y efectos digitales casi rudimentarios. Ubicar toda la acción en un desierto y dejar toda la acción alrededor de figuras deformadas en vehículos igualmente mostrados como Frankenstein sobre ruedas y meterle dos horas de explosiones sin tramas y subtramas específicas es insensato. Pero, por supuesto, está la mano de un maestro de ese tipo de cine que ya demostró lo que puede hacer casi sin dinero en su primera Mad Max, que filmó con apenas cien mil dólares. En Netflix con ese título. l
l nuevo pensamiento dominicano tiene en el poeta e investigador Rafael García Bidó uno de sus principales exponentes, con una visión renovada del acontecer histórico, cultural y espiritual de la dominicanidad. Tras la publicación de investigaciones sobre la sociedad aborigen antes de la colonización, el escritor petromacorisano acaba sacar de la imprenta su libro República Dominicana: El País Trinitario, en el que defiende la tesis de que el estilo de organización utilizado por los fundadores de la nación se origina en las raíces de lo que hemos sido como pueblo con características muy particulares. García Bidó demuestra que la “trinidad dominicana” se observa en la composición de tres razas fundamentales, negra, blanca y taína, como ya lo cantó hace tiempo Juan Luis Guerra. Refuerza el argumento resaltando las tres estatuas que se yerguen frente al Museo del Hombre Dominicano, del africano Sebastián Lembá, el español Fray Bartolomé de las Casas y del indígena Enriquillo. Para el autor, el país es trinitario con creencias populares en Alta Gracia, de origen español; Anaísa, africana y Atabey, aborigen. Los nombres de personas, objetos y lugares son energía, que, al abandonarse con la nueva civilización, dejan de tener efecto en los habitantes. “Los nombres propios taínos desaparecieron primero que los mismos taínos. A todo indio bautizado se le cambiaba el nombre”, comenta. Debieron transcurrir 300 años después del 1492 para que el romanticismo, con su teoría del “buen salvaje”, rescatara los nombres indígenas, hasta el punto de que, en el caso dominicano, los hijos volvieron a llamarse Ambiorix, Anacaona, Caonex, Caonabo, Cotubanamá, Guarina, Guarién, Guarionex, Guaroa, Guarocuya, Hatuey, Higuaniona, Mairení, Mayobanex, Onaney, Ozema y Quisqueya, entre muchos otros. En República Dominicana: El país Trinitario, se comprueba que en la etapa reciente tuvo tres padres de la política, Bosch, Peña y Balaguer. En lo religioso, el mulataje criollo practica el cristianismo en sus diferentes denominaciones, cultos de origen africano como el de Ogún Balenyó y originales como el olivorismo, de Olivorio Mateo, extendiendo así su condición trinitaria. l
santiago almada salmada@elcaribe.com.do
Tarzán y los indios
En las películas de nuestra infancia, Tarzán y los indios hablaban un español muy particular: “Indio matar carapálidas”, “asaltar diligencia, quedarse con el oro”, así, el verbo en infinitivo demostraba la ignorancia y la brutalidad de los “salvajes”. Tarzán, durante muchos años personificado por el nadador olímpico Johnny Weismüller, hablaba de manera parecida, pero también usaba gerundios: “Tarzán saliendo de caza y Jane quedando en choza”…
Estas formas verbales, que en realidad son verboides, comenzaron a aparecer hace unas décadas en las portadas de los periódicos, tal vez por su impacto, o quizá por la comodidad que significaba para el editor titular de esa manera: “Preparando el estadio para el gran evento”, “Proteger nuestra soberanía”, “Combatir la evasión fiscal”. En España se usaba el participio: “Aprobado el código de edificaciones”, acaso porque este verboide daba a la frase un sentido de acción ya terminada. Si tomáramos en cuenta que los periodistas (y toda personas que trabaja con la palabra en los medios) tienen que cursar estudios universitarios para ejercer su profesión, si entre las asignaturas que aprenden para obtener sus títulos figuran varias redacciones, estudios de gramática y en algunos casos semiótica, cuesta entender esta absoluta despreocupación por el buen uso de nuestro idioma castellano.
Es cierto que un título debe reunir determinadas características: concisión, claridad, impacto y, además, condensar el tema de la noticia, de ahí que lo que todo redactor tiene que tener en cuenta es que su trabajo es formar opinión pública, y su manera de escribir puede ser tomada como ejemplo por escolares y estudiantes de nivel medio, por eso no puede descuidar las normas elementales de la gramática y de la normativa.
Un párrafo aparte para el gerundio: tanto en los títulos como en el cuerpo del texto su uso y abuso revela desconocimiento del idioma, muchas veces aparece al principio de un concepto: “Analizando el tema…” lo que da lugar a aclaraciones que se expresan en series de gerundios, que afean el texto… “Analizando el tema, comprendiendo los casos y explicando brevemente…” Es hora de escribir mejor, es necesario dejar de imitar a Tarzán y a los indios de las películas… l
El papel de la literatura en la sociedad
Carlos Mesa Matos Especial para elCaribe
la literatura ha sido, durante mucho tiempo, tema de debate; desde sus definiciones, dadas por diferentes figuras de distintas maneras, hasta el papel que juega en la sociedad. La literatura ha estado presente desde tiempos inmemoriales y ha sido parte fundamental de lo que somos hoy en día como sociedad. Pero: ¿cómo ha influido la literatura en la sociedad y cómo la sociedad ha transformado la literatura?
La literatura surge a partir de la necesidad de comunicar, de contar historias y de hacer que esas narraciones se mantuvieran vivas: primero de manera oral, cuando pasaban de generación en generación, hasta la consolidación de la escritura, lo que la hizo inmortal. Partiendo de esto, puedo decir que la literatura nace desde que nos fuimos formando como sociedad y no ha sido más que una representación de esta. Surge de nuestras propias vivencias y experiencias, a veces contadas tal cual y otras veces inspirando relatos cargados de retazos de realidad. En consecuencia, no existe forma de desligar la literatura de la sociedad, ya que constituye, en sí misma, una proyección de lo que somos.
Ahora bien, tratando de responder a la pregunta “¿cómo ha influido la literatura en la sociedad?”, podría decir que, desde sus inicios, ha moldeado el pensamiento colectivo: ha inculcado creencias, preserva datos históricos, divulga información y es parte fundamental de aspectos como el ocio y la educación. En esta línea, Octavio Paz (1956) plantea que la literatura constituye una manifestación esencial de la vida humana y de las estructuras sociales que la rodean, lo que refuerza la idea de que no puede desligarse de la sociedad.
Lo que somos como sociedad depende mucho de nuestra manera de pensar y de nuestra perspectiva colectiva, y la literatura es, precisamente, una forma de expresión capaz de calar muy profundo en nuestras mentes y de cambiar nuestro modo de ver la vida. Por esta razón, los medios de comunicación siempre han sido una de las herramientas más poderosas de cualquier autoridad. La literatura está muy presente en ellos, ya que, a través de estos, los escritores han tenido la oportunidad de compartir sus pensamientos, perspectivas y críticas; y, por medio de ello, la sociedad ha podido reflexionar sobre diversos temas, esté o no de acuerdo con la postura del autor.
De hecho, a través de los medios también se han difundido pensamientos y movimientos revolucionarios que han provocado cambios de gran magnitud en el ente social. En este sentido, Vargas Llosa (1990) entiende la literatura como una forma de resistencia frente a la realidad, un modo de cuestionarla y oponerse a ella. De este modo, la literatura ha tenido el poder de dejar su huella, siendo par-
te de la historia y preservándola.
Asimismo, la literatura ha influido en la sociedad en el ámbito educativo, pues ha sido una herramienta fundamental para fomentar el pensamiento crítico, conocer la historia y diferentes culturas, así como para desarrollar habilidades de análisis y reflexión sobre diversos temas. De igual forma, la literatura ha sido, desde siempre, fuente de entretenimiento, lo cual también define una sociedad. A través de las obras literarias, las personas han podido escapar de su realidad, sumergiéndose en mundos ficticios y de la mano de personajes que, muchas veces, logran tocar una fibra muy sensible de los lectores. Esto provoca mayor empatía, al descubrir que cada personaje tiene su propia personalidad moldeada por sus vivencias y experiencias. Ello nos lleva a extrapolarlo a la vida real, donde tenemos que aceptar que estamos rodeados de personas completamente distintas, entendiendo que, de igual modo, cada una tiene su propia historia. Una vez
más, la literatura influye en nuestras mentes, y nuestra manera de pensar es lo que nos forja como sociedad.
En consecuencia, podemos afirmar que la literatura ha impactado a la sociedad a través de aspectos tan importantes como los medios de comunicación, la educación y las obras literarias. Ha sido un agente transformador que representa a la sociedad, pues no es más que un relato constante de lo que vamos viviendo, de lo que no debemos olvidar y de lo que queremos lograr como sociedad. En cuanto a la influencia de la sociedad en la transformación de la literatura a lo largo del tiempo, se puede decir que la literatura ha cambiado porque la sociedad también lo ha hecho. Ha sido y siempre será una expresión de lo que experimenta la humanidad y de todo lo que nos rodea. Por lo tanto, según la sociedad se va transformando, así lo hace la literatura.
Quisiera concluir diciendo que la literatura, en sus amplias manifestaciones,
ha sido una herramienta de cambios, educación, inspiración y expresión que, con su valor cultural, rasgos estéticos y universalidad, ha tenido un impacto innegable en lo que somos como sociedad hoy en día. Al mismo tiempo, la sociedad ha sido para la literatura esa fuente inagotable de recursos que la dotan de dinamismo, versatilidad y un sinnúmero de posibilidades que trascienden nuestra propia imaginación. Como señaló Martí (1891) en Nuestra América, la literatura puede entenderse como la voz cultural de una nación, capaz de expresar su identidad y aspiraciones colectivas.
Referencias
Paz, O. (1956). El arco y la lira. Fondo de Cultura Económica.
Vargas Llosa, M. (1990). La verdad de las mentiras. Seix Barral.
Martí, J. (1891). Nuestra América. La Revista Ilustrada de Nueva York l
Los escritores y los poetas son también hacedores de cultura. F.e.
Poemas de Cherlie Rivage
Valentín a maro
Especial para elCaribe
nuestra invitada de esta semana en “Espejo de tinta” es Cherlie Rivage de la República de Haití. Es poeta y licenciada en lingüística por la Universidad Estatal de Haití. Actualmente cursa una licenciatura en Informática, con especialización en Ciencia de Datos, en la Universidad de Quebec en Trois-Rivières. Su pasión por la poesía la llevó a fundar en 2020 Banquet Poétique, una estructura a través de la cual organizó y dirigió el festival de poesía Les Rendez-Vous de la Poésie Contemporaine. En 2024, obtuvo el segundo premio del concurso de poesía Zone Campus por su poema “Mi poema es una mujer”, seguido en 2025 de una primera mención especial en el mismo concurso por su poema “La llegada”. Ha publicado dos libros de poesía: Mots d’Ailes (2015) y Kadans (2021).
Los poemas de Cherlie Rivage, revelan una voz poética profundamente humana que indaga sobre el amor, la identidad, el exilio y la memoria como ejes de una misma búsqueda interior. En ellos se percibe la tensión entre lo íntimo y lo social, entre el deseo de libertad y las restricciones impuestas por la cultura, la religión o la historia. La palabra se convierte en un espacio de confrontación y de reconstrucción, donde el cuerpo, la ciudad y el lenguaje se funden para expresar tanto el dolor de la pérdida como la fuerza de la esperanza. A través de una sensibilidad que oscila entre lo erótico, lo espiritual y lo existencial, se afirma la posibilidad de amar, crear y renacer en medio del silencio, la distancia o la ruina.
MI POEMA ES UNA MUJER
Caminaste desnuda en mis sueños y desde entonces todo se volvió prohibido. Estela de palabras vacilantes para diseminar nuestros gestos de amor.
Frente a un mundo de ojos desviados ignorante del arte de amar estamos destinadas a ser libres libres de amarnos, simplemente. Amarte es el más bello acto que puedo cumplir en mi vida nada más importa.
Te amo más allá de los prohibidos pues dos poemas del mismo sexo no podían estar juntas, dicen y eso me basta una vez… y, sin embargo, te quiero aún.
Eres un poema vivo, de principio a fin ya no necesito versos ni poesía porque te tengo a ti, mi amor. Llegará el día en que los transeúntes recogerán nuestros besos arrojados en el camino verán que llevo tu marca mi alma arrodillada a tus pies. Tus pies, mis únicos y verdaderos puntos de referencia las plazas públicas, testigos de nuestra unión
cómplices de nuestras alegrías. Te amaré en nombre de todas las catedrales tú, mi Cruz mi rosario mi adorable pecado y cien mil más.
Caminaste en mis sueños, desnuda y desde entonces la sexualidad se volvió un arcoíris natural, sin sexo, sin nombre, sin país. Sin cultura, sin color, sin rostro. Sí, caminaste en mis sueños, desnuda desde entonces aprendí a ocultarlo todo desde las fisuras de luna hasta tu risa libre y joven. Que escondí bajo mis brazos para que la tormenta de lo prohibido no se la llevara para que tú y yo pudiéramos amarnos hasta en el silencio dormido de las palabras.
LA LLEGADA
Para la ciudad de Trois-Rivières que me acogió
En el azul de tus ojos el destello de un poema por nacer. Aquella mañana miré la ciudad como quien se sumerge en la mirada de un recién nacido, en busca de la inocencia.
Entre el azul de sus ojos y el frío de su gran vacío pienso en mi país, en mis hermanos y hermanas violentados por tantas desgracias innombrables. Era un primero de enero. Llegué a esta ciudad como se va hacia un sacerdote, cargada de pecados. Ella me tendió sus largos brazos
para quien sabe manejar lengua de dolor. El amor no es más que cortejo de duelos. A falta de versos en ruina comparto muertos. Azul acre del borde cortado el gesto en dos para pies que no conocieron rutas mal abrazadas. Aún dos gotas agua de tus caderas itinerarios sin retorno he aquí que soy un muerto vivo a falta de versos en ruina.
IV
Cuerpos moribundos en el asfalto helado. Cielo de árboles ¿por qué la estación corta nuestros brazos?
Refugio de aves extraviadas, vivir, un soplo fugaz, el exiliado, silencio de brasa.
V
A cada año nuevo catedrales humanas la sangre por sermón. No conocemos más que un solo lenguaje: el de la ruina. Bajo las cenizas de arcilla las sombras toman forma y el mar calla.
VI
como para darme una revelación. Paseé mis dedos por su cabellera me contó la historia de las Primeras Naciones
el olor cálido de las danzas prohibidas. Rápidamente abracé su inocencia en la urgencia de un cuerpo a cuerpo el alba azul de nuestros cuerpos fríos caminando tomados de la mano. Nuestros gestos arrojados en la confianza del día reinventaron soles con sabor a éxtasis y acunaron nuestros vacíos en el insomnio de cada calle.
Envuelvo en su silencio la gramática de otras ciudades y desposo sus locuras en el encanto de los grandes caminos. Callo mis tachaduras por esta ciudad.
Cuerpo abierto abrazo su frío sus largas calles desnudas me arrastran a las estaciones por pasos que se suicidan. …un sol efímero en collar de amarguras arrastra su rayo glacial por las líneas de mi mano para quemar el abecedario del día en la errancia de las horas perdidas. Otros poemas
III
No tengo manos sino memorias para quien sabe arrojar su corazón al vacío la caída no es más que ilusión. No tengo manos sino poemas
¿Cómo hacer juventud cuando el desgaste de los días gravita en nuestros dedos?
Cada grieta que nos une buscamos la luz bajo la piel del tiempo. Recuerdos frágiles danzan entre las edades. ¿Qué queda de las promesas pétalos sembrados de miradas desaparecidos de nuestros sueños? Un camino se abre en otra parte pasos perdidos en caída libre robados por hombres en un torbellino fértil de risas.
VII
Solo por caminos cargados de besos suspendidos encuentro al fin la senda hacia ti. En el torbellino de nuestras furias, he disimulado nuestras almas para escapar de la tormenta de las malas lenguas.
Tomamos el amor como una llave secreta, nos amamos en el silencio de los burdeles bajo el velo sagrado de los muros ciegos. Intercambiaremos tantos besos que la tierra se volverá un mar pesado de celos cargando sobre los hombros de los solitarios sin refugio. Ya no conoceré la melancolía de las almas rotas y entonces, en el resplandor de nuestro amor volverá Cristo como promesa de luz al final del crepúsculo. el vértigo en en el conteo de nuestros besos. l
El futuro del repertorio clásico dominicano
Andrés Tov A r
Especial para elCaribe
El repertorio de música académica que se programa en República Dominicana en 2025 sigue respondiendo, en gran medida, a una clásica tensión entre tradición e innovación. El peso del canon romántico –con compositores como Tchaikovsky, Brahms, Dvořák y Beethoven– en los programas locales continúa siendo abrumador. Sin embargo, se perciben ligeros movimientos hacia nuevas zonas estéticas: incursiones más frecuentes en la música de cámara del siglo XX, tímidas apariciones de obras contemporáneas y una creciente presencia del repertorio latinoamericano, aunque casi siempre en el marco de efemérides o ciclos temáticos.
La Orquesta Sinfónica Nacional, eje institucional de la vida orquestal del país, ha mantenido una línea artística sólida, aunque todavía algo conservadora. El maestro José Antonio Molina, al frente de su podio, ha equilibrado con habilidad los grandes títulos del canon sinfónico con obras del siglo XX. Iniciativas como las impulsadas por la Fundación Sinfonía o Amigos del Teatro Nacional también refuerzan este equilibrio con repertorios que combinan grandes obras del pasado con nombres reconocibles de la escena contemporánea. Mientras que otros más “mainstream”, como el maestro Amaury Sánchez, aportan los guiños al público masivo con suites cinematográficas o programas populares.
Pero, a medida que el país se consolida como el “emergente hub” de la música académica en Centroamérica y el Caribe y las nuevas generaciones se acercan a los conciertos sinfónicos, emerge una nueva sensibilidad en mirar el core de nuestro repertorio. Las instituciones arriba mencionadas y los que asistimos regularmente a los conciertos vemos un alentador crecimiento del público menor de 40 años en las últimas temporadas. Un hecho que llama a pensar en una programación que no solo respete los cánones tradicionales del repertorio universal, sino que también explore zonas de renovación estética, accesibilidad emocional y diversidad cultural.
Dominio del romanticismo, tímidos contemporáneos
La revisión de los programas de conciertos ofrecidos en el país entre 2023 y 2025 confirma un predominio del repertorio romántico y post-romántico. Obras de Dvorak, Brahms, Strauss y Tchaikovski aparecen con regularidad, junto a un bloque clásico habitual de Mozart y Beethoven, todos ya asimilados dentro de una visión “conservadora” de lo moderno. (El penúltimo concierto de la Temporada Sinfónica introdujo a Bela Bartok, lo cual fue una sorpresa para los asistentes regulares).
Por el contrario, compositores vivos o del último medio siglo ocupan poco espacio, según datos recopilados a partir de los programas. Esta tendencia, lejos de ser exclusiva de República Dominicana, se replica en buena parte de Latinoamérica. Pero la necesidad de reimaginar la programación clásica se ha vuelto urgente en escenarios globales, los grandes escenarios (Les Arts, Liceu, Met, por solo decir tres) se están, literalmente, “rompiendo la cabeza” en la ampliación, modernización y consolidación de su repertorio, con la finalidad de dar respuesta a los tres de los grandes paradigmas del terreno clásico, ¿cómo atraer al público de relevo?, ¿cómo balancear tradición con representación? y ¿cómo expandir el repertorio sin perder público ni apoyo institucional?
Otros esfuerzos que hay que saludar son los que corresponden a instituciones como Sinfonía y Amigos del Teatro Nacional que, mediante sus convenios, han asumido iniciativas clave como la promoción de reinterpretaciones escénicas (óperas semimontadas, conciertos con multimedia, que completa la creciente labor de la OSN en su política de apertura a colaboraciones con artistas de otras disciplinas para atraer nuevos públicos.
¿Y el repertorio latinoamericano y dominicano? Otra de las discusiones más relevantes que se abren para el futuro de la programación clásica en República Dominicana es la visibilidad del repertorio latinoamericano y local. Aunque autores como Ginastera o Villa-Lobos han aparecido ocasionalmente en las temporadas, su presencia aún es poca.
En el caso dominicano, por su parte, hay mucho de donde alimentar. Obras como las de Bienvenido Bustamante, Margarita Luna de Espaillat o Rafael Solano (en su faceta sinfónica) han sido escasamente interpretadas, con la excepción de eventos conmemorativos o festivales específicos.
No obstante, hay un camino se empieza a labrar. El maestro Molina, al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional, ha equilibrado con habilidad los grandes títulos del canon sinfónico con obras locales, tanto con obras de su autoría como de Ramón Antonio –Papa- Molina (aún se recuerda con gozo las “Tres Imágenes
ConCierto Sentido
La odisea de Dudamel
GFolclóricas” ovacionadas en la Temporada Sinfónica de este año), por solo mencionar dos. Asimismo, solistas dominicanos formados en el extranjero —como Nathalie Peña-Comas, Aisha Syed, Edgar Pantoja o Elioenai Medina— han mostrado especial interés en incluir obras del país como de compositores vivos en sus presentaciones. Esta tendencia es clave para diversificar los programas y para insertar la música dominicana en circuitos internacionales.
Ciertamente, hay que dejar sentado que los factores administrativos, presupuestarios y de gestión cultural, especialmente cuando se trata de fundaciones, instituciones públicas o eventos con financiamiento mixto, son elementos influyentes en las decisiones artísticas. También reflejan las preferencias —y prejuicios— del público: se percibe una mayor respuesta en taquilla cuando se anuncia un Requiem de Mozart que una obra de un compositor local contemporáneo.
Un horizonte posible
Así el panorama, la programación clásica en República Dominicana se encuentra en un momento bisagra: si bien persiste la fuerza del canon, también se abre una ventana para diversificar las propuestas y proyectar un repertorio más representativo de la época y el país. Para lograrlo, se requiere una política musical nacional, estable y sostenida, con mecanismos de incentivo, articulación interinstitucional y participación activa de los creadores.
La actual alianza entre instituciones tiene la oportunidad y la capacidad de dar lugar a una planificación de repertorio que supere la lógica de la programación año a año, y avance hacia una visión cultural de largo plazo. Pero también es necesario también incorporar herramientas de investigación, diálogo con el público y más acompañamiento pedagógico. Solo así la música clásica podrá conectarse con las transformaciones del siglo XXI, sin perder su profundidad estética ni su legado.
El futuro del repertorio está abierto, pero su dirección dependerá de las decisiones que se tomen hoy. l
ustavo Dudamel aumenta constantemente sus compromisos con la Filarmónica de Nueva York, que cuenta los días para que el venezolano asuma su cargo como director musical y artístico (formalmente, en la segunda mitad del 2026). No obstante, ya abrió la temporada de la Filarmónica en septiembre cuando dirigió un concierto junto a Yunchan Lim, que interpretó el Tercer Concierto de Bartók, y un segundo programa igualmente denso intelectualmente, que incluyó la inmortal Quinta de Beethoven y la Primera de John Corigliano, una respuesta conmovedora a la epidemia del sida. Amen de su conocida energía en escena, una de las características que más cautivan de Dudamel es, precisamente, ese nivel de experimentación densa que, cuando se lo propone, “parte cabezas”. Y la última muestra de ello es Odyssey (agosto, 2025), disco lanzado en celebración del reciente 50 aniversario del Sistema de Orquestas venezolano y que, premeditadamente o no, logra ese propósito. El álbum solo contiene tres piezas, de las que destaca “Odisea: Concerto for Venezuelan Cuatro and Orchestra” de Gonzalo Grau, con la participación del virtuosísimo cuatrista Jorge Glem. Los críticos han señalado que el programa puede ser “demasiado intenso” -algunos encuentran excesivo el volumen y abrumadores los pasajes más tranquilos- mientras que otros elogian, precisamente, esa intensidad emocional y la pasión.
Puedes tomar alguna de estas dos posiciones tras su escucha (yo me inscribo en la segunda). Lo que no podrás negar es que es una muestra de la capacidad de experimentación de Dudamel que puede llegar a convertir tus emociones en una verdadera ‘odisea’ sonora. l
El Coro Nacional Dominicano celebró sus 70 años con el Réquiem de Mozart . f.e.
A ndrés T ov A r
EDITOR DIGITAL
12 Cultura
Derek Walcott en Santo Domingo
Marino Berigüete Poeta m.beriguete@gmail.com
Siempre he sentido que la mar no habla: respira. Desde niño he querido descifrar esa respiración, escuchar en el rumor de sus olas un idioma diferente al de los hombres. No lo digo como metáfora, sino como herencia. Yo nací frente a la mar Caribe, donde el horizonte no tiene fin y el viento escribe su evangelio sobre el agua. Desde entonces supe que mi relación con ella no sería pasajera ni turística. Sería íntima, como una raíz que no se ve, pero sostiene todo.
La mar fue la primera voz que oí antes que las de los maestros, antes que las de los libros. En su oleaje aprendí el ritmo antes que la palabra, la música antes que la razón. Por eso, cada vez que un escritor se atreve a escribir sobre la mar, lo sigo como quien sigue a un hermano secreto, a alguien que también aprendió a pensar con el rumor del agua.
Hace muchos años alguien me dijo: “Si quieres escuchar el mar en su lengua verdadera, lee a Derek Walcott.”
No recuerdo su rostro, pero su advertencia quedó flotando en mi memoria como una boya luminosa.
Busqué ese nombre como quien busca una isla perdida. Fui de librería en librería, pero el libro no aparecía. Era como si el mar mismo me ocultara su oráculo, probando mi paciencia. Pasaron años hasta que hablando con el poeta Basilio Belliard con esa calma de los que saben, me dijo: “Yo lo tengo, te lo presto.” Y así fue como Omeros llegó a mis manos. Lo abrí y sentí que sostenía un fragmento de coral arrancado del fondo del océano.
Tardé dos años en devolverlo. No por descuido, sino porque aquel libro no se dejaba cerrar. Omeros no era un libro: era una marea. Iba y venía, regresaba a mí en los sueños, en las madrugadas, en el olor a sal de mi propia memoria. Era un rito. En sus páginas el Caribe dejaba de ser turístico para volverse destino, no paisaje sino herida. Allí la mar no era un fondo azul: era un personaje, un dios silencioso que contenía a los hombres, sus barcas, sus voces, sus muertos. Ya me lo había dicho en Barahona Diablo Viejo, el pescador que me contaba historias de mares.
Comprendí entonces que la mar que siempre había amado no era inocente. Que bajo su rumor dormían gritos, cadenas, oraciones. Que la espuma que acaricia las playas guarda también el llanto de los desterrados, el eco de los látigos, la tristeza de los dioses ahogados. Wal-
cott lo sabía. Por eso su poesía no inventaba: recordaba. No adornaba: rescataba. Su palabra era una restitución.
En Omeros el Caribe se volvía una épica de los olvidados. Héctor y Aquiles ya no eran guerreros de Grecia, sino pescadores de nuestras islas. Helena no era la reina de Troya, sino una mujer del pueblo, con la piel encendida de sol y de sal. Los héroes antiguos caminaban por las playas de Santa Lucía y Punta Cana con las redes al hombro y el cansancio del día. Y no era un artificio: era una revelación. Comprendí que nuestras islas también merecen la dignidad del mito.
Mientras leía, el horizonte de mi infancia volvía a mí. Recordé la mar de Barahona, su olor a algas, su luz mineral. Había en él una enseñanza que solo ahora entiendo: que el Caribe es una herida que canta. Su belleza no se explica sin su dolor. En el ritmo de sus olas vive la memoria de los barcos negreros, de las rebeliones ahogadas, de los dioses que se hundieron con sus pueblos.
Vi una fotografía de Walcott con el poeta León Félix Batista en Santo Domingo.
Tenía la mirada distante de quien oye un oleaje que los demás no escuchan. Me contaron que hablaba poco, casi nada, y entendí que su silencio era fidelidad.
¿Para qué hablar cuando la mar ya lo ha dicho todo? ¿Qué palabra humana puede añadir algo al rumor de las olas? Tal
vez el verdadero poeta no es el que pronuncia, sino el que calla para que hablen los elementos.
Walcott fue un hombre hecho de fracturas. En su sangre convivían Europa y África, el inglés y el criollo, la herida y la reconciliación. En otros, esa mezcla habría sido condena. En él fue fuerza.
Porque entendió que la identidad no se elige: se asume. Y que la poesía puede ser un puente entre mundos que la historia separó.
En cada verso suyo parecía querer soldar un continente roto, curar con palabras las cicatrices del látigo y del desarraigo.
Leerlo fue escuchar al Caribe en trance. Cada página de Omeros respiraba como un arrecife. Las olas repetían los hexámetros de Homero, pero con acento isleño. Las redes secándose al sol eran escudos de guerreros; las mujeres que trenzaban su cabello eran diosas de una nueva mitología.
Y entonces comprendí: el Caribe no es eco de nada. Es origen. Es centro. Es universo.
Cuando terminé de leerlo, tuve la sensación de no haber cruzado páginas sino archipiélagos. No era yo quien había leído a Walcott: era él quien había leído en mí. Su mar era el mío, sus islas eran las mías, su memoria era la mía.
A veces pienso que el Caribe entero es un poema disperso: cada isla un verso,
cada puerto una metáfora, cada corriente una estrofa que avanza. Walcott lo entendió antes que nadie.
Por eso su obra no describe: revela. No retrata el paisaje: lo escucha. En sus poemas, la mar no es decorado ni fondo, sino voz.
Recuerdo el instante en que cerré Omeros.
Las olas golpeaban frente a mi casa en White Sands en Punta Cana y el sol bajaba despacio sobre el agua. Sentí que algo en mí había cambiado. Ya no podía mirar la mar sin oír en él las voces de los que ya no están. Esa es la verdadera herencia de Walcott: devolvernos la memoria del agua.
Su obra me enseñó que el Caribe no es periferia ni sombra de ningún imperio. Que en cada isla hay un universo. Que el mestizaje, lejos de ser una fractura, es una promesa. Y que la poesía puede ser un modo de reconciliación entre lo que somos y lo que fuimos.
Me gusta imaginar que Walcott no murió. Que se disolvió en las aguas y que ahora cada ola lleva su respiración. Cuando el viento sopla desde el este y la mar cambia de color, creo escuchar su voz: una voz hecha de viento y de tiempo, de rumor y de claridad. No está en los retratos ni en los discursos. Está en la sal. Está en la espuma. Está en la sombra que pasa sobre el agua.
Dicen que la mar no tiene memoria. Yo creo lo contrario: guarda todas las memorias, solo que habla en otro idioma. Y cada poeta que nace frente a él debe aprenderlo, como quien aprende una oración en el colegio.
Hoy, cuando miro el horizonte, siento que la mar sigue hablándome con la voz de Derek Walcott. Una voz que no impone, sino que recuerda. Que no enseña, sino que despierta. Que nos dice que la poesía no se escribe para decorar el mundo, sino para escucharlo.
A veces pienso que, si Walcott hubiera nacido en otro lugar, habría sido otro hombre.
Pero el Caribe lo eligió para decir su verdad. Lo eligió para demostrar que la mezcla también es una forma de pureza, que de la herida puede nacer la música, que del dolor puede surgir la belleza. Y yo, que también nací frente a la mar del sur de mi país, siento que su destino y el mío están unidos por esa misma respiración. Porque la mar no solo inspira: exige. Nos llama a mirar más hondo, a escuchar más lejos. En cada ola hay un relato; en cada corriente, una historia; en cada silencio, una plegaria.
No sé si alguna vez volveré a leer Omeros desde el principio. Tal vez no haga falta.
Ese libro no se termina: se habita. Se lee como quien viaja. Se recuerda como quien regresa de una travesía.
La mar seguirá rompiendo en olas. Seguirá diciendo lo que nosotros no podemos decir.
Y mientras haya alguien que la escuche, seguirá viva la voz de Derek Walcott: la voz del Caribe, la voz de la historia, la voz del agua que recuerda. l
13 Cultura
novela por entregas
Sombras de Argel
BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA
ESPECiAL PArA elCaribe
Capítulo III – Conspiraciones y fugas La vida de cautivo en Argel estaba marcada p.or una extraña rutina: la espera. Días interminables que parecían no avanzar, medidos por el sonido de las cadenas, por las oraciones del muecín, por el hambre y la incertidumbre. Para muchos prisioneros, la única esperanza era el rescate, un precio elevado que rara vez se reunía a tiempo. Pero para Miguel de Cervantes, la esperanza se cifraba en la fuga. Desde el inicio de su cautiverio comenzó a trazar en secreto planes que, una y otra vez, se verían frustrados. Era un hombre de acción, aún joven, y su espíritu no se conformaba con aguardar la caridad de frailes o familiares. En sus ojos ardía la obstinación de quien prefiere arriesgarlo todo a permanecer sumiso.
El primer intento surgió casi de inmediato, en complicidad con otros cautivos que habían reunido unas monedas para sobornar a guardias. Un pequeño barco los esperaba en la costa, oculto entre rocas. La noche elegida, Cervantes alentó a sus compañeros con palabras de esperanza, pero al llegar al punto de encuentro encontraron a los corsarios aguardando: la delación había hecho su trabajo. Fueron apresados y devueltos a la mazmorra, donde recibieron azotes. Miguel cargó con la culpa, convencido de que su liderazgo había atraído la atención, pero también se ganó el respeto de quienes vieron en él un hombre dispuesto a sacrificarse.
El segundo plan fue más audaz: un túnel cavado con paciencia bajo los cimientos de la casa donde se hallaban prisioneros. Durante semanas trabajaron en silencio, ocultando la tierra entre las pajas de sus lechos. Estaban ya a punto de alcanzar la calle cuando un movimiento imprudente delató el hueco y el guardián descubrió la salida. Otra vez los sueños se derrumbaron bajo la severidad de Dalí Mamí. Sin embargo, y de modo sorprendente, no ordenó su ejecución. Quizá por respeto, quizá por cálculo, el corsario decidió mantenerlo con vida.
El tercer intento fue casi legendario. Cervantes había contactado con un renegado dispuesto a proveer una embarcación. Juntó a más de sesenta cautivos en una arriesgada conspiración: todos escaparían juntos, atravesando la costa hasta el punto convenido. Fue un plan grandioso, tan ambicioso que parecía destinado a fracasar. Y así fue: descubiertos antes de embarcar, la mayoría fueron castigados con crueldad. Miguel, señalado como instigador, se ofreció para cargar con la responsabilidad total, alegando que los demás habían sido engañados. Este gesto, inusual en un mundo donde cada cual buscaba salvarse, impresionó tanto a sus captores que, una vez más, conservaron su vida.
El cuarto y último intento de fuga fue quizá el más desgarrador. Habían logra-
do comunicarse con un navío cristiano que rondaba la costa, dispuesto a recogerlos. El plan era simple y desesperado: alcanzar la playa de noche, embarcar en secreto y huir hacia Mallorca. Todo parecía marchar bien hasta que, a último momento, una patrulla corsaria interceptó a los fugitivos. En el caos, Cervantes fue apresado de nuevo. Esta vez sí parecía que la sentencia sería la muerte, pues la ley era clara: el cautivo que huía debía ser ejecutado. Pero Dalí Mamí, en un gesto incomprensible, intercedió a su favor. Alegó que un hombre como aquel, tan obstinado y valiente, valía más vivo que muerto. Y así, de nuevo, Cervantes se salvó.
En esos años de intentos y fracasos, Miguel no solo se convirtió en referente entre los cautivos, sino que tejió una red de amistades y complicidades. Conversaba con mercaderes que traían noticias de España, con judíos que hablaban en secreto de rescates posibles, con renegados que oscilaban entre la traición y la nostalgia de su antigua fe. Cada diálogo era un aprendizaje. Descubrió los matices de la condición humana: la cobardía del que delata para salvar su piel, la lealtad del que comparte su pan, la resignación del que reza y nada más espera.
Su fama de líder creció entre los prisioneros. Algunos lo llamaban temerario, otros visionario, pero todos coincidían en que en sus palabras había una fuerza que mantenía encendida la llama de la libertad. Su figura se alzaba como un símbolo en medio del infortunio: un hombre que no se resignaba, que arrastraba a otros con su obstinación.
Y, sin embargo, tras cada fracaso, el peso de la derrota se hacía más hondo. Las noches eran largas, y en ellas Cervantes meditaba en silencio sobre su destino. No podía saber que aún le aguardaba un rescate providencial, pero sí intuía que aquel cautiverio estaba marcando su vida de modo irreversible. Las historias de traición, valentía y esperanza que veía
a su alrededor se incrustaban en su memoria como cicatrices invisibles. Fue en ese estado de ánimo —mezcla de desesperanza y tenacidad— cuando ocurrió algo que no había previsto: un encuentro que no se hallaba en los planes de fuga ni en las cartas de rescate. Una mirada femenina, una conversación inesperada, una vida que se cruzaba con la suya. Y esa nueva circunstancia, más poderosa que las cadenas, cambiaría el sentido de su cautiverio.
Capítulo IV – El encuentro con Aixa La tarde caía lentamente sobre Argel. El sol, al hundirse tras la línea del mar, encendía las murallas con un resplandor rojizo. En el barrio cercano al puerto, Cervantes caminaba acompañado de un guardia, gozando de una de aquellas concesiones extrañas que Dalí Mamí le otorgaba: poder recorrer ciertas calles, hablar con mercaderes, respirar por unas horas un aire distinto al de la mazmorra.
En uno de esos paseos se produjo el encuentro. Fue en el zoco de las especias, donde el aire estaba cargado de aromas dulces y picantes, y el murmullo de las lenguas se mezclaba como en un tejido infinito. Entre los puestos atestados, una joven de velo ligero discutía con un comerciante sobre el precio de la canela. Su voz, firme y musical, llamó la atención de Cervantes antes que su rostro. Cuando alzó la mirada, lo vio: unos ojos oscuros, encendidos, que se cruzaron con los suyos en un destello fugaz.
El guardia lo apremió a seguir, pero aquella visión no lo abandonó en toda la jornada. Días después, volvió a verla, esta vez en compañía de un anciano de barba blanca y porte grave. Preguntó discretamente a un intérprete y supo que era hija de un renegado, un cristiano aragonés que, tras convertirse al islam, había hecho fortuna en Argel como comerciante. Su nombre, le dijeron, era Aixa. El azar —o lo que en el cautiverio se vive como milagro— quiso que Cervan-
tes tuviera ocasión de hablar con ella. Fue en un patio interior, donde los cautivos realizaban pequeños trabajos bajo la supervisión de mercaderes. Aixa había acudido con su padre para negociar unas telas. Mientras el anciano discutía precios, la joven se acercó, movida por una curiosidad difícil de ocultar.
—Dicen que fuiste soldado en Lepanto —dijo en un castellano casi impecable, apenas teñido de acento extraño—. Que luchaste contra los turcos.
Cervantes, sorprendido por su audacia, respondió con un leve asentimiento. —Lo fui. Y lo sigo siendo en espíritu, aunque las cadenas digan lo contrario.
Ella sonrió apenas, con una chispa de complicidad. Ese instante, breve y secreto, bastó para abrir un umbral. En los días siguientes, con disimulo y cautela, volvieron a encontrarse. Aixa tenía la libertad de moverse por la ciudad, y encontró modos de coincidir con él en mercados, patios y callejuelas. Al principio eran intercambios rápidos: una pregunta, una respuesta, un gesto. Poco a poco, esas migajas se convirtieron en diálogos.
Cervantes descubrió en ella una inteligencia aguda, una curiosidad por el mundo que trascendía las murallas de Argel. Aixa, a su vez, veía en aquel prisionero algo más que un cautivo: un hombre que había conocido la guerra, el dolor, la derrota, pero que conservaba una dignidad indomable. Había en sus palabras una fuerza que la atraía, como si en él ardiera una llama que en la ciudad parecía extinguida.
Los encuentros se tornaron más arriesgados. Hubo noches en que, aprovechando el descuido de los guardias, Cervantes se escabulló hasta un jardín oculto tras la casa del renegado. Allí, bajo las palmeras, conversaban en voz baja, compartiendo confidencias que ningún otro debía escuchar. El riesgo era inmenso: si eran descubiertos, a él lo esperaba la ejecución, y a ella la deshonra o el castigo familiar. Pero la pasión no entiende de prudencia.
Aixa hablaba de sus contradicciones: hija de un cristiano convertido, se sentía dividida entre dos mundos. Cervantes, prisionero en tierra ajena, le confesaba sus sueños de libertad y su temor de morir lejos de España. En esa vulnerabilidad compartida nació un afecto que pronto se transformó en amor. Cuando al fin se rozaron las manos, cuando los labios se encontraron en un primer beso tembloroso, ambos comprendieron que habían cruzado una frontera más peligrosa que todas las murallas de Argel. Ya no se trataba de cautiverio o libertad, sino de una unión clandestina que desafiaba tanto a la ley de los hombres como a la voluntad del destino. Así comenzó la historia secreta de Cervantes y Aixa: un amor en la sombra, en los intersticios del cautiverio, en medio de conspiraciones y fugas fallidas. Un amor que habría de darle sentido a su dolor, y al mismo tiempo añadirle una carga más pesada que las cadenas. l
Lidia León
arQuItecta Y FuNdadora de coNeXIÓN LILeÓN Y deL ProYecto doS caLLeS, eSPacIo creatIVo
Con motivo del 175 aniversario del natalicio de Salomé Ureña se presenta la exposición “Siempre Salomé”, una muestra que rinde homenaje a una mujer valiente, culta, patriota, poeta, docente, hija, madre y precursora de la educación femenina. “La vida de Salomé fue
breve (1850–1897), pero intensa. En apenas 47 años manifestó amor y pasión por su entorno y su comunidad, y lo hizo con propósito, compromiso y valentía, desafiando las normas establecidas a través de la educación”, expresó Lidia León, arquitecta, artista y funda-
dora de Conexión LiLeón, plataforma de la cual surge “Dos Calles, Espacio Creativo”. Este enclave cultural, colectivo y colaborativo busca que artistas y estudiantes se integren con la comunidad en general para seguir contribuyendo al desarrollo del arte y la cultura.
“Me siento orgullosa de que Salomé Ureña haya nacido en nuestra tierra”
maría e. pérez roque
foto: fuente externa
l ¿Cómo nace la idea de Dos Calles, Espacio Creativo y qué motivación personal y colectiva la impulsó a hacer este homenaje a Salomé Ureña?
l Dos Calles surge de la necesidad de abrir un espacio colectivo, colaborativo y creativo donde artistas, estudiantes y la comunidad en general encuentren un lugar para seguir contribuyendo al desarrollo de la cultura, la identidad dominicana y universal. La propiedad de la Fundación Conexión LiLeón está ubicada entre dos calles que llevan los nombres de dos figuras del siglo XIX, fundamentales para la educación universal: Salomé Ureña y Eugenio María de Hostos. Decidimos inaugurar “Dos Calles, Espacio Creativo” celebrando los 175 años del natalicio de Salomé Ureña con la exposición Siempre Salomé. Esta muestra rinde homenaje a una mujer valiente, culta, patriota, poeta, docente, hija y madre. Gracias a la inspiración de artistas consagradas se presentan obras inéditas que dialogan con su vida, su poesía y su carácter junto con reflexiones de estudiantes de la Escuela de Arte y Diseño de Altos de Chavón, y de la Escuela Nacional de Artes Visuales, quienes respondieron a la pregunta: ¿Cómo veo a Salomé? Más adelante, queremos dedicar un proyecto a la figura de Eugenio María de Hostos.
l ¿Qué conexiones encontró entre su propia práctica artística y la vida y obra de Salomé?
l La vida de Salomé fue breve (1850–1897), pero intensa. En apenas 46 años manifestó amor y pasión por su entorno y por su comunidad, y lo hizo con propósito, compromiso y valentía, desafiando las normas establecidas a través de la educación. Desearía ver reflejado en mí el espíritu de Salomé. Desde mi óptica, es la figura femenina de mayor trascendencia en la tradición literaria. Me siento orgullosa y privilegiada de que haya nacido en nuestra tierra, y de que nos haya legado la posibilidad de educarnos, de abrirnos al conocimiento y de buscar la superación individual y colectiva. Prefiero que sean otros quienes identifiquen si existe alguna conexión entre mi trabajo como artista y la esencia de Salomé. Para mí, ella es sobre to-
Lidia León considera que “Salomé debería ocupar un lugar central como referente de pensamiento, educación y creación artística”.
Inauguración
decidimos inaugurar “dos calles, espacio creativo” celebrando los 175 años del natalicio de Salomé ureña con la exposición Siempre Salomé”.
Mujer y símbolo
esta muestra invita a la reflexión y busca conectar con el público y permitirle reconocer en la poeta no solo a un símbolo histórico, sino a una mujer profundamente humana”.
do un faro, una estrella que me inspira a seguir adelante, incluso en las dificultades. El 175 aniversario de su nacimiento es una ocasión propicia para volver a ponerla en diálogo con las nuevas generaciones y reconocer que su voz sigue siendo profundamente actual. En medio de tantas distracciones del presente, necesitamos mantener vivos los referentes que reafirman valores que no pasan de moda.
l ¿Cómo se seleccionaron las artistas contemporáneas que participan y qué aportes específicos hacen a la reinterpretación de Salomé?
l La selección de las artistas fue un proceso muy orgánico. Sin proponérselo, Siempre Salomé reunió a siete creadoras: la gran maestra Elsa Núñez, Iris Pérez, Inés Tolentino, Iris de Mondesert, Guadalupe Casasnovas, Mayra Johnson y Lidia León. Cada una aporta una mirada singular: algunas desde la palabra, otras desde lo emocional, la memoria o la materialidad. Juntas proponen una lectura plural que expande y actualiza la presencia de Salomé. Visitar la exposición es una ex-
periencia sensorial que invita a la reflexión y busca conectar con el público, permitiéndole reconocer en la poeta no solo a un símbolo histórico, sino a una mujer profundamente humana. El título “Dos Calles” sugiere cruce, encuentro, tránsito. ¿Cómo dialogan las calles Salomé y Hostos con las expresiones contemporáneas? Son calles cargadas de historia que se encuentran e invitan a detenerse y reflexionar. Allí se cruzan las memorias de dos grandes pensadores caribeños con las voces actuales de artistas que siguen trabajando en torno a la identidad, la libertad y el sentido de pertenencia.
l Salomé fue maestra, poetisa y pionera, ¿cuál de sus facetas resuena más con usted y con el espíritu de este proyecto?
l Resuena especialmente su faceta de maestra y formadora, porque la educación es la base de todo cambio. Pero también su voz poética, porque el arte es otra forma de educar, de sembrar inquietudes. Ambas dimensiones están presentes en este proyecto: enseñar y conmover.
l ¿Cómo podemos leer hoy la obra de Salomé en clave contemporánea?
l La exposición Siempre Salomé busca mostrar la vigencia de la poeta, la madre y la ciudadana, recordando su llamado a la acción y al pensamiento crítico. Sus versos escritos hace más de un siglo, nos hablan todavía de identidad, libertad y justicia. Salomé debería ocupar un lugar central como referente de pensamiento, educación y creación artística. Tenemos la oportunidad de encarnar más sus valores. Proyectos como este procuran reactivar su legado, devolverle vigencia y situarlo en el corazón de nuestra memoria cultural.
l Desde su presidencia, ¿cómo entiende la misión de la fundación en proyectos como este?
l La misión de la Fundación es crear conexiones: entre arte y comunidad, entre pasado y presente, entre lo local y lo global. Este proyecto materializa esa misión al enlazar la memoria de una figura fundacional con la creatividad contemporánea y la participación ciudadana. Dos Calles encarna esa filosofía al ser un espacio abierto, colectivo y en constante transformación. Creemos en el arte como herramienta de diálogo y de impacto social, y este espacio físico convierte a la comunidad en protagonista. l